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Cultura Bíblica: ¿Por qué Jesús envío a sus apóstoles a predicar?

Mons. Salvador Martínez Para esta entrega nos preguntaremos: ¿Por qué Jesús envió a sus discípulos a predicar y hacer milagros? Y cuando no sean aceptados, ¿por qué deben ser tan radicales? El Evangelio de san Marcos, en sus capítulos cinco y seis, nos presenta un conjunto de episodios que tratan sobre el ejercicio de la […]

Mons. Salvador Martínez

Para esta entrega nos preguntaremos: ¿Por qué Jesús envió a sus discípulos a predicar y hacer milagros? Y cuando no sean aceptados, ¿por qué deben ser tan radicales?

El Evangelio de san Marcos, en sus capítulos cinco y seis, nos presenta un conjunto de episodios que tratan sobre el ejercicio de la virtud de la fe. Por ejemplo, en los relatos de curación de la hemorroisa y de la hija de Jairo (Mc 5,21-43) notamos a dos personas que creen que Jesús tenía el poder de vencer la enfermedad. La adhesión perseverante a esta fe les otorga la salvación. En el pasaje de la visita de Jesús a su tierra natal (Mc 6,1-6), en cambio, vemos a todo un grupo humano incapaz de evolucionar en el conocimiento de su paisano. Los nazarenos prefieren catalogar a Jesús como el hijo del carpintero, que como un sorprendente hombre poderoso.

El día de hoy, Jesús envía a los doce, en grupos de dos en dos, a predicar, expulsar demonios y sanar enfermos, pero el evangelista no nos dice la razón. Mirando un texto paralelo en el Evangelio de san Mateo (Mt 10,1ss) vemos que este envío sirve de introducción a un largo discurso sobre las reglas que habrán de observar los apóstoles y todo misionero después de ellos.

En los tres evangelios, este envío de los doce es seguido por el episodio de los enviados de Herodes para recabar información sobre Jesús. En vista de estos datos podemos pensar que Jesús prepara la expansión de la buena noticia de la cercanía del Reino de Dios.

Si bien el acento mostrado para la fe, en los pasajes anteriores, es la confianza en la persona de Jesús, ahora observamos que pasará a la acción salvífica de Dios, a saber: “Creer en Jesús no se agota en esperar un beneficio específico, sino en aceptar la llegada del Reino de Dios”; esta llegada es algo significativo pues está acompañada por signos poderosos, sean liberaciones de endemoniados, sean curaciones de enfermos. Creer en los enviados de Jesús debe tener como efecto inmediato la conversión (cfr. Mt 6,12).

Nos resta profundizar en el por qué de las recomendaciones tan fuertes tanto a evitar recursos materiales como a salir de aquellos sitios donde no se les recibiera. A la primera pregunta podemos responder con el texto del san Lucas en la Última Cena (Lc 22,35) donde Jesús preguntó a sus discípulos si cuando los envió sin alforja y sin dinero les había faltado algo, y ellos respondieron que no.

Jesús, por oposición de aquellos días con estos cercanos a la Pasión, les dijo: “pues ahora les digo que quien tenga dos túnicas las lleve, lo mismo dinero, y si no tienen espada, compren una. Los enviados en esta parte del Evangelio, es decir del texto que hoy leemos, son los enviados del maestro poderoso. En cambio, durante la pasión ellos serán los compañeros del malhechor. Por lo que respecta a la salida y el signo de quitarse el polvo puede estar más relacionado con el rechazo a someterse a Dios como rey en sus vidas. La propuesta debe llegar a todos, la aceptación no es impuesta sino voluntaria.