Por qué la caridad es más que sólo regalar dinero
El tiempo de Cuaresma nos da la gran oportunidad de expresar en formas concretas nuestro amor a los demás.
El tiempo de Cuaresma es una invitación a practicar la caridad, palabra que nos remite de inmediato al desprendimiento del dinero o bienes materiales para beneficio de una persona carente. Sin embargo, este tipo de dádivas son sólo el primer escalón de lo que significa ser caritativo, asegura el padre Enrique Maldonado, presidente de Cáritas Arquidiócesis de México, quien explica que hay otros niveles de caridad.
Para que la caridad rinda frutos no debe quedarse en lo provisional; requiere de compromiso y donación por parte de la gente; por eso, Cáritas ha agrupado a voluntarios que puedan darse a esta tarea. “Así, hemos podido trabajar sobre un segundo nivel de caridad -refiere- que no puede limitarse a este tiempo litúrgico: la promoción social, que es ayudar a la persona a superarse en su ser más íntimo, a descubrir sus capacidades, lo que implica ofrecerle educación, transmitirle valores y acompañar su crecimiento interior”.
El padre Maldonado explica que existe un tercer nivel: ayudar al necesitado a lograr su autosustentabilidad, es decir, a salir adelante por sí mismo, dándole capacitación para conseguir un trabajo o emprender un pequeño negocio, y buscar la manera de que se inserte en una dinámica útil en la sociedad.
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Todos pueden realizar una labor caritativa útil en este tiempo de Cuaresma, aunque no formen parte de una red de apoyo. “Un 98 % de quienes piden dinero –afirma–, en realidad necesitan algo más importante, lo cual se puede descubrir si uno entra en diálogo con ellos; muchos dejaron sus hogares por problemas familiares, y necesitan ser escuchados, aconsejados y ayudados para rehacer su mundo en familia”.
Pero no sólo quienes piden dinero están ávidos de caridad, señala: “Hay enfermos en hospitales que necesitan compañía. Y no hay que ir tan lejos, en nuestra colonia hay personas solas, vecinos incómodos, jóvenes que están a punto de caer en el vicio, quienes se sentirían felices de que alguien les invitara un café, un refresco, y les dedicara un poco de su tiempo”.