El valor de la esperanza y la paciencia
Hacemos un nuevo llamado a nuestros políticos a trabajar en unidad, a tomar las decisiones necesarias siempre con la virtud de la paciencia.
Hace una semana lanzamos un cuestionamiento a los legisladores del bloque oficialista: ¿por qué la prisa en la aprobación de la Reforma Judicial, sin diálogo ni un análisis profundo y sin la escucha de todos los sectores involucrados?
Lanzamos nuevamente a nuestros políticos recién electos esta invitación para tomar las decisiones urgentes con la escucha y el diálogo necesarios; reforzamos el llamado a no actuar con prisa, sino con la virtud de la paciencia.
Aprovechamos para recordar una de las extraordinarias catequesis del Papa Francisco sobre las virtudes, particularmente en la que habló sobre la paciencia y por qué los seres humanos pacientes son tejedores de bien.
“Desean obstinadamente la paz, y aunque algunos tienen prisa y quisieran todo y todo ya, la paciencia tiene capacidad de espera”.
La paciencia es una virtud que camina de la mano con la esperanza, tan necesaria para nuestro país, lastimado por la corrupción y la violencia.
La esperanza puede ser el motor que nos mantenga avanzando hacia un mejor futuro, y el diálogo constructivo y la participación activa en los problemas del país, el fuego del corazón que nos permita construir un sistema de gobierno que trabaje por el bien común.
En su catequesis, el Papa advierte sobre las veces que pecamos contra la esperanza mediante nuestras nostalgias malas, nuestras melancolías, cuando nos abatimos ante nuestros pecados, olvidando que Dios es misericordioso y más grande que nuestros corazones.
Hacemos un nuevo llamado a nuestros políticos a trabajar en unidad, a tomar las decisiones necesarias siempre con la virtud de la paciencia y a través de la escucha y el diálogo. No estamos en medio de una lucha de buenos contra malos; no busquemos fracturar más al país; no cancelemos a quienes piensan diferente.
Pidamos a Dios la gracia de tener esperanza y paciencia para trabajar juntos por nuestro país.