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¿Comprar piratería es pecado? Un sacerdote responde

Muchos fieles compran piratería para disfrutar de materiales culturales o educativos sin saber que están cayendo en una falta, pero ¿qué tan grave es esta falta?

13 abril, 2023
¿Comprar piratería es pecado? Un sacerdote responde
Muchas personas compran piratería sin conocer las implicaciones morales / Foto: Especial

Quiero saber si comprar piratería es pecado

La pregunta: Soy de Tijuana. Quería hacerle una pregunta, pues necesito respuestas que me traigan consuelo y paz a mi alma que ahorita se encuentra en conflicto debido a razones de ética y moral. Yo confieso ante usted que durante muchos años por motivos de educación, economía y también dificultad de acceso a materiales de aprendizaje descargué música, videos, películas, libros pdf y software para mi aprendizaje y trabajo laboral. Recientemente me enteré que es un pecado hacer eso cuando no se compra al creador original, incluso ver una serie o película en un sitio que no es plataforma de streaming donde sea legal ver los contenidos.

Sé que lo correcto es borrar todo lo que he descargado, lo estoy haciendo, pero a mi corazón le duele hacer lo correcto y no sé por qué sucede, es lo correcto y no se por qué se siente así. ¿Será debido a que aunque es lo correcto, se siente así debido a que pierdo muchas oportunidades de aprendizaje y acceso a distintos materiales a los que no tendría acceso por vías legales de derechos de autor y también por lo monetario? Y si la página que es gratis no esta dañando el DMCA (El Acta de Derechos de Autor en el Milenio Digital) al estar poniendo gratis a disposición de usuarios películas, series y libros, entonces ¿no hay pecado alguno? No quiero pecar ni cometer delitos, sólo quiero aprender aún más para cultivar mis dones, talentos e inteligencia como pide el Señor, como lo dice en su parábola de los talentos. Espero paciente su respuesta.

Respuesta del Padre Eduardo Hayen sobre si la piratería es pecado

Gracias por compartir tu inquietud. Lo primero que debo decirte es que la vida cristiana no es un mero obedecer reglas y mandamientos, como si Dios nos pusiera leyes desde el exterior que nos pueden hacer sentir tristes u oprimidos. Vivir así –obedeciendo sólo porque tenemos que obedecer– sería un rigorismo moral, o moralismo.

La vida cristiana es, ante todo, el encuentro cotidiano con Cristo para ser felices. El Catecismo de la Iglesia, en su tercera parte, pone un nombre muy bello a toda la cuestión moral de la Iglesia. La llama “La vida en Cristo”. Jesús nos ofrece su Espíritu para que vivamos en sus leyes. Cristo quiere vivir en ti y en mí, para que lleguemos a decir con san Pablo: “Ya no soy yo quien vive, sino Cristo que vive en mí” (Gal 2,20).

Los mandamientos no son únicamente leyes dadas por un juez que vienen desde el exterior, sino que brotan también en el corazón del hombre. Dios los puso en nuestro interior para que, viviéndolos, podamos llegar a ser plenamente hombres y felices. En los mandamientos está nuestra felicidad, nuestra santidad y, finalmente, el Cielo.

La Iglesia reconoce el derecho a la propiedad privada así como la dimensión universal de los bienes de la tierra, incluidos los bienes culturales. Pero también reconoce que es necesaria una compensación por el esfuerzo personal y colectivo de sus creadores con una justa recompensa, del mismo modo que el intercambio de bienes materiales se realiza a través de retribuciones económicas.

Si tú no sabías que la piratería no era pecado y bajaste ese material, puede ser que no haya culpa, simplemente porque no lo sabías bien, o no lo sabías del todo. Tu conciencia no estaba bien formada. Ahora te has dado cuenta de que la piratería es un robo y el séptimo mandamiento dice “no robarás”.

Puede ser que cumplir el mandamiento pueda en este momento costarte esfuerzo. Por eso te pones triste. Te has dado cuenta de que la piratería es un pecado, y que para disfrutar de ciertos materiales culturales, educativos o herramientas de trabajo como programas de software que se ofrecen por internet, hay que pagar por ellos. Es lo justo. Asegúrate que los sitios web que disponen estos materiales no violan derechos de autor.

Si Dios te dice “no robarás” y “no codiciarás los bienes ajenos” es porque robar es un daño para ti y para la vida social. Es más fácil elegir caminos que nos hacen daño porque preferimos lo más cómodo, lo más fácil y así vivimos en la ley del menor esfuerzo.

Sin embargo, Jesús dice: “Entren por la puerta estrecha, porque es ancha la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que van por ahí” (Mt 7,13). Es decir, Jesús nos invita a ir por el camino arduo de la virtud.

Muchos católicos incurren en piratería por tener una laxa conciencia moral y por desconocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia. Seguir a Cristo puede ser difícil al principio, pero tú te darás cuenta de que, en la medida en que crece nuestra relación con Él –amor que se cultiva en la escucha de su Palabra y en la oración– el camino de la vida se vuelve más fácil porque vamos creciendo en nuestra libertad. Entonces hacer el bien y evitar el mal ya no nos cuesta tanto, sino que nos da alegría y gozo.

Nuestra existencia debe estar apoyada en los mandamientos –la ley– y, sobre todo, la gracia –el amor de Dios en el alma–. Así podremos vivir una vida cristiana equilibrada. Un saludo cordial y un abrazo.

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*Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.

Sigue al padre Eduardo Hayen en Twitter: @padrehayen

Artículo publicado originalmente en su blog: blogdelpadrehayen.blogspot.mx



Autor

Ordenado sacerdote para la Diócesis de Ciudad Juárez, México, el 8 de diciembre de 2000, tiene una licenciatura en Ciencias de la Comunicación (ITESM 1986). Estudió teología en Roma en la Universidad Pontificia Regina Apostolorum y en el Instituto Juan Pablo II para Estudios del Matrimonio y la Familia. Actualmente es párroco de la Catedral de Ciudad Juárez, pertenece a los Caballeros de Colón y dirige el periódico www.presencia.digital