Iglesia llama a desarmar el país y buscar la paz a 3 años de los asesinatos en Cerocahui
A tres años del asesinato de los padres jesuitas en Cerocahui, Mons. Acero exhorta a desarmar la violencia y a fomentar una cultura de paz desde todos los sectores.
Las imágenes de los padres jesuitas Joaquín Mora Salazar y Javier Campos Morales custodiaban, silenciosas, la celebración eucarística en la Parroquia de la Sagrada Familia, en la Ciudad de México, a tres años del crimen ocurrido en Cerocahui, Chihuahua. En ese marco de recogimiento y clamor por la justicia, Mons. Francisco Javier Acero Pérez, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis Primada de México, alzó la voz para hacer un firme llamado a desarmar las calles y a erradicar los discursos de odio.
Durante la homilía, el obispo convocó a todos los sectores del país a comprometerse activamente con la paz, desde los espacios públicos hasta los hogares.
“Abandonemos el lenguaje y los gestos hostiles en el Congreso, en el Senado y entre los líderes políticos que desprecian la búsqueda de la verdad; desarmemos los espacios públicos de tanta indiferencia ante familias que siguen buscando a sus hijos e hijas. Unidos, pese a nuestras debilidades, fomentemos hogares de paz, escuchando y denunciando las situaciones salvajemente injustas”, expresó Mons. Acero.
La paz nace desde el corazón
El obispo también reconoció que, ante el dolor provocado por muertes violentas como las de los padres Javier y Joaquín, la del padre Marcelo Pérez —asesinado en Guerrero— o la del padre Miguel Agustín Pro, la experiencia de Dios puede parecer lejana. Sin embargo, afirmó que es precisamente en medio de esa oscuridad donde la fe se manifiesta como un susurro que consuela, sostiene y fortalece.
“No permitamos que las víctimas de la violencia se conviertan en una estadística. ¿Dónde está tu corazón? En el prójimo. Acompañando las situaciones de pobreza y vulnerabilidad es donde brillarán tus ojos y serás luz, evitando la confrontación y mediando en comunión por la paz”, exhortó.
En un momento especialmente significativo de la liturgia, se presentaron ofrendas que evocaban el testimonio de los mártires: un cirio encendido y paliacates azules fueron colocados bajo las imágenes de los sacerdotes, acompañados de flores, frutas, levadura y los dones del pan y el vino. Cada elemento simbolizó la vida entregada al servicio del pueblo y la esperanza de una paz que se construye desde la entrega cotidiana.
Acciones conmemorativas
Al término de la Misa, se presentó el documental “YAWIMÉ: Las Huellas de Javier y Joaquín”. Con esta producción, los jesuitas de la Tarahumara —en colaboración con las fundaciones Loyola y Sertull— mostraron el legado de los mártires de Cerocahui a través de las voces de la comunidad y de los jesuitas que hoy continúan su misión en las sierras del norte de México.
Entre las acciones realizadas para conmemorar a los sacerdotes asesinados, la Parroquia de la Sagrada Familia hizo el repique de campanas a las 15:00 horas, en respuesta al llamado de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) para que todas las parroquias del país se sumaran a esta expresión de duelo.
Asimismo, se elevó la oración por las víctimas de la violencia, la cual fue repetida en todas las celebraciones litúrgicas del día. Del mismo modo, el domingo 22 de junio, en todas las Misas se pedirá seguir la celebración eucarística sugerida y se dará lectura al comunicado único por la paz emitido por los obispos.
También se recordó que el asesinato de los padres jesuitas en el templo de San Francisco, en Cerocahui, no fue en vano, ya que dio origen al Diálogo Nacional por la Paz, del cual surgió una Agenda Nacional por la Paz y múltiples espacios de encuentro entre actores sociales, religiosos y civiles en todo el país.