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COLUMNA

Comentario al Evangