Las lágrimas de una mujer oaxaqueña inspiraron la Capilla Sixtina México
En 2016 se realizó en la CDMX la primera exposición de la Capilla Sixtina en México, y pronto comenzó su peregrinaje por otras entidades del país.
A principios del siglo XVI, cuando el Papa Julio II encargó a Miguel Ángel Buonarroti la decoración de la Capilla Sixtina, por la cabeza del artista italiano jamás cruzó la idea de que, siglos después, una réplica exacta de su obra -considerada como la Maravilla del Renacimiento- estaría recorriendo un país de América bajo el título “Capilla Sixtina en México”, y maravillando con su “divino” genio artístico a millones de personas.
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Desde el 2016, esta reproducción, de iguales dimensiones a la monumental obra de Miguel Ángel, ha visitado hasta el momento 11 importantes ciudades de México, y desde el pasado 13 de septiembre se encuentra abierta al público en Cancún (Quintana Roo), donde se espera que el número de visitantes alcance los cinco millones. Es decir, que el poder apreciar la majestuosa obra se ha vuelto un privilegio de muchos.
Por las lágrimas de una mujer
En 2014, mientras el empresario mexicano Antonio Berumen acompañaba en su recorrido por la Capilla Sixtina del Vaticano a una artesana de avanzada edad, originaria del estado de Oaxaca, ésta le comentó entre lágrimas: “Pensé que iba a morir sin ver esta capilla”.
Aquella mujer había llegado a Roma (Italia) gracias al programa “Manos del mundo en el Vaticano”, mediante el cual cada año artesanos mexicanos exponen y venden sus obras en algunos espacios de los Museos Vaticanos. Los acompañaba entonces el cardenal Giuseppe Bertello, quien fuera Nuncio Apostólico en nuestro país.
Al escuchar aquellas palabras, Berumen tuvo la idea de construir una réplica de la obra, a fin de llevarla a todos aquellos mexicanos que no tienen la posibilidad de viajar a Roma para apreciar los frescos con que Miguel Ángel se atrevió a resumir la Biblia en la colosal bóveda.
–¿Y si un día pudiéramos reproducir la Capilla Sixtina? –le preguntó al cardenal Bertello en aquel momento.
–Si esto se puede hacer, hay que hacerlo –fue la respuesta del otrora Nuncio Apostólico en México.
Pero como si le hubiera dicho “te estás demorando demasiado”, bastaron aquellas palabras del cardenal Bertello para que Berumen pusiera manos a la obra. Tras evaluar la viabilidad del proyecto, conformó un equipo de alrededor de cien personas para la fabricación de una réplica exacta que pudiera ser llevada de un lugar a otro.
Durante 170 noches el equipo de especialistas realizó el levantamiento de 2 millones 700 mil fotografías, bajo la supervisión de los Museos Vaticanos, con la colaboración de las autoridades eclesiales y civiles, y la asesoría del Dr. Sandro Barbagallo, experto en historia del arte.
“Cuando por fin estuvo listo el proyecto, el cardenal Bertello dio su aprobación para continuar con la reproducción. De tal manera que, cuando el Papa Francisco visitó México, en febrero del 2016, ya teníamos el proyecto cristalizado, y entonces se lo enseñamos. Le gustó mucho“, comenta Antonio Berumen en entrevista para Desde la fe.
Primera exposición de la Capilla Sixtina en México
A principios de junio del 2016 se llevó a cabo la inauguración de la reproducción de la Capilla Sixtina en la Plaza de la Revolución de la Ciudad de México; el registro diario de visitas alcanzó las 10 mil personas, y en pocos días se convirtió en uno de los principales atractivos en la capital.
Adicionalmente a la estructura -de 27 metros de alto, 78 de largo y 36 de ancho- que iguala en dimensiones a la original, el proyecto ofreció a los asistentes una experiencia integral sorprendente, con pantallas que daban cuenta de la vida y obra de Miguel Ángel, efectos de luz y sonido, e incluso con aromas propios de las iglesias.
Dada la calidad del proyecto, en poco tiempo el equipo de Berumen comenzó a recibir peticiones de diferentes entidades del país para acogerlo. Y la capilla inició su peregrinaje a paso firme: además de la Ciudad de México, estuvo en Toluca, Torreón, Tapachula, Tuxtla Gutiérrez, Mérida, Puebla, Matamoros, Monterrey, Querétaro y Pachuca.
