Así fue el origen del rezo del Rosario y su propagación al mundo
La Orden de los Dominicos ha sido piedra angular en la estructuración y enseñanza del Rosario, que, según la tradición, la Virgen enseñó.
Durante siglos, la Orden de los Dominicos ha sido piedra angular en el origen, la estructuración y enseñanza del Rosario, que, según la tradición, la propia Virgen enseñó a rezar a Santo Domingo de Guzmán al aparecérsele en 1208 en el Monasterio de Prouilhe (Francia), donde también le encomendó propagar su devoción.
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Sobre esta encomienda que, a su vez, Santo Domingo hizo a los miembros de la Orden que fundó, habló para Desde la fe, fray José Nava, de la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario, en Aguascalientes.
Explicó que, si bien Santo Domingo inició con el rezo de esta bella oración, fueron tres dominicos (Alain de Rochelle, Santiago de Sprenger y Félix Falme) quienes en el siglo XV la estructuraron de la forma en que la conocemos actualmente.
“En cuanto a su difusión, una figura muy importante entre los dominicos fue Alano de la Rupe, quien en 1470 fundó la primera confraternidad del Rosario, y a partir de entonces comenzarían a crearse cofradías en todos los países adonde la Orden llegase, tradición que se mantiene hasta hoy”.
La Batalla del Lepanto fue el momento que llevó el Rosario al mundo
Posteriormente, en 1571, el Papa Pío V, que fue un Papa dominico, logró que el rezo del Rosario cobrara mayor fuerza. “En ese año se llevó a cabo la Batalla de Lepanto, en la que participó Miguel de Cervantes perdiendo una mano, por lo cual se le conoce como ‘El Manco de Lepanto’”.
Mientras esta lucha marítima se desarrollaba, el Papa rezaba el Rosario para pedir la intercesión de la Virgen, pues el ejército otomano, que era mucho más numeroso que la ‘Liga Santa’, pretendía invadir Europa y sentar predominio del islam. Al final, triunfó la cristiandad, y Pío V instituyó lo que sería la Fiesta del Rosario, la cual se celebra el 7 de octubre.
“Propagamos el Rosario de muchas maneras, pero además buscamos que en nuestros templos las cofradías lo recen de ordinario, pues rezarlo es meditar, de la mano de María, acerca de la vida, muerte y resurrección de Cristo”.