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Sacerdote de Acatlán pide no condenar a población por linchamiento

El P. Sergio Ramón, encargado de la Parroquia de San Juan Bautista, cercana al sitio en que fueron linchados dos hombres, asegura que las personas de la localidad en realidad desean justicia.Vladimir Alcántara“Es injusto calificar de gente bárbara a toda la población de Acatlán de Osorio (Puebla), como lo han venido haciendo en algunos medios […]

  • El P. Sergio Ramón, encargado de la Parroquia de San Juan Bautista, cercana al sitio en que fueron linchados dos hombres, asegura que las personas de la localidad en realidad desean justicia.

Vladimir Alcántara

“Es injusto calificar de gente bárbara a toda la población de Acatlán de Osorio (Puebla), como lo han venido haciendo en algunos medios de comunicación”, expresó a Desde la fe el padre Sergio Ramón Sánchez, encargado de la Parroquia de San Juan Bautista, cercana al lugar donde recientemente fueron ejecutadas tumultuariamente dos hombres, a quienes, sin fundamento alguno, se les acusó de ser secuestradores de niños.

Acatlán de Osorio es una localidad del estado de Puebla que cuenta con más de 16 mil habitantes, de los cuales –a decir del P. Sergio Ramón–, unos 150 estuvieron presentes en el acto de linchamiento; “de éstos, la autoridad tiene ubicados a 29 como directamente responsables de lo ocurrido, pues el resto estuvo presenciando los hechos, haciendo transmisiones en vivo o grabando; e incluso, hubo quienes trataron de abogar por los hombres que estaban asesinando, pero la realidad es que los atacantes ya no estaban en la disposición de escuchar”.

El sacerdote de San Juan Bautista señala que si bien a través de los videos se pudo ubicar a las personas que cometieron tal crueldad, la prioridad debió ser evitar la desgracia. “Lo que un católico debe hacer es, en primer lugar, tratar de que no se cometan este tipo de actos inhumanos. Si bien la gente siente miedo de que, al salir a la defensa de alguien, los agresores también puedan arremeter en su contra, existe la opción de establecer contacto de inmediato con las autoridades correspondientes, con los cuerpos de seguridad, con alguien que tenga la posibilidad de hacer algo”.

Expresó que de los dos hombres que la policía aprehendió y puso a disposición de la autoridad ministerial por haber participado directamente en ese acto multitudinario, uno murió de inmediato debido a que padecía una enfermedad terminal; mientras que el otro brindaba sus servicios en la localidad como perifonista –persona que se dedica a recorrer las calles dando información a través de un altoparlante–, a quien se le pagó para que invitara a la comunidad a unirse contra las víctimas.

“Es a esta persona, y sólo a ésta, a quien por ahora se le acusa de tres cargos –señala–: asesinato por incitación; daños en propiedad ajena, por la cuestión de la quema del vehículo, y daño a un elemento de seguridad. Aquí, la preocupación generalizada de la gente es que, como el hecho ha alcanzado fama nacional e internacional, la autoridad estatal en un momento dado pretenda hacer creer que se ya se ha hecho justicia al tener a alguien encerrado. El perifonista tiene su grado de responsabilidad; es cierto, pero no puede quedar ahí. La fiscalía debe actuar para localizar a los responsables, aunque la mayoría seguramente ya huyó”.

Finalmente, el padre Sergio Ramón Sánchez expresó que lo que ocurrió en Acatlán de Osorio fue un terrible acto que ha dejado una mancha de sangre en la localidad, mismo que no puede quedar impune; así como una grave omisión por parte de personas que pudieron hacer algo en su calidad de cristianos.

“Aún si alguien fuera responsable de haber cometido algún delito, un verdadero cristiano no puede pensar que la violencia se puede combatir con más violencia. El católico que lleva a Cristo en su corazón y en su mente, debe buscar la paz a toda costa; no puede vivir una doble moral, sino que debe vivir conforme a las enseñanzas de Cristo, y lejos de involucrarse en ese tipo de acontecimientos masivos, su misión es sobreponer el amor a cualquier sentimiento odio, violencia o rencor”, concluyó.