¿El demonio puede provocar los celos?
Los celos son un sentimiento natural en un noviazgo cristiano y en el Matrimonio, pero pueden convertirse en obsesión y eso no es nada bueno.
Los celos obsesivos pueden destruir relaciones, ¿es el demonio quien está detrás de estos? ¡Te lo decimos!
El corazón humano está hecho para amar, y cuando encuentra a otra persona, que para ella es un bien, en su corazón se generará un impulso de amor que, si no es correctamente conducido, puede convertir este sentimiento sublime en un sentimiento desordenado, capaz de transformarse en celos y obsesión.
El amor: ¿Qué es y qué no es?
El amor que una persona siente por otra se puede desordenar hasta acaparar todas sus fuerzas, todas sus energías y sus emociones, todo su universo vital. Esto no es positivo, el verdadero amor no es obsesivo, no es posesivo, no es dependiente. Un amor verdadero no busca poseer a las personas como si fueran objetos, y tampoco debe generar el fenómeno enfermizo y patológico de los celos.
El amor tiene una dimensión espiritual porque todos tenemos una capacidad de amar que brota de nuestra libertad y de nuestro espíritu, y también de la fuerza del Espíritu Santo.
Justamente la gracia de Dios nos hace capaces de poder amar con una fuerza sobrenatural, para que nuestro amor no solamente no sea posesivo ni dependiente, sino que sea un amor verdaderamente desinteresado, de entrega y donación al otro, donde la persona amada y uno mismo puedan crecer en el amor, en la confianza, sin los celos.
Sigue al P. Andrés Esteban López en su sección Confesiones de un Exorcista, cada 15 días.
¿Por qué el demonio está detrás de los celos obsesivos?
Detrás de estos sentimientos indeseables puede estar el maligno, quien tiene el objetivo de tentarnos para transformar nuestras relaciones de amistad y de amor en relaciones negativas, destructivas, egoístas y posesivas.
¿Cómo curar los celos obsesivos para tener relaciones sanas?
Para resistir a estas tentaciones, los católicos tenemos un arma muy poderosa: recurrir a la fuerza de la gracia del Espíritu Santo y seguir el ejemplo que nos dio Jesús.
Cristo no vino a ser servido, sino a servir, y manifestó por todos los hombres un amor perfecto y desinteresado, no un amor posesivo, sino un amor que conquista con la verdad, que conquista con la entrega de sí mismo.
*Exorcista de la Arquidiócesis de México.
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