Revisión de libros de texto
Como ha señalado la Conferencia del Episcopado Mexicano, la tarea de revisar libros de texto requiere cocinarse lentamente porque es crucial para el desarrollo educativo del país.
Actualmente existe un proceso de modificación y actualización de los libros de texto gratuitos y obligatorios que son usados en la educación básica de nuestros niños mexicanos.
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Como ha dicho la CEM a través de su presidente, el arzobispo Rogelio Cabrera, la tarea de revisar libros de texto requiere cocinarse lentamente porque es crucial para el desarrollo educativo del país; y por ello, es fundamental realizar procesos objetivos, apegados a criterios y principios pedagógicos, blindados y libres de cualquier ideología, encaminados a la verdad y al aprendizaje. Los contenidos deben ser verificables, con fundamentos validados por la ciencia.
Otro factor indispensable en cuanto a los libros de texto es buscar el consenso de los maestros, de los especialistas y de los padres de familia, sobre todo en temas delicados, pero siempre subordinados a la verdad de la realidad, de la ciencia y de los valores universales.
De esta manera, en este 2021 que conmemoramos los 500 años de la fundación de la Nueva España y 200 años del surgimiento del Estado Mexicano, se puede aprovechar para promover la inclusión y enseñanza de la historia real de nuestro país, más allá de confrontaciones.
En los libros de texto se puede también hablar de los hombres y mujeres que, con valentía y convicción, apostaron por la construcción de una realidad social que en su momento trajo muchos frutos a esta tierra. Hombres como Juan de Zumárraga o Vasco de Quiroga, que promovieron los derechos humanos, mucho antes de que existiese una Declaración Universal.
Podemos hablar de exploradores como Andrés de Urdaneta, quien desde México partió para aportar al mundo entero rutas de recorrido marítimas desde Asia hasta América. De hombres y mujeres que aportaron su ingenio para llenar de arte y cultura a nuestro continente, desarrollando las primeras universidades, como lo fue la Real y Pontificia Universidad de México, antecesora de dos universidades actuales, la UNAM y la UPM; o de esas personas que decidieron, hace 200 años, que México ya había llegado a la mayoría de edad para darse gobierno propio.
Por ello, ni la prisa ni la urgencia son buenas consejeras cuando se trata de revisar libros de texto. Tanto la prisa como la urgencia nos llevan a procesos sin metodología ni orden, y despiertan sospechas sobre una posible manipulación ideológica, que traería de regreso un adoctrinamiento de parte del Estado hacia los niños mexicanos. Esta cuestión ha sido intentada en el pasado y fue rechazada por la sociedad, específicamente por los padres de familia, que tienen el derecho de decidir, junto con las autoridades educativas, sobre la formación de sus hijos.
Sería muy lamentable volver a caer en la imposición de una corriente de pensamiento o posición política desde las instituciones educativas. La solución radica en que los nuevos libros de texto sean fruto de una auténtica plataforma de diálogo y aporten a la formación de niños mexicanos que conozcan y amen su país, y que tengan valores para forjar un mejor futuro.
Hoy más que nunca es necesaria una reconstrucción del tejido social integral, articulada, generosa y consensuada con toda la comunidad educativa nacional; sólo de esta manera es posible garantizar la libertad de conciencia, de educación y religiosa, y construir un auténtico y desideologizado Estado laico, que forme mexicanos bien informados y capaces, que estén orgullosos de la Nación que hemos sido, y que puedan ser protagonistas comprometidos en la historia humana.
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