CEM: “Debemos enfrentar el cáncer de los abusos hasta extirparlo”
La CEM aseguró que no existe justificación alguna para no desenmascarar cualquier abuso dentro de la Iglesia.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) aseguró que el problema del abuso sexual en la Iglesia católica constituye un cáncer al que los pastores deben enfrentar contundentemente hasta extirparlo.
En un comunicado con motivo de la Jornada de oración por las víctimas de abuso sexual por parte de clérigos, los obispos mexicanos aseguraron que esta generación será recordada por el escándalo de abuso sexual perpetrado por miembros de la Iglesia; pero, sobre todo, por la respuesta de las autoridades eclesiales para atacar este mal.
“Es sabido que una forma inadecuada en la que hemos manejado nuestra autoridad en la Iglesia, y que nos ha llevado a deplorables conductas de abuso sexual, de poder y de conciencia, ha sido el clericalismo. Conscientes de esta actitud, tenemos que admitir que muchas veces la Iglesia –en las personas de sus obispos y superiores– no supo y todavía, en ocasiones, no sabe comportarse como debe para afrontar con rapidez y decisión las crisis provocadas por los abusos”, aseguran.
Por ello, la CEM hace énfasis en la importancia de aceptar esta crisis y reconocer que el daño ha sido ocasionado por los mismos miembros de la Iglesia: los obispos, sacerdotes y consagrados “que no han estado a la altura de su vocación”.
“Son tan inmensas las consecuencias de los abusos que han sucedido en la Iglesia que nunca podremos decir que hemos hecho lo suficiente, y nuestra responsabilidad nos lleva a trabajar todos los días para que nunca más en la Iglesia se presenten abusos, y para que los que eventualmente se cometan reciban el castigo y la reparación que exigen”.
Para combatirlo, la CEM aseguró que no existe justificación alguna para no denunciar, o para no desenmascarar cualquier abuso que se presente al interior de la Iglesia.
La CEM reiteró su compromiso para prevenir y combatir los abusos a través de las medidas aprobadas por el Papa Francisco y ratificó su obligación moral de acoger, acompañar, reparar, sanar y consolar a las víctimas.