La encíclica de san Juan Pablo II sobre ecumenismo cumple 25 años
En la encíclica 'Ut unum sint', el santo hizo un llamado a la unidad de todos los cristianos en el mundo.
El Papa Francisco envió una carta al Cardenal Kurt Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad de los Cristianos debido al 25 aniversario de la promulgación de la encíclica Ut Unum Sint, sobre ecumenismo, que hizo san Juan Pablo II.
“Se han dado muchos pasos en estas décadas para sanar heridas seculares y milenarias”, afirmó el Papa Francisco en la carta publicada el 24 de mayo.
“Ha crecido el conocimiento y la estima mutua, favoreciendo la superación de prejuicios arraigados; se ha desarrollado el diálogo teológico y el de la caridad, así como diversas formas de colaboración en el diálogo de la vida, pastoral y cultural”.
Por ello, subraya el Papa, su predecesor escribió esa encíclica que confirmó de modo irreversible el compromiso ecuménico de la Iglesia Católica.
¿Qué es la Ut Unum Sint?
El 25 de mayo de 1995, Día de la Ascensión del Señor y décimo séptimo de su pontificado, Juan Pablo II dio a conocer la encíclica titulada Ut Unum Sint.
Consta de 102 páginas divididas en tres bloques:
-El Compromiso ecuménico de la Iglesia Católica
-Los frutos del diálogo
-“Quanta est nobis via?”
Desde el 25 de enero de 1986, al clausurar en la Basílica de San Pablo Extramuros la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, Juan Pablo II mostró especial interés por el diálogo ecuménico e interreligioso y por ello convocó a un Encuentro interreligioso en la ciudad de Asís el 27 de octubre de 1986.
Nueve años después firmó esta encíclica en donde señalaba: “entre los progresos alcanzados en los últimos 30 años, se debe destacar el fraterno y recíproco influjo. En la presente etapa este dinamismo de enriquecimiento mutuo debe ser tomado seriamente en consideración. Basado en la comunión que existe ya gracias a los elementos eclesiales presentes en las comunidades cristianas, no dejará de impulsar hacia la comunión plena y visible, meta ansiada del camino que estamos realizando.”
Es una tarea permanente de los fieles
San Juan Pablo II señalaba que la importancia de la tarea ecuménica interpela profundamente a los fieles católicos, y que el Espíritu nos invita a un serio examen de conciencia. “
La Iglesia Católica debe entrar en lo que se podría llamar “diálogo de conversión”, en donde tiene su fundamento interior el diálogo ecuménico. En ese diálogo, que se realiza ante Dios, cada uno debe reconocer las propias faltas, confesar sus culpas, y ponerse de nuevo en las manos de Aquel que es el Intercesor ante el Padre, Jesucristo”.
Diálogo con los hermanos
En cuanto a las divergencias, el Papa señalaba que “el diálogo es también un instrumento natural para confrontar diversos puntos de vista y sobre todo examinar las diferencias que obstaculizan la plena comunión de los cristianos entre sí… los teólogos, afianzados en la doctrina de la Iglesia, deben seguir adelante en el diálogo ecuménico con amor a la verdad, caridad y humildad, investigando juntamente con los hermanos separados sobre los misterios divinos.”
Al referirse a algunas divergencias, Juan Pablo II se refirió al Concilio Ecuménico Vaticano II, y dijo que “el Concilio pide que se presente toda doctrina con claridad, al mismo tiempo que exige que el modo y el método de enunciar la fe católica no sea un obstáculo para el diálogo con los hermanos.”
“La plena comunión deberá realizarse en la aceptación de toda la verdad, en la que el Espíritu Santo introduce a los discípulos de Cristo.”
Finalmente, el Papa señala que “la oración es el alma de la renovación ecuménica y de la aspiración a la unidad¸ sobre ella se fundamenta y en ella encuentra su fuerza todo lo que el Concilio define como diálogo.”
Con información de Carlos Villa Roiz y Vatican News.
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