Cómo cuidar la salud emocional y espiritual de los niños en este regreso a clases
Aprende a cuidar la salud emocional y espiritual de los niños, aprovechando este regreso a clases, creando hábitos saludables
Con el regreso a clases, las familias no solo enfrentan el reto de preparar uniformes y útiles escolares, sino también de acompañar a sus hijos en su desarrollo emocional y espiritual. Para la psicóloga Andrea de Paz Muñiz, especialista en jóvenes adultos y voluntaria en el equipo Pastoral Infantil de la Arquidiócesis de México, esta temporada es una oportunidad para fortalecer vínculos y brindar herramientas que den seguridad y confianza a los niños.
“La presencia y el apoyo de los padres brinda un apego seguro que permite al niño enfrentar cambios con confianza. Estar presentes, escucharlos y mostrar interés genuino en su vida escolar es fundamental para reducir la ansiedad”, explicó en entrevista”.
Escuchar y validar emociones
De Paz señaló que el regreso a clases suele despertar una mezcla de emociones en los niños, que van Escuchar y validar emociones, lo que es clave para su confianza
De hecho, el regreso a clases suele despertar una mezcla de emociones entusiasmo por reencontrarse con sus amigos, nervios por los nuevos maestros y materias, o temor por adaptarse a entornos desconocidos. “Más que darles soluciones rápidas, es importante ofrecerles un espacio seguro donde puedan expresar cómo se sienten sin miedo a ser juzgados”, puntualizó.
La especialista recomendó practicar escucha activa:
- Mantener contacto visual y una postura corporal atenta.
- Repetir con tus palabras lo que el niño dijo para demostrar que lo comprendiste.
- Validar emociones con frases como: “Entiendo que estés nervioso por tu nuevo salón” o “Sé que extrañas las vacaciones, es normal”.
- Evitar minimizar sus sentimientos con expresiones como “No pasa nada”.
“Escuchar con empatía fortalece el vínculo familiar y les da seguridad emocional. Si a esto sumamos invitar a los niños a hablar con Dios sobre lo que sienten, les enseñamos a encontrar un refugio interior para sus emociones”, dijo.
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Crear rutinas saludables
“Los niños necesitan estructura; saber qué esperar cada día les da control y seguridad, y eso es fundamental para su autoestima”, afirmó Andrea de Paz.
La especialista explicó que establecer horarios claros para dormir, comer, estudiar y jugar brinda estabilidad emocional y facilita el aprendizaje, pero hizo hincapié en la importancia del sueño, señalando que el descanso suficiente y regular es clave para el equilibrio emocional y el rendimiento escolar, ya que el cansancio incrementa la irritabilidad y afecta la concentración.
Sugirió crear rutinas previas al descanso, evitando pantallas y favoreciendo un ambiente tranquilo, con actividades relajantes como la lectura o una breve oración.
Asimismo, añadió que es importante la fe a estas rutinas, por medio de una oración breve al despertar, un momento de silencio antes de dormir o un gesto de gratitud durante el día, les ayuda a que vivan su relación con Dios de manera cercana y cotidiana. Estas prácticas convierten el orden diario en una experiencia de paz y acompañamiento espiritual.
Rutinas que se pueden establecer:
- Un inicio de día con oración breve: rezar juntos una jaculatoria, el Ángel de la Guarda o una acción de gracias antes de salir de casa.
- Horarios de sueño y alimentación claros: esto favorece el desarrollo cerebral y emocional.
- Momentos de silencio: leer un salmo antes de dormir o dedicar unos minutos al examen de conciencia ayuda a los niños a descansar en paz.
- Pausas de descanso y juego sin pantallas: el juego libre estimula la creatividad y alivia tensiones.
- Dormir: todos los días a la misma hora (incluso sábado y domingo), de 10 a 12 horas de sueño.
Salud emocional: Integra la fe en lo cotidiano
Además del apoyo emocional es importante cultivar la espiritualidad en familia. “La oración diaria, los momentos de gratitud y la confianza en Dios ayudan a los niños a encontrar paz interior y sentido a sus esfuerzos”, mencionó.
Bendecir a los hijos antes de salir de casa trazando sobre su frente la señal de la cruz ,es un gesto sencillo que tiene raíces bíblicas y está aprobado por la Iglesia, pues recuerda a los niños que son amados por Dios y acompañados por sus padres.
De hecho, el regreso a clases puede convertirse en una etapa desafiante para algunos niños, y que los padres deben estar atentos a cambios sutiles en el comportamiento que podrían indicar estrés o dificultades emocionales más profundas.
De Paz señaló que los padres deben estar atentos a cambios significativos en sus hijos, como alteraciones en el sueño o el apetito, dolores frecuentes sin causa médica aparente, aislamiento, irritabilidad, llanto constante, rechazo a la escuela o pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban. También recomendó prestar atención a expresiones de autocrítica extrema, como “No sirvo para nada” o “Todo lo hago mal”. La especialista recordó que los padres conocen bien a sus hijos y que, si perciben que algo no está bien, es importante actuar de inmediato.
No hay que esperar a que el problema sea grave para buscar apoyo. La intervención temprana, tanto psicológica como espiritual, es clave para evitar que los niños carguen con emociones que no saben manejar.
Los padres son el principal referente emocional y espiritual de sus hijos, pues el regreso a clases es una oportunidad para formar niños resilientes y con valores sólidos. Cuando los hijos ven a sus padres manejar sus propias emociones con serenidad y vivir su fe con coherencia, reciben el mejor ejemplo para crecer seguros y confiados.
Consejos prácticos para reducir el estrés
- Preparar el uniforme y los útiles la noche anterior para evitar prisas.
- Asegurar de 10 a 12 horas de sueño según la edad.
- Ofrecer desayunos nutritivos y horarios regulares de comida.
- Establecer pausas activas durante las tareas para estirarse o caminar.
- Crear un espacio de estudio ordenado, con luz natural y sin distracciones.
- Fomentar juegos al aire libre para liberar tensiones.
- Bendecir a los hijos antes de salir de casa con la señal de la cruz como gesto de amor y protección espiritual.
“Los niños sienten seguridad cuando sus padres transmiten calma. Un abrazo, una nota de ánimo en su mochila o una oración breve antes de salir hacen una gran diferencia”, señaló.
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