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La visita a Nazareth

3 febrero, 2019
Creatividad de Publicidad

Lectura del Santo Evangelio

En aquel tiempo, comenzó Jesús a decir en la sinagoga: Hoy se cumple esta Escritura que acaban de oír. Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de sus labios.  Y decían: ¿No es éste el hijo de José?

Y Jesús les dijo: Sin duda me recitarán aquel refrán: «Médico, cúrate a ti mismo»: haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm. Y añadió: Les aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra (Lc. 4, 21-24).

Todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo.

Pero Jesús se abrió paso entre ellos y se alejaba (Lc. 4, 28-30).

La visita a Nazareth

Este domingo leemos la segunda parte de la visita de Nuestro Señor Jesucristo a Nazareth su pueblo natal.Este pasaje ha sido colocado por el evangelista como primer episodio de la vida pública del Señor mientras que en otros evangelios se ubica a la mitad de su ministerio en Galilea (cfr. Mt 13,53-58; Mc 6,1-6). Esta colocación de san Lucas no es casual pues el contenido, a saber, la lectura del profeta Isaías y el subsiguiente discurso de interpretación que hace Jesús, sirve para manifestar que es el Mesías pues “está ungido por el Espíritu del Señor”.

En segundo lugar, sirve para indicar la principal actividad de Jesús, esto es: sanar a los enfermos, liberar a los cautivos y anunciar el año de gracia del Señor. Pero el pasaje no concluye con el discurso de Jesús, pues él mismo hace notar la falta de fe de los suyos.



La reacción ante las palabras del Señor es extremadamente violenta al grado de decirnos que intentaron despeñarlo. Notemos ahora que el pasaje en su conjunto no solamente indica aquello a lo que habría de dedicarse el Señor en Galilea, sino que también nos muestra la oposición que habría de vivir a partir de aquella ocasión hasta el día de su muerte en la cruz.

Hay, al menos dos pasajes en el Nuevo Testamento que nos dan una visión panorámica de la vida de Jesús que podríamos comparar con este pasaje del evangelio de san Lucas.

En la carta de San Pablo a los Filipenses (Flp 2,6-11) en unos cuantos versos se nos narra el camino de la existencia de Jesucristo Hijo de Dios desde su situación eterna en el seno del Padre, su encarnación descrita como anonadamiento, su pasión y muerte en la cruz y la consiguiente glorificación por encima de todas las cosas y todos los seres.

El prólogo del evangelio de san Juan (Jn 1,1-18) nos presenta muy claramente una visión de conjunto desde la presencia del Verbo de Dios hasta su encarnación y concluye diciendo que por Él nos ha llegado la verdad y la gracia de Dios, es decir el efecto de la resurrección del Señor.

La visita de Jesús a Nazareth en el evangelio de san Lucas también nos ilumina sobre todo el conjunto de la vida de Nuestro Señor. En resumen, nos presenta una panorámica de la vida del Señor desde la unción de Jesús, su servicio ministerial, ser llevado a la muerte (pasión y crucifixión) y escape de la muerte  (resurrección).





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