¿Por qué es especial la cocina de Cuaresma?
La cocina de Cuaresma requiere de inventiva para crear platillos suculentos y con poco presupuesto.
Cuando la fe se mete hasta la cocina tenemos resultados sorprendentes. Si bien la Cuaresma es preparación para vivir a profundidad el misterio de Cristo, muerto y resucitado, eso no es obstáculo para que el ayuno y la abstinencia se vivan aprovechando la riqueza e imaginación de pueblos y siglos.
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Frutos de la tierra y el mar
En efecto, con el paso de los años y con la inventiva gastronómica que por doquier se esparce –como dijo el poeta- “como el santo olor de la panadería”, ya en conventos o en rancherías, en ambientes urbanos o en fondas populares, ha florecido una gama de platillos que conservan la sencillez y sabrosura de los frutos de la tierra y del mar, que nos ayudan a cumplir un precepto de la Iglesia, al tiempo que nos nutrimos y deleitamos.
Si la abstinencia de carne o el ayuno, que pide la Iglesia como signo penitencial, nos ayudan a pensar en Dios y a socorrer a los más necesitado, la destreza e imaginación de nuestras abuelitas, concretada en guisos “de vigilia” nos han ayudado a combinar la riqueza de un precepto y la exquisitez de lo simple.
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Es verdad: en la cocina cuaresmeña conviven habas, queso, papa, ejotes, lo mismo que gualumbos, charales, huauzontles, nopales, hongos y todo lo que la generosidad de Dios nos da.
Platillos económicos
Y para comer “como Él manda” y la Iglesia Católica nos propone, no hace falta cansar el bolsillo en comprar mariscos exóticos o en manjares que se encarecen por ocasión; la variada propuesta comercial que hacen vendedores de pescado, incluye el seco y el salado, el ahumado y el enlatado, y una lista interminable como el mar de donde provienen: lisa, bagre, curbina, pargo, jurel, lebrancha y cazón, entre otros muchos.
Por ahora ni me atrevo a plantear siquiera una pequeña lista a fin de no provocar más el antojo.
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Al infantil recuerdo que conservo de Don Chuy, taquero jalisciense que los viernes de Cuaresma no abría su puesto por nada del mundo, se une la constatación de restaurantes, merenderos y cantinas que ofrecen “menú de Cuaresma” y rescatan así la tradición y el precepto, sin mermar el gusto por los alimentos nutritivos.
Una tradición que se hereda
Seguramente tendrás en tu haber alguna receta de Cuaresma muy propia, heredada de madres a hijas, o tal vez la habrás inventado y nos la podrás compartir; sea un camino u otro, nunca dejes de compartir tu alimento con quien más lo necesita, que –finalmente- ahí está el auténtico sentido del ayuno y la abstinencia.
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