“Hay que ayudarlos para que vuelvan a Dios”
Este sábado 25 de abril falleció Monseñor Daniel Nolasco, quien dedicó gran parte de su vida sacerdotal a la rehabilitación de alcohólicos y drogadictos.
Este sábado 25 de abril fue llamado a la Casa del Padre, monseñor Daniel Nolasco Roa, sacerdote emérito y quien fuera Vicario Episcopal en nuestra Arquidiócesis Primada de México.
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Monseñor Nolasco falleció debido a complicaciones renales y cardiacas. Lo recordamos como un hombre de profunda fe, que entregó gran parte de su ministerio a la rehabilitación de alcohólicos y drogadictos.
En diciembre de 2019, Monseñor Nolasco concedió una entrevista a Desde la fe, publicada en nuestra edición impresa del 5 de enero, y que compartimos ahora con todos ustedes:
Ayudarlos para que vuelvan a Dios
Casi desde que inició su ministerio hace 57 años, monseñor Daniel Nolasco Roa ha ayudado y caminado junto a alcohólicos, neuróticos y drogadictos con el propósito de que vuelvan a encontrar a Dios.
Es uno de los pocos sacerdotes eméritos que aún continúa como párroco y actualmente está en búsqueda de un sacerdote que pueda continuar con su labor de concentrar sus fuerzas para ayudar a ese sector de la sociedad.
Acompañar, atender y ayudar a personas con adicciones es una tarea muy fuerte, comenta, pues asegura que se experimenta en carne propia “lo que Dios hace por ellos, y que nunca pudieron hacer por sí mismos”.
“Un adicto es un enfermo, no se puede curar a sí mismo. Así fue como ayudé a la primera persona adicta que se acercó a mí. Le enseñé cómo encomendarse a Dios para que reconstruyera su vida y a su familia y salió del vicio”.
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El padre Daniel, como es conocido en la parroquia de San Francisco Xocotitla en la alcaldía de Azcapotzalco, durante un tiempo de su vida participó dando servicios en centros de Alcohólicos Anónimos.
“Un día, mi obispo me dijo: ‘lo que te voy a decir es un mensaje de Dios: esto que haces es un carisma que has recibido, entonces, trata de ponerlo al servicio de estas personas que te necesitan’”.
Así lo hizo, desde entonces parte de su ministerio ha sido dar acompañamiento a personas que padecen una adicción. Incluso cuando varios alcohólicos en recuperación lo buscaron en la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en la colonia América, donde estaba asignado en ese entonces, les empezó a dar pláticas y acompañamiento espiritual, eso lo llevó a iniciar el grupo Despertar Espiritual en la Ciudad de México.
“Varias veces he estado gravemente enfermo, los primeros que acuden a cuidarme son los alcohólicos que he atendido, y ha sido por periodos prolongados, sin recibir ningún dinero por su labor; me han cuidado por cariño. La ayuda llega de donde menos lo he esperado y estoy agradecido con Dios por ello”.