Por una sociedad con condiciones de trabajo dignas
La Doctrina Social de la Iglesia nos enseña que el trabajo dignifica al hombre; sin embargo, ¿qué ocurre cuando las condiciones de un trabajo violentan los derechos básicos? Este es nuestro llamado.
En un mundo en el que los precios de los productos y servicios básicos suben como espuma, consecuencia de la inflación, cada vez más personas se ven orilladas a aceptar condiciones de trabajo precarias para poder subsistir.
La Doctrina Social de la Iglesia nos enseña que el trabajo dignifica al hombre; sin embargo, ¿qué ocurre cuando las condiciones de un trabajo violentan los derechos básicos? Y es que 3 de cada 10 mexicanos, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo se encuentran en la informalidad laboral; es decir, trabajan sin acceso a ningún tipo de prestación social o laboral.
La precariedad laboral se acentúa en los sectores más vulnerables de la población. 85% de las personas indígenas labora en la informalidad laboral. Y, según el INEGI, las mujeres ganan 15% menos que los hombres en puestos similares y tienen acceso a menos prestaciones sociales.
El trabajo de todos los sectores de la población debe ofrecer un salario digno, procurar el ahorro y ofrecer tiempo para el disfrute de esparcimiento y actividades culturales y recreativas. Mientras este derecho no sea una realidad para todos los mexicanos, no podemos hablar de un verdadero combate a la desigualdad ni de bienestar integral.
Es por eso que nos sumamos a la petición de la Conferencia del Episcopado Mexicano de unirnos en oración para que se ponga fin a la injusticia y precariedad laboral, y que se reconozcan y respeten los derechos de los trabajadores.
Hacemos un llamado al sector empresarial a priorizar el bienestar de los trabajadores como parte de sus modelos de negocios y al gobierno a endurecer la vigilancia del cumplimiento de los derechos laborales.
En palabras del Papa Francisco: rezamos por todos los trabajadores. Por todos. Para que a nadie le falte el trabajo y que todos sean justamente remunerados y puedan gozar de la dignidad del trabajo y la belleza del descanso.