Reloj de la Catedral de México se ajustó por última vez tras 26 años
Después de más 26 años, el reloj de la Catedral Metropolitana se ajustó por última vez para empatarse con “el reloj de Dios”.
“La hora de Dios” llegó a la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México para permanecer y no volverse a modificar durante los próximos años, luego de que el Congreso de la Unión derogara la aplicación del Horario de Verano en el país.
Después de más de 26 años, éste sábado 29 de octubre, alrededor de las 6 de la tarde, fue la última ocasión en que el reloj de la Catedral Metropolitana se ajustó en su hora de manera manual y a través de la pequeña puerta que se ubica casi al centro de su carátula, Hilario Aguirre se asomó para aplicar el ajuste.
Así, el proceso manual que se realizaba desde el 6 de abril de 1996 para ajustar las manecillas de este reloj, llegó a su fin, y ya no se volverá a ver a nadie asomándose dos veces al año para hacer los cambios que el Horario de Verano demandaban.
Uno de los relojes más antiguos
Ubicado en la parte superior de la entrada principal de la Catedral de México, justo sobre el águila imperial que majestuosa extiende sus alas, se encuentra este reloj considerado como uno de los más antiguos de la Ciudad de México.
El primero fue colocado en la dicha edificación en 1698. Posteriormente fue reemplazado en dos ocasiones, la primera en 1807 por uno elaborado por la fábrica Rangel, y la segunda ocasión en 1905, cuando se colocó el actual de origen alemán y al cual se le tiene que dar cuerda una vez a la quincena, por un protocolo establecido por el Gobierno de la Ciudad de México, que además es el que autoriza quién puede acceder al interior del reloj.
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Debido a su historia y a su ubicación en la zona centro de la capital del país, por mucho tiempo se le consideró como el reloj de la hora oficial, a tal grado que algunos medios de comunicación llegaron a utilizarlo como referencia.
El proceso que normalmente se seguía para ajustarlo a finales de octubre al horario convencional, esto es retrasarlo una hora, simplemente era suspender el funcionamiento del reloj exactamente por una hora, ya que debido a las características de su mecanismo no es posible de hacer ese procedimiento de manera manual.
A las 17:45 horas don Hilario inició el proceso para ajustar por última ocasión el reloj a la hora convencional. Sin embargo, en esta ocasión, por única vez, adelantó las manecillas dándole en total once vueltas a fin de que marcaran las 16:55 horas en el momento en que concluyó el procedimiento.
Esto es, que aplicó el ajuste que se hacía normalmente el primer domingo de abril de cada año, como ocurrió por última vez el 3 de abril pasado, cuando se implementó lo que será el último Horario de Verano, cuando para adelantarlo le daba una sola vuelta a las manecillas.
¿Quién habló del “Reloj de Dios?
El pasado 5 de julio, al anunciar por primera ocasión la intención del Gobierno Federal de desaparecer el Horario de Verano, el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, señaló que era recomendable regresar al “reloj de Dios”, ya que las diferencias de tiempo entre el reloj social y el biológico desafían la salud.
“Cada vez más los estudios muestran que las diferencias de tiempo entre el reloj social y el biológico desafían la salud y la llegan a alterar, por lo que si queremos salud no debemos luchar contra nuestro reloj biológico”, explicó.
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“Lo recomendable”, subrayó Alcocer Varela en conferencia de prensa en Palacio Nacional, “es volver al horario estándar que es cuando la hora del reloj solar coincide con la hora del reloj social, el reloj de Dios”.
Así, la tarde de este sábado 29 de octubre, después de 26 años y seis meses, don Hilario, encargado del mantenimiento y funcionamiento del reloj de la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, ajustó por última ocasión su mecanismo para que a primera hora de este domingo 30 estuviera empatado con “el reloj de Dios”.