Papa Francisco: No busques prestigio personal, busca servir
La lógica humana busca el éxito, destacar, pero Dios nos dice que solo se es grande sirviendo.
En su mensaje previo al Ángelus, el Papa Francisco reflexionó en torno a la lectura del Evangelio de este domingo (Mc 10,35-45) en la que dos discípulos, Santiago y Juan, piden al Señor sentarse un día junto a Él en la gloria. Pero los otros discípulos los escuchan y se indignan. ¿En la vida nosotros buscamos el prestigio personal o buscamos servir?
Entonces, con paciencia, Jesús les ofrece una gran enseñanza: la verdadera gloria no se obtiene elevándose sobre los otros, sino viviendo el mismo bautismo que Él recibirá, dentro de poco tiempo, en Jerusalén, es decir la cruz.
“La palabra ‘bautismo’ significa ‘inmersión’: con su Pasión, Jesús se sumergió en la muerte, ofreciendo su vida para salvarnos. Por tanto, su gloria, la gloria de Dios, es amor que se hace servicio, no poder que aspira a la dominación”, expresó el Papa Francisco.
“Por eso Jesús concluye diciendo a los suyos y también a nosotros: ‘el que quiera llegar a ser grande entre ustedes, será su servidor’ (Mc 10,43). Para hacerse grandes, tendrán que ir en el camino del servicio, servir a los otros”.
Emerger o sumergirse
Las que nos muestra el Evangelio son dos lógicas diferentes: los discípulos quieren emerger y Jesús quiere sumergirse.
“Detengámonos sobre estos dos verbos. El primero es emerger. Expresa esa mentalidad mundana por la que siempre somos tentados: vivir todas las cosas, incluso las relaciones, para alimentar nuestra ambición, para subir los peldaños del éxito, para alcanzar lugares importantes”.
“La búsqueda del prestigio personal se puede convertir en una enfermedad del espíritu, incluso disfrazándose detrás de buenas intenciones; por ejemplo cuando, detrás del bien que hacemos y predicamos, en realidad nos buscamos solo a nosotros mismos y nuestra afirmación, es decir ir adelante nosotros, trepar”.
El Santo Padre afirmó que esta enfermedad también se ve en la Iglesia.
“Cuántas veces, nosotros cristianos, que deberíamos ser servidores, tratamos de trepar, de ir adelante. Por eso, siempre necesitamos verificar las verdaderas intenciones del corazón, preguntarnos: ‘¿Por qué llevo adelante este trabajo, esta responsabilidad? ¿Para ofrecer un servicio o para hacerme notar, ser alabado y recibir cumplidos?'”.
A la lógica mundana, Jesús contrapone la suya: sumergirse. “En vez de elevarse por encima de los demás, bajar del pedestal para servirlos; en vez de emerger sobre los otros, sumergirse en la vida de los otros”.
“Jesús nos pide que nos sumerjamos. Y ¿cómo sumergirse? Con compasión, en la vida de quien encontramos”.
El Santo Padre pidió pensar, por ejemplo, en quienes tienen hambre.
“Cuando estamos delante de la comida, que es una gracia de Dios y que nosotros podemos comer, hay mucha gente que trabaja y no logra tener la comida suficiente para todo el mes. ¿Pensamos en esto? Sumergirse con compasión, tener compasión. No es un dato de enciclopedia: hay muchos hambrientos… ¡No! Son personas. ¿Y yo tengo compasión por las personas? Compasión de la vida de quien encontramos, como ha hecho Jesús conmigo, contigo, con todos nosotros, se ha acercado con compasión”.
Pasar de la lógica mundana a la cristiana requiere compromiso, afirmó, pero en este camino no se está solo, el Espíritu santo va con nostors.
“Tenemos dentro una fuerza que nos ayuda. Es la del Bautismo, de esa inmersión en Jesús que todos nosotros hemos recibido por gracia y que nos dirige, nos impulsa a seguirlo, a no buscar nuestro interés sino a ponernos al servicio”.
“Es una gracia, es un fuego que el Espíritu ha encendido en nosotros y que debe ser alimentado. Pidamos hoy al Espíritu Santo que renueve en nosotros la gracia del Bautismo, la inmersión en Jesús, en su forma de ser, para ser más servidores, para ser siervos como Él ha sido con nosotros”.
Y rezamos a la Virgen, pidió, pues ella no ha tratado de emerger, sino que ha sido la humilde sierva del Señor.
Llama a participar en Un millón de niños rezando el Rosario
En su mensaje posterior al Ángelus, el Santo Padre hizo un llamado a las personas a unirse a la iniciativa Un millón de niños reazando el Rosario de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada.
“Animo esta campaña de oración, que este año de forma particular se encomienda a la intercesión de San José. ¡Gracias a todos los niños y las niñas que participan!”, expresó.
La campaña se realiza este 18 de octubre.