Antonia Salzano, madre del beato Carlo Acutis, en entrevista exclusiva a Desde la fe, habló de la pasión que tuvo su hijo por la Eucaristía y el momento en el que se enamoró de ella y cómo desde ese momento su acercamiento con Dios fue total y cada día se hizo mayor.
En el marco de una visita que realizó a México, recordó que Carlo Acutis decía frecuentemente que “nosotros” somos más afortunados que quienes vivieron en los tiempos de Jesús porque a ellos se les complicaba estar cercar de Él, mientras nosotros podemos estar en Su presencia con tan solo visitar una iglesia y acercarnos al Sagrario.
Durante la charla con Desde la fe, la madre del joven beato italiano, fallecido en 2006 a la edad de 15 años, se refirió a la pasión de su hijo, las investigaciones que realizó sobre los Milagros Eucarísticos por todo el mundo y el cómo no se explicaba que hubiera largas filas para asistir a conciertos y partidos de futbol, y no para visitar al Santísimo.
La madre del beato Carlo Acutis, que llegó a México para promocionar la película “El latido del Cielo”, que muestra las investigaciones que hizo Carlo Acutis sobre los Milagros Eucarísticos, invitó a los jóvenes a cultiva su amor por la Eucaristía acercándose a Dios y con confianza pedirle que les ayude a comprender la importancia del misterio eucarístico.
Al referirse a la manera en cómo enfrentó la enfermedad y la muerte de Carlo Acutis, Antonia Salzano señaló que se abandonó a Dios consciente de que, por un lado, la muerte representa el verdadero inicio de la vida porque nos encontraremos con Jesús y, por el otro, porque todo lo que hace Dios es por un bien mayor.
A continuación, te dejamos la entrevista que Antonia Salzano, madre del beato Carlo Acutis, ofreció en exclusiva a Desde la fe.
Porque el padre de mi marido se llamaba Carlo, también el abuelo se llamaba Carlo, es un nombre de familia. Afortunadamente el nombre es común en Milán como santo, porque tenemos san Carlo Borromeo. Ahora en Milán dirán Carlo el Mayor, que es san Carlo Borromeo, Carlo el Menor, que es Carlo Acutis.
Carlo siempre ha estado enamorado, cuando tenía 3 o 4 años entraba en la iglesia y quería estar enfrente del Tabernáculo (Sagrario), de la Cruz de Jesús, era muy atraído por la iglesia.
Seguramente el momento más importante fue cuando hizo su Primera Comunión, a los 7 años, que fue cuando decidió que iba a “estar siempre unido a Jesús, este es mi programa de vida”. Desde este momento asistió a la misa de cada día a hacer la adoración Eucarística siempre, un poco antes o después de la misa, y era muy fiel a este encuentro.
Si nos íbamos a un viaje al extranjero, la preocupación principal de Carlo era buscar la iglesia mas cercana de nuestro hotel para no perder el encuentro con Jesús, eso era algo que tenía Carlo por mantener el encuentro con el Señor.
Yo estaba contenta porque era un deseo de Carlo por conocer la Eucaristía más. Decía que no entendía esas filas kilométricas enfrente del concierto o del partido del futbol, cuando no están las filas frente del Tabernáculo.
Él verdaderamente creía en la Eucaristía, decía que nosotros somos mucho más afortunados que aquellos que vivieron antes con Jesús, más de 2000 años atrás. Jesús estaba en la Tierra, estaba caminando en las calles, pero esa gente sí estaba cerca de Jesús, pero tenía dificultades de entrar a Jesús porque alrededor de Jesús estaban colas de gente.
Carlo decía “nosotros somos mas afortunados porque es bastante para nosotros ir a la iglesia más cercana, ahí tenemos a Jerusalén con nosotros”. Llamaba Jerusalén al Tabernáculo, a la casa de Dios. Decía cuántas Jerusalén hay en las iglesias, cuántas veces vamos nosotros a probar a Jesús en la Eucaristía. Cuando vamos a hacer un peregrinar a Jerusalén tenemos un fervor y un amor por ir a visitar el Tabernáculo y ¿cuánto tiempo perdemos en nuestra vida?
