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Papa Francisco agradece a sacerdotes sus lágrimas de dolor, que son como “aguas santas”

Al celebrar la Misa Crismal de Jueves Santo, el Papa Francisco pidió al presbiterio reparar en las lagrimas de dolor de Pedro, un llanto de compunción.

28 marzo, 2024
Papa Francisco agradece a sacerdotes sus lágrimas de dolor, que son como “aguas santas”
El Papa Francisco pide al presbiterio reparar en las lágrimas de compunción de san Pedro. Foto: Especial.

Ante unos 1,500 sacerdotes y aproximadamente 1500 fieles, el Papa Francisco celebró la Misa Crismal de Jueves Santo, en la que pidió a los sacerdotes reparar en las lágrimas de dolor de san Pedro, mismas que sanaron su corazón de apóstol y de pastor, pues sintió compunción. Y fue en esta palabra, “compunción”, en la que el Santo Padre centró su homilía.

La Misa Crismal es celebrada exclusivamente por el Obispo en la mañana del Jueves Santo, y es concelebrada por su presbiterio. En este acto litúrgico, se consagran el Santo Crisma y los óleos que posteriormente se usarán para los sacramentos de Bautismo, Confirmación y Ordenación Sacerdotal, así como para la Unción de los Enfermos en todas las parroquias durante todo el año.

La compunción

El Papa Francisco explicó que la compunción “no es un sentimiento de culpa que nos tumba por tierra”, sino una punción del corazón, un pinchazo que lo hiere haciendo brotar lágrimas de arrepentimiento.

Señaló que cuando el corazón humano ve el propio mal y se reconoce pecador, acoge la acción del Espíritu Santo, agua viva que lo sacude haciendo correr las lágrimas sobre el rostro, pues quien se quita la máscara y deja que Dios mire su corazón, recibe el don de estas lágrimas, que son las aguas más santas después de las del Bautismo.

El llanto de compunción

“Tener lágrimas de compunción -señaló el Papa Francisco-, es arrepentirse seriamente de haber entristecido a Dios con el pecado; es reconocer estar siempre en deuda y no ser nunca acreedores; es admitir haber perdido el camino de la santidad, no habiendo creído en el amor de Aquel que dio su vida por mí. Es mirarme dentro y dolerme por mi ingratitud y mi inconstancia; es considerar con tristeza mi doblez y mis falsedades; es bajar a los recovecos de mi hipocresía.

Agregó que la compunción es el “antídoto contra la esclerosis del corazón”, contra esa dureza del corazón que tanto denunció Jesús; en cambio, el corazón sin arrepentimiento ni llanto se vuelve rígido, intolerante con los problemas, y las personas le son indiferentes.

Ser como niños

Además, el Santo Padre hizo una invitación a los sacerdotes a hacerse como niños en la vida espiritual, porque “quien no llora retrocede, envejece por dentro; mientras que quien alcanza una oración más sencilla e íntima, hecha de adoración y conmoción ante Dios, madura. Se liga menos a sí mismo y cada vez más a Cristo, y se hace pobre de espíritu. De ese modo se siente más cercano a los pobres, los predilectos de Dios”.

“Queridos hermanos, a nosotros, sus Pastores, el Señor no nos pide juicios despectivos sobre los que no creen, sino amor y lágrimas por los que están alejados. Las situaciones difíciles que vemos y vivimos, la falta de fe, los sufrimientos que tocamos, al entrar en contacto con un corazón compungido, no suscitan la determinación en la polémica, sino la perseverancia en la misericordia”, señaló el Papa Francisco.

Finalmente, el Papa Francisco explicó que la compunción no es fruto de un trabajo personal, sino una gracia, y como tal hay que pedírsela a Dios en oración.

Con información de Vatican News



Autor

Editor de la revista Desde la fe/ Es periodista católico/ Egresado de la carrera de Comunicación y Periodismo de la Facultad de Estudios Superiores Aragón.