¿Por qué se festeja a María Reina de los Apóstoles antes de Pentecostés?
Tras el Concilio de Éfeso, en el año 431, se comenzó a atribuir a la Virgen María el título de Reina.
En proximidad a la fiesta de Pentecostés, la Iglesia Católica celebra a María Reina de los Apóstoles, precisamente porque ella siempre ha estado estrechamente vinculada a los discípulos del Señor, y por ello, no es de extrañar que en la letanía del Rosario se le llame, entre otros títulos, Reina de los Apóstoles.
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Sin embargo, la Iglesia Ortodoxa, a pesar de su cercanía con la Iglesia de Roma, no le confiere a la Virgen este título, aunque coinciden en que ella estaba en total cercanía con los discípulos más cercanos a Jesús.
María, madre de la Iglesia
Jesús, en una de las siete palabras que pronunció en la cruz, (Juan 19, 26) le dijo a Juan, quien estaba al lado de la Virgen María: “-Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego le dijo al discípulo: -Ahí tienes a tu madre”, y desde aquel momento, el discípulo se hizo cargo de la Virgen y se fueron a vivir a Éfeso, hoy Turquía.
Luego, el día de Pentecostés, María seguramente se encontraba con los discípulos en el cenáculo, aunque el libro de los Hechos no la menciona explícitamente, aunque el texto menciona que “todos los creyentes se encontraban reunidos en un mismo lugar”, de allí que también se le refiera a Ella como Madre de la Iglesia.
Un argumento a favor de que la Virgen se encontraba con los apóstoles en el cenáculo lo menciona el libro de los Hechos: “Todos ellos se reunían siempre para orar con María, su Madre, y con otras mujeres.”
Otro importante pasaje bíblico refiere a la dormición de la Virgen María, que es un dogma de fe proclamado por el Papa Pío XII el 1 de noviembre de 1950, y que se refiere a que “Ella fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste”.
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María y los apóstoles
La tradición señala que, cuando María estaba a punto de abandonar este mundo, todos los apóstoles, a excepción de Santiago el Mayor y de Tomás,que se encontraba en India, se congregaron en Jerusalén para acompañarla en sus últimos momentos, y depositaron su cuerpo en un sepulcro.
A los pocos días, cuando Tomás se incorporó al grupo, insistió en ver el cuerpo de la Virgen, y encontraron la tumba vacía. Esta narración nos lleva a afirmar la cercanía de todos los apóstoles con la Virgen María.
Dicho sea de paso, la Catedral Metropolitana de México y otros importantes templos, están dedicados a la asunción de la Virgen María a los cielos.
Desde el siglo V, casi en el mismo tiempo en el que el Concilio de Éfeso en el año 431 proclamaba a la Virgen “Madre de Dios”, se comienza a atribuir a María el título de Reina, y en las letanías Laurentanas, cuyo origen nos remonta al año 1500 en el santuario de Loreto, se ve asociado el título de Reina de los Ángeles, de los Profetas y de los Apóstoles, entre otros.
Finalmente, en el libro del Apocalipsis (12, 1), la Virgen María es descrita como una Reina que porta una corona de 12 estrellas sobre su cabeza, haciendo alusión a los 12 Apóstoles de Jesús.