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Adicciones: 4 consejos de un experto para enfrentarlas en familia

La adicción de una persona no sólo la afecta a ella sino a todo su núcleo familiar y no es fácil sanar y conseguir una rehabilitación exitosa. Pero, ¿cómo podemos enfrentar las adicciones en familia? 

Consultado por Desde la fe, el especialista Óscar Joe Rivas, Psicólogo Clínico y Doctor en Neurociencia Clínica, explicó que, para tratar una adicción, es fundamental comprender las complejas y profundas raíces de este comportamiento dañino, que muchas veces se remonta a un trauma generado durante la infancia del enfermo. 

“El tratamiento de una adicción debe enfatizar la importancia de entender sus complejas y profundas raíces, el rol del trauma en las experiencias adversas infantiles”.

“Pero, sobre todo, que el camino para salir de una adicción involucra una mirada compasiva, integrada e informada, que pueda estar integrada con la espiritualidad de la familia, que le permitirá tener un peso trascendente que le permita sanar profundamente el trauma que vive y salir de ese comportamiento adictivo”, explicó y recomendó tomar en cuenta 4 puntos fundamentales para enfrentar las adicciones en familia.

¿Cómo enfrentar las adicciones en familia?

1. Reconocer la falta de poder sobre la adicción

La adicción -explicó el doctor Rivas- es una enfermedad, no es una decisión ni una falta de carácter o una falta de voluntad. En sí misma, la adicción no es un vicio moral o una ausencia de una virtud. 

Decirle a una persona adicta frases como ‘es que te falta voluntad’ o ‘no quieres tomar la decisión’, no estamos abordando el problema de forma adecuada, al menos desde la neurociencia. Lo que necesitamos es que la persona comprenda y reconozca que hay toda una serie de factores neuroquímicos, psicológicos, que le impiden salir de esta adicción. 

2. Abordar el dolor emocional

Es necesario tratar las adicciones con un enfoque en el trauma, no en la sustancia adictiva, en la sobriedad o en una metodología que mantiene a la persona cambiando su comportamiento. 

La adicción es un intento de resolver un problema más profundo, es un síntoma de que la persona adicta está intentando resolver un conflicto interior, en el mundo síquico de la persona desde hace muchos años. Muchas veces viene desde la primera infancia y en muchos casos este problema o este dolor es el trauma. Todas las adicciones tienen su raíz en un tipo de trauma.

3. Ver a los adictos con una mirada compasiva.

Más allá de la criminalización o la estigmatización. Mientras que los abordajes convencionales casi siempre involucran medidas punitivas, de estigmatización o que llevan a los familiares a encerrar o anexar a estas personas, lo más importante es empezar a verlo desde un abordaje que no juzgue, que no estigmatice y que entienda compasivamente qué hay detrás de esa adicción, que entienda el sufrimiento que la persona ha venido atravesando y que muchas veces lo ha vivido solo. 

Los familiares  se enteran muchas veces cuando la adicción ya está en unos estadíos muy avanzados, pero el sufrimiento que esa persona ha vivido lo ha tenido que atravesar solo y muchas veces desde la infancia. 

Por eso, es fundamental la empatía y entendimiento a la hora de tratar la adicción y no solamente juzgarlo como un vicio moral o falta de carácter.

4. Crear un ambiente que conduzca a la recuperación

Para esto, la familia juega un papel elemental. Una vez más tenemos que entender que se trata de un sistema completo el que causó esta adicción, no es que un adolescente que ingresó a la secundaria se hizo amigo de cierto grupo de personas y ellos lo indujeron a fumar o consumir algún tipo de droga. 

Eso es la punta del iceberg, debajo hay toda una serie de factores, el número uno siempre será la negligencia emocional que esa persona pudo haber tenido en su núcleo familiar, la falta de cuidado, de atención, el no tener cubiertas todas las necesidades emocionales que todos los niños, niñas y adolescentes necesitan para poder crecer. 

Esto requerirá que  la familia se mire al espejo y observe muchas conductas, situaciones y maneras de pensar que pueden estar normalizadas en esa familia, pero que justamente causan un daño -seguramente involuntario- en algún miembro de la familia. Ese daño se llama trauma, una herida invisible que a lo largo del tiempo se fue profundizado y que, de alguna manera, ha intentado resolverse a través de una adicción. 

Por último, el doctor Rivas enfatizó la importancia de que las adicciones sean siempre tratadas por un profesional de la salud mental que esté informado en trauma y que utilice nuevos modelos terapéuticos para el tratamiento del trauma.

Alejandro Feregrino

Periodista. Ha trabajado en radio, agencias de noticias y prensa escrita.

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