Hechos contrarios a las palabras

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Perfil de Mons. Francisco Daniel Rivera Sánchez, Obispo Auxiliar

Monseñor Francisco Daniel Rivera Sánchez fue nombrado Obispo Auxiliar por el Papa Francisco.

25 enero, 2020
Perfil de Mons. Francisco Daniel Rivera Sánchez, Obispo Auxiliar
Mons. Francisco Daniel Rivera, Obispo Auxiliar

Monseñor Francisco Daniel Rivera Sánchez recibió el 19 de marzo de 2020 la ordenación episcopal para servir como Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México. Acompañaba a la Vicaría Episcopal del Clero.

Rivera Sánchez nació el 15 de octubre de 1955 en la Ciudad de Guadalajara, hijo de Daniel Rivera Aldana y Ana María Flores. Es contador de profesión, carrera que ejerció de 1973 a 1977.

En 1977, ingresó a la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo, en Tlalpan, Ciudad de México de la que fue Superior General de 2016 a 2020 cuando recibió la noticia de su encomienda como Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México.

En entrevista con Desde la fe, aseguraba en ese momento que la noticia lo había sorprendido, pero la recibía con gusto.

“Ordinariamente, los obispos suelen ser elegidos más en el clero diocesano. Además, siendo superior general, a mí me faltaban dos años para concluir mi periodo; nunca me imaginé absolutamente nada”, dijo.

Por eso, cuando el Nuncio Apostólico en México, Franco Coppola, le extendió la invitación del Papa Francisco para ser Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de México, le respondió que estaba sorprendido, pero aceptaba la encomienda.

Acepté, justamente porque soy Misionero del Espíritu Santo y en nuestro carisma está el servicio a la Iglesia y a los sacerdotes. El nuncio me dijo que la Virgen María estaría conmigo y, pues como dijo la Virgen: ‘hágase en mí, según tu palabra’”.

Monseñor Francisco Daniel Rivera Sánchez recibió la ordenación episcopal, junto con otros dos obispos auxiliares (Mons. Luis Manuel Pérez Raygoza y Mons. Héctor Mario Pérez Villarreal) el 19 de marzo de 2020, fiesta litúrgica de san José, en la Basílica de Guadalupe.

Envío un saludo cariñoso a todo el clero de la Arquidiócesis de México pidiendo al Señor que nos conceda hoy, como regalo de ordenación, el don de la unidad, que entre ustedes y nosotros (obispos, sacerdotes diocesanos y religiosos) haya realmente mucha unidad, que seamos uno, como pide Jesús, para que el mundo crea”, fue su mensaje a los pies de la Virgen de Guadalupe.

El ministerio episcopal de monseñor Daniel Rivera Sánchez se llevó a cabo prácticamente en el aislamiento debido a la contingencia sanitaria por el Covid-19. Durante este tiempo participó en la celebración de las Misas por internet, en el espacio de la Voz del Obispo por FB Live, acompañando pastoralmente a algunas comunidades parroquiales y en el fortalecimiento de la Vicaría del Clero.

La Arquidiócesis Primada de México comunicó el 16 de diciembre de 2020 que monseñor Rivera Sánchez había dado positivo a la prueba de Covid-19 y se encontraba aislado. El 28 de diciembre, el Arzobispado informó que para su mejor atención había sido hospitalizado.

El 18 de enero de 2021, el cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo de México, informó de su fallecimiento por complicaciones derivadas del Covid-19

Francisco Daniel Rivera Sánchez, Misionero del Espíritu Santo.

Francisco Daniel Rivera Sánchez, Misionero del Espíritu Santo.

Su trayectoria

Mons. Francisco Daniel Rivera Sánchez estudió Teología en la Universidad Pontificia Gregoriana en Roma de 1984 a 1987 y una Licenciatura en teología con especialización en teología pastoral, por la Universidad Pontificia de Salamanca.

El 12 de agosto de 1979 fue su primera Profesión religiosa, en la Parroquia de la Santa Cruz del Pedregal. El 14 de septiembre de 1985 hizo su Profesión Perpetua de los votos como Misionero del Espíritu Santo, en Guadalajara, Jalisco, y el 5 de septiembre de 1987 su Ordenación diaconal, en Erding, Alemania. Posteriormente, el 20 de agosto de 1988, fue su Ordenación sacerdotal en Guadalajara, Jalisco.

De 1987 a 1989, sirvió en la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en Madrid, España, un año como diácono y otro más como presbítero. Posteriormente, de 1989 a 1994, fungió un año como Administrador parroquial y cuatro como Vicario parroquial en la Parrocchia di Santa Maria Liberatrice en Milán, Italia.

Monseñor Daniel Rivera Sánchez, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México. Foto: María Langarica

Monseñor Daniel Rivera Sánchez, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México. Foto: María Langarica

De 1994 a 1999 fue superior de la comunidad y formador en el escolasticado de los Misioneros del Espíritu Santo en Arluno, Milán, Italia; y Vicario parroquial de la Parrocchia dei Santi Apostoli Pietro e Paolo.

Del año 2000 al 2004 fue superior de la comunidad y maestro de novicios en el Centro de espiritualidad de los Misioneros del Espíritu Santo en Laveno Mombello, Italia; además de Delegado del Superior Provincial para las casas de Italia.

Hasta 2010 fungió como Primer Consejero, Vicario provincial y ecónomo de la Provincia Félix de Jesús de los Misioneros del Espíritu Santo con sede en Guadalajara, Jalisco, y fue Delegado de la formación básica de la Provincia.

De 2010 a 2016 se desempeñó como Superior de la Provincia Félix de Jesús con sede en Guadalajara. Antes de ser llamado para servir como Obispo Auxiliar fue Superior General de los Misioneros del Espíritu Santo.

Un Obispo reconocido por su amable carácter y cercanía a las personas

En entrevista con Desde la fe a pocos días de su ordenación episcopal, monseñor Francisco Daniel Rivera manifestaba su gusto por ser un servidor de la Iglesia y de las personas, aseguraba que le gustaría cumplir un deseo: ser un obispo cercano a los sacerdotes, religiosos y a todo el pueblo de Dios.

“Sólo les pediría que recen por mí, para que sepa escuchar y dialogar para, juntos, construir el Reino de Dios”, decía en ese momento.

Afirmaba que entre los dones que Dios le dio estaba la espontaneidad y la facilidad para conectar con la gente, aspectos positivos para su nueva encomienda. Sus cercanos lo conocían como una persona que se caracterizaba por su buen sentido del humor, el cual aseguraba desarrolló con los misioneros.

“A los 21 años entré a la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo pues me gustó la forma en la que hablaban con los jóvenes, su espiritualidad y la vida en comunidad”.

“Tengo 31 años de ministerio y mi familia siempre ha sido mi gran apoyo. Casualmente, hace unos días encontré la única carta que conservo de mi mamá, quien ya murió”.

En su carta, ella le decía: “viendo toda mi vida descubro muchos momentos de sufrimiento, tristeza y pena, pero cuando llegó el día de tu ordenación eso le dio sentido a todo lo que viví”.

“Mi mamá siempre fue un gran apoyo para mí”.

 

Con información de la Conferencia del Episcopado Mexicano

 



Autor

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