Vladimir Alcántara
La crisis por la que actualmente atraviesa Venezuela ha originado un éxodo masivo de ciudadanos que huyen de la pobreza, la hiperinflación, la falta de servicios públicos y la escasez de artículos de primera necesidad. Sobre el tema, habla para Desde la fe Mons. José Luis Azuaje, Presidente Regional de Cáritas América Latina y el Caribe, y Arzobispo de Maracaibo, localidad que en un tiempo llegó a ser conocida como la “Arabia Saudita venezolana” por su vasta riqueza petrolera, pero que ahora reciente las condiciones de precariedad por las que atraviesa la nación en general.
“Aquí hay mucha pobreza –refiere el Arzobispo de Maracaibo–; está en riesgo la vida de las personas; una de nuestras preocupaciones es que la gente pueda tener acceso a la canasta básica familiar”.
Asegura que los venezolanos jamás pensaron que iban a tener dicha experiencia de migración masiva, que ha dejado madres solteras, niños sin padres y personas desamparadas, pues muchos han tomado la difícil determinación de irse a otras naciones en busca de un trabajo que les permita ayudar a sus familias.
Por ello, la Iglesia venezolana, además de acercar ayuda a la gente a través de Cáritas Nacional y Cáritas diocesanas, ha activado las Cáritas parroquiales, a fin de que la ciudadanía tenga puntos más cercanos de ayuda a sus necesidades alimenticias, auxilio espiritual y respuestas a sus interrogantes. “Esto nos lleva a generar procesos y cambios de paradigmas; durante mucho tiempo en Maracaibo vivimos tranquilamente; ahora, estamos en crisis, lo que nos exige creatividad pastoral y un mayor compromiso con los más necesitados”, dice.
El arzobispo señala que “Venezuela ha sido un pueblo arrinconado por las autoridades, y como la Iglesia está en medio del pueblo, el Estado ha querido anular muchos de los servicios que brinda. Hay convenios que hemos hecho con el Estado, pero no están funcionando. A muchos religiosos extranjeros les está costando obtener o renovar su visa. De hecho, ya hay dos comunidades religiosas que han tenido que abandonar estas tierras por disposición del gobierno”.
Finalmente, Mons. José Luis Azuaje expresó su agradecimiento a los países vecinos que han abierto sus puertas al flujo migratorio. “Mi agradecimiento también a nuestras iglesias hermanas. Venezuela tiene una tradición de acogida; tenemos una mezcla muy hermosa, pues hemos recibido tanto europeos como a latinoamericanos que forman aquí sus familias. Hoy a nosotros nos toca migrar. Ojalá nos abran su corazón y sus puertas”.
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