La vidente de la Virgen de Fátima está cada vez más cerca de los altares
El Papa Francisco autorizó la promulgación del Decreto que reconoce las virtudes heroicas de Sor Lucía, vidente de la Virgen de Fátima.
En el marco de una reunión con el cardenal Marcello Semeraro, Prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, el Papa Francisco autorizó la promulgación del Decreto que reconoce las virtudes heroicas de Sor Lucía, vidente de la Virgen de Fátima, por lo que ahora es considerada “Venerable”.
De “Sierva de Dios” a “Venerable”
Para llegar a ser considerada “Venerable”, la causa de Sor Lucía ha tenido que seguir un largo camino, que inició en su momento con el Proceso sobre la vida y las virtudes de la Sierva de Dios, donde se recabaron testimonios y documentos para elaborar la llamada “Positio“, que también incluye los principales aspectos de la vida, virtudes y escritos de ella.
Posteriormente, este documento fue discutido por una Comisión de Teólogos consultores, nombrados por la Congregación para las Causas de los Santos. Y después, en sesión solemne de cardenales y obispos, la Congregación para las Causas de los Santos, a su vez, discutió el parecer de la Comisión de Teólogos.
Una vez que la Congregación para las Causas de los Santos aprobó la “Positio“, el Santo Padre promulgó el Decreto de heroicidad de virtudes. Y la que era Sierva de Dios pasó a ser considerada “Venerable”.
Lo siguiente será trabajar en la Causa de Beatificación, que incluye la realización de un milagro por intercesión de Sor Lucía.
¿Quién fue sor Lucía?
De acuerdo con la biografía difundida por la Santa Sede, Sor Lucía nació en Aljustrel, Portugal, el 28 de marzo de 1907. Tenía diez años cuando tuvo una serie de apariciones de la Virgen María en la Cova de Iria, en Fátima (Portugal), junto con sus dos primos Francisco y Jacinta Marto.
Tras la muerte de sus primos, que fallecieron pocos años después a causa de la gripe española y fueron canonizados por el Papa Francisco en 2017, Sor Lucía quedó como única depositaria del mensaje que le fue confiado por la Virgen, que transcribió, a instancias del obispo de Leiria, José Alves Correia da Silvia, en cuatro documentos entre 1935 y 1941.
Otro escrito, fechado en 1944, contenía la tercera parte, el llamado “tercer secreto”, y fue enviado a Roma, abierto por primera vez en 1960 y no divulgado por San Juan XXIII y San Pablo VI. Fue san Juan Pablo II, particularmente devoto de Nuestra Señora de Fátima, quien dio a conocer el secreto en el año 2000.
Una vida ordinaria después de lo extraordinario
Sor Lucía custodió celosamente del mensaje mariano durante su larga vida, hasta que murió el 13 de febrero de 2005.
La distinción entre su vida y las apariciones -dice la biografía disponible en el sitio web del Dicasterio para las Causas de los Santos-, “también es difícil porque gran parte de su sufrimiento se debió a éstas: siempre estuvo oculta, protegida, custodiada. Se puede ver en ella toda la dificultad de mantener unidas la excepcionalidad de los acontecimientos de los que fue espectadora y el carácter ordinario de una vida monástica como la del Carmelo”.
El 13 de mayo de 1967, Sor Lucía fue a Fátima para encontrarse con San Pablo VI. Hizo lo mismo con San Juan Pablo II el 13 de mayo de 1982, cuando el Pontífice ofreció a Nuestra Señora una de las balas del atentado que había sufrido el año anterior, y de nuevo el 13 de mayo de 1991 y el 13 de mayo de 2000.
Tras la muerte de Sor Lucía, Benedicto XVI también visitó Fátima en 2010 y el Papa Francisco en 2017. Nuevamente el pontífice visitará el santuario el próximo 5 de agosto, en el marco de su viaje a Lisboa para la Jornada Mundial de la Juventud.
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