Evangelio y lecturas de la Misa del II Domingo de la Natividad 2025
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Estas son las Lecturas, el Salmo y el Evangelio de la Misa dominical del 5 de enero 2025. ¡Conócelas!
Lecturas y Evangelio del 5 de enero de 2025
- Primera Lectura: del Eclesiástico (3, 2-6. 12-14).
- Salmo 127, 1-2. 3. 4-5.
- Segunda Lectura: de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (3, 12-21).
- Evangelio del día: Evangelio según San Lucas (2, 41-52).
- Comentario al Evangelio.
Primera Lectura
Lectura del libro del Eclesiástico (3, 2-6. 12-14)
El Señor honra más al padre que a los hijos y afirma el derecho de la madre sobre ellos.
Quien honra a su padre expía sus pecados, y quien respeta a su madre es como quien acumula tesoros.
Quien honra a su padre se alegrará de sus hijos y cuando rece, será escuchado.
Quien respeta a su padre tendrá larga vida, y quien honra a su madre obedece al Señor.
Hijo, cuida de tu padre en su vejez y durante su vida no le causes tristeza.
Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él y no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor.
Porque la compasión hacia el padre no será olvidada y te servirá para reparar tus pecados.
Palabra de Dios.
Te recomendamos: 10 frases del Papa Francisco sobre los padres
Salmo
Salmo 127, 1-2. 3. 4-5
R/. Dichosos los que temen al Señor
y siguen sus caminos.
Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R/.
Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R/.
Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses (3, 12-21)
Hermanos:
Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro.
El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta.
Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo.
Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente.
Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Y todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre del Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas. Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor.
Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan el ánimos.
Palabra de Dios.
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según San Lucas (2, 41-52)
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.
Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
“Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados”.
Él les contestó:
“¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?”.
Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.
Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.
Palabra del Señor.
Comentario al Evangelio: La estrella brilla
La Epifanía del Señor
Texto: Mt 2,1-12
La estrella del Niño brilla, dando a la noche un timbre inusitado. Los Magos –sabios y escrutadores de la verdad– se han puesto en camino, y buscan al Rey que ha nacido. Paradójicamente, en la ciudad santa lo que encuentran es ignorancia e intriga. Herodes, que ejerce el poder pero en realidad no es de la dinastía de David, desconoce las Escrituras. Ante la pregunta que debería saber contestar: ¿Dónde ha de nacer el Mesías?, él necesita consultar a los expertos. Pero más aún, su arrogancia y su pretensión adelantan maldad. Quiere enterarse para acabar con Él, y miente diciendo que iría a adorarlo. En vez de hospitalidad, instrumentaliza a los visitantes pretendiendo usarlos para un crimen. Al final, él es quien queda burlado, pues en sueños ellos son prevenidos de no volver a Herodes.
Los sabios, en cambio, se han puesto de camino. Han leído el signo del cielo, y lejos de manipularlo a su conveniencia, lo siguen dócilmente. En vez de ejercer violencia alguna, aprenden de las sorpresas que Dios les ha reservado, y asumen los riesgos del viaje. Al encontrarse con Aquel a quien buscaban, le ofrecen dones, con los que reconocen la majestad escondida en aquel rincón del mundo y agradecen la oportunidad de conocerlo. Si de pronto las amenazas parecían alejarlos de su objetivo, e incluso el signo da la impresión de perderse de su horizonte, finalmente la providencia divina termina por conducirlos para que su empresa tenga éxito. Incluso su paso por Jerusalén y la maquinación de Herodes termina por integrarse al designio divino, que les permite llegar a donde se encontraba el Niño. El que quiso usar a los extranjeros para sus innobles propósitos terminó por ser instrumento de la apertura de la salvación a los pueblos remotos. Y los sabios regresaron a su tierra después de experimentar la inmensa alegría que el Señor les regalaba.
Ante las más diversas trampas y manipulaciones, los ojos limpios pueden captar la estrella y dejarse guiar por ella. El signo está disponible para quien se abra a su sorpresa y se integre a asimilar su mensaje. Aun los peligros pueden convertirse en ocasión de que el encuentro con el Hijo de Dios se realice. Él ha llegado para brindarnos la alegría del cielo. Acojámosla, entregándole nosotros mismos la mejor voluntad de la tierra.