Ese era el mensaje de Carlo, hacer comprender que nosotros tenemos verdaderamente que empezar a creer que la promesa de Dios, de “yo estaré con ustedes hasta el fin del mundo”, es una promesa verdadera. Dios está con nosotros, pero tenemos la libertad de comprender que estos dones de Jesús con nosotros tenemos que ponerlos en actos con nuestro esfuerzo, con nuestro amor, sobre todo con nuestra fe.
La primera cosa es preguntarle a Dios, porque eso nos hace amar más a la Eucaristía, porque amar a la Eucaristía es un don. Tenemos que preguntar, tenemos que rezar a Dios, “Dios te ruego hazme comprender siempre más el misterio eucarístico”. Tenemos que preguntar, entrar más en el Misterio Eucarístico, porque nada más nosotros debemos de comprender la importancia de la Eucaristía y así nada mas empezaremos a ver una vida diferente, de unión con Jesús en la Eucaristía.
Sobre todo, empezar a ir a la misa más frecuentemente y será para comprender que no es solo el domingo, como decía Carlo, también en la semana. Son bastante cinco minutos de adoración, lo importante es pensar, lo importante es que, aunque sean solo cinco minutos de tu vida, son un tiempo muy fuerte, pero tenemos con nuestra libertad que hacerlo.
Seguramente desde la fe sabemos que no es un adiós la muerte. La muerte es el inicio de la verdadera vida, tenemos la cosa más bella que es ver a Jesús, eso esperamos, porque si vamos al purgatorio es más difícil.
Pero verdaderamente la muerte es natural, su Gólgota, decía Carlo, tenemos que cruzarlo todos, no es que uno sea inmortal y otro no, todos tenemos que salir, subir en el Monte Gólgota.
Pero sí la muerte sabemos que es solamente el inicio de la vida, no debemos de tener miedo, tenemos que vivir esta muerte así. Yo la viví así, con un abandono a Dios. Yo sabía, estaba consciente, de que Dios hace siempre las cosas por un bien mayor. Si permite la muerte de un joven, si permite dolores, es porque el fin del mundo tiene las heridas del pecado original, el resto del mundo va a pasar su tiempo, su curso.
Pero Dios, si lo permite, siempre nosotros ofrecemos este sufrimiento y si lo hicimos, si somos unidos a Jesús, es una ocasión de salvación, de redención, una ocasión de aumentar nuestra fe, nuestra esperanza, nuestra realidad, de aumentar sobre todo nuestra santidad.
Ahora, si miramos todo lo que pasa en nuestra vida por Dios, por el amor de Dios, todo va a ser transfigurado por Dios, aunque el sufrimiento va a ser una figura de santidad, de ayuda a tener muchísima paz.
La oración seguramente del Padre Nuestro, el Ave María, el Gloria al Padre, también le rezaba a San Miguel Arcángel, al Ángel Custodio, rezaba por los difuntos, el Salve Regina, la Magnífica y también algunos Salmos le gustaba rezar.
Renegar de Cristo es una cosa que si la hacemos es porque no comprendemos quién es Cristo, no sabemos bien de Él.
En fin, lo que yo pienso es que es importante estudiar, profundizar nuestra fe y escuchar también y, sobre todo, entender que hay 2000 años de santos, de mártires, de gente que ha vivido una vida de santidad haciendo y renunciando a todo. Hay que preguntarse por qué esta gente que hizo toda su vida, de repente empieza una vida religiosa, ¿cómo es posible que esta gente hace esto?
Tenemos que ser honestos, porque muchos no son honestos intelectualmente, tenemos que estar abiertos a la realidad, porque a la hora la realidad esplende sola, no tiene necesidad, porque es evidente.
Esperamos que esto de profundizar, de estudiar, de preguntar, de rezar también, de quien dice “yo no comprendo de si existe Dios”, digan “por favor Dios, hazme comprender”, les dé una razón, de que se puede dar, y si pasan cosas, puede ser que van a pasar cosas, es un intento que se puede hacer.
Con información de Yardena Reyes
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