Fue a principios del 2020 cuando la capilla peregrina detuvo momentáneamente su marcha, pues la pandemia de COVID-19 amenazaba con llegar a México. Durante siete meses el proyecto estuvo parado, hasta el pasado 13 de septiembre, cuando las condiciones sanitarias lo permitieron, y reanudó actividades en Cancún.
“Ahora, si todo marcha bien –dice Berumen, sin reservarse la emoción– para el mes de diciembre nos iremos a Aguascalientes, donde permanecerá hasta enero. Y ya están programadas otras ciudades, como Morelia, León y Tlaxcala. Una vez que haya recorrido todo México, queremos llevarla a nuestros hermanos de Centroamérica y Sudamérica“.
Un trabajo de especialistas
–¿Cuáles son los retos que enfrenta la réplica de la Capilla Sixtina en las ciudades donde se instala?
–El principal es encontrar el lugar adecuado, pues debe estar en el centro de la ciudad para que el público pueda llegar, y como mínimo debe tener 75 × 100 metros. Hallar esos lugares dentro de una zona céntrica es un poco difícil, pero los hemos encontrado. En Puebla, por ejemplo, se montó en el atrio de la Catedral.
El montaje prácticamente no representa un reto, pues contamos con un equipo interdisciplinario que trabaja de base con nosotros. Por ejemplo, las personas que montan el techo son expertas, pues trabajan a 24 metros de altura. Eso no lo podría hacer cualquier persona, tampoco la colocación de los lienzos donde están reproducidos los frescos; todos son especialistas: los que colocan el techo, los escenógrafos, los técnicos de audio e iluminación, inclusive los técnicos de aire acondicionado y los electricistas, pues obviamente todos los materiales se han diseñado exclusivamente para esta Capilla Sixtina.
De la réplica de la Capilla Sixtina a la capilla real
En una ocasión, Antonio Berumen y Valentina Alazraki, corresponsal de Televisa en Roma, presentaron al Papa Francisco las cifras sobre la cantidad de personas que acudían a conocer la réplica de la capilla. Ese día –recuerda el empresario– se determinó obsequiar un viaje a Roma al visitante número 1 millón. A partir de entonces comenzó esa tradición.
“La primera persona que ganó el viaje fue una señora mayor que no hablaba español, sólo náhuatl, a quien enviamos junto con su hija. También se ganó el viaje una familia completa: era un muchacho de Hidalgo cuyos papás habían sacado adelante a sus hijos con muchos esfuerzos. Los patrocinadores decidieron enviar a toda la familia”.
Los visitantes número 4 millones fueron una pareja poblana con 65 años de matrimonio. Cuenta Berumen que esta pareja de esposos batalló para llegar a la capilla itinerante, ya que por su edad no podían ir solos a visitarla, de manera que su párroco rentó una combi para llevarlos, tanto a ellos como a otros adultos mayores de la comunidad. Cuando el matrimonio ingresó, el registro marcó la cuanta de 4 millones, y en este caso los patrocinadores optaron por enviar a Roma no sólo a ellos, sino también al sacerdote.
“Este último viaje –detalla- no se ha podido realizar debido a la pandemia. Pero esperamos que en Cancún se alcance el visitante número cinco millones, y de esta manera poderlos enviar juntos una vez que se abra la frontera de Europa”.
Una bendición para México
Don Antonio Berumen no duda en señalar que la Capilla Sixtina en México es fruto del gran cariño que tiene el Papa Francisco y la Santa Sede por nuestro país, “por la fe del pueblo mexicano, un pueblo profundamente católico y practicante. ¡Es una deferencia!”.
Y verdaderamente es un privilegio, si se toma en cuenta que nunca en la historia de la Capilla Sixtina, desde que fue construida en 1481 por el Papa Sixto IV, se había concedido un permiso para su reproducción.
Por ello, Berumen y su equipo agradecen el haber tenido la confianza de la Santa Sede, pero también de los patrocinadores, como Banorte, que han hecho posible que la Capilla Sixtina sea gratuita y que algunos de los visitantes tengan la oportunidad de viajar a la Ciudad Eterna. De manera que para unos el privilegio es poder ir a ver la “Sixtina”; para otros, que la “Sixtina” venga a verlos.
–¿Ha valido la pena el esfuerzo?
–Las personas que ingresan a la Capilla Sixtina muestran emociones diversas: algunas se asombran, otras lloran, otras simplemente se quedan paralizadas viendo la grandiosidad. En ese momento, todos los que trabajamos en el proyecto sabemos que ha valido la pena todo el esfuerzo para darle a la gente un momento de gusto y de encuentro con la fe expresada en el arte.
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