¿Cómo llevar a Jesús a personas en situación de calle?
El padre Benito Torres, quien ha convivido con miles de personas en situación de calle, nos cuenta cómo transmitirles la Palabra de Dios.
A la Parroquia Santa Cruz y Nuestra Señora de la Soledad suelen llegar muchas personas consumidas por sus problemas, hundidas en el alcohol, en las drogas, sin dinero, rodeadas de situaciones de violencia, quienes, sin embargo, llegan a experimentar una transformación cuando se sienten amadas.
“Tal es el caso de una mujer -platica el padre Benito Torres, encargado de esta parroquia en el barrio de La Merced-, una sexoservidora que un día finalmente, durante una Hora Santa, rompió en llanto. Pero tenía tal fama de ser una persona dura, que las demás mujeres volteaban asombradas y decían: ‘Mira a la que le tenemos miedo, a la que pensábamos que era fuerte… mira cómo está rota en llanto”.
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Y es que esta mujer -explica el sacerdote-, ahora estaba sintiendo el amor de Jesús, el amor más puro; un amor que frecuentemente se da a través de otras personas mediante actos de caridad”.
El padre Benito también platica el caso de un joven que desde los cinco años vivió en la calle: este niño fue encargado con unas personas, quienes terminaron dejándolo abandonado en una esquina. A esa edad -dice-, fue recogido por el DIF mientras vendía chicles en un crucero. En el DIF hicieron su trabajo; lo hicieron bien, pero no deja de ser un trabajo, donde falta el ingrediente principal: el amor de Jesús que es capaz de transformar una vida.
“Cuando salió del DIF -agrega el sacerdote-, a sus 18 años cumplidos, no conocía a nadie, así que lo que hizo fue acercarse a la parroquia. Participó en un retiro, y esto fue para él el punto de partida. Poco a poco comenzó a sentir el amor de la comunidad, y en esa medida a encontrarle todo el sentido a su vida. Se le fue quitando lo agresivo, fue aprendiendo buenas conductas, y hoy sirve desde la parroquia, con mucho amor, a otros jóvenes que viven situaciones difíciles.
5 puntos para llevar a Jesús a personas en situación de calle
El padre Benito Torres, quien ha convivido con miles de personas en situación de calle durante varios años, asegura que no es tarea fácil la labor con ellas, pues lo primero que cualquier voluntario necesita es brindarles tiempo. Si alguien está dispuesto a dedicarles tiempo, ya tiene lo más importante, lo demás es tener una actitud de escucha, disposición para entender sus necesidades reales, crear puentes de comprensión y finalmente transmitirles la Palabra de Dios.
1. Tiempo
A pesar de que las personas en situación de calle son los primeros “cristos” de nuestra sociedad, no muchos se atreven a brindarles ayuda, pues la tarea no es fácil. A juicio del padre Benito, esto sucede porque lo primero que un voluntario necesita para trabajar con estas personas es tiempo; sin este factor, todo lo demás resulta vano.
“Si alguien quiere empezar por darle a una persona en situación de calle algo que no sea tiempo, quizás le resolverá una necesidad inmediata, le saciará el hambre en algún momento, pero no resolverá el problema, porque jamás logrará infundir en ella un impulso al cambio”.
Sólo en la medida en que alguien le dedica tiempo a una persona en situación de calle -asegura el padre Benito-, ésta va entrando en confianza, hasta que un buen día decide contarle su historia, el drama de su vida.
2. Actitud de escucha
Sobre este punto, el padre Benito Torres señala que frecuentemente cuando alguien busca ayudar a una persona en situación de calle, lo primero que hace es darle consejos, intenta hacerle ver la realidad en la que vive, volverla consciente de su problemática; lecciones que otros han intentado darle anteriormente. Cuando lo más importante es hacer sentir a esa persona que finalmente hay alguien que la escucha, que está interesado por su situación personal.
3. Comprensión de sus necesidades reales
Una cosa es lo que uno cree que la personas en situación de calle necesitan, y otra es lo que realmente necesitan. La mayoría de los voluntarios o donadores -señala el padre Benito-, tiene muy buenas intenciones y desea ayudar genuinamente, principalmente de forma caritativa; pero sin orientación.
“Queremos dar desde lo que nosotros pensamos que la persona necesita, y no desde las necesidades que realmente tiene. Es verdad que la persona necesita comer para poder dar el siguiente paso; pero tal vez de lo que tenga más hambre es de justicia, de escucha, de una palabra de amor, de un abrazo. Todo dependiendo de su situación”.
4. Crear un puente de comprensión
En la medida en que se desarrolla una convivencia habitual entre el voluntario y la persona en situación de calle, ésta va alcanzando a ver en la primera una forma diferente de vivir, y puede entonces nacer en ella un deseo de cambio.
Lo que estas personas ven en uno como voluntario -explica el padre Benito Torres-, es una señal fehaciente de que existe otra forma de vida, de que por fin hay alguien que no los está condenando, sino que está estableciendo con ellos un puente; “lo que ellos están viendo es un claro testimonio del amor de Dios, una persona que atrae”.
5. Ahora sí, la Palabra de Dios
Cuando una persona en situación de calle ve en el voluntario un testimonio del amor de Dios, es momento de darle a conocer a Jesús, primero con signos sutiles de la presencia de Cristo, como el hacer una oración a la hora de la comida, para después irle mostrando gradualmente a un Dios vivo.
Una vez que uno le ha dedicado tiempo a la persona, que se ha ganado su confianza, que la ha escuchado, que conoce su situación muy particular, que se ha convertido en un testimonio, es momento de darle palabras de aliento recogidas del Evangelio, palabras de ayuda, de motivación, para que puedan llevar un proceso de desarrollo y superación. “Antes de todo esto -señala el padre Benito Torres-, cualquier cosa que se les diga, son para ellos sólo palabras huecas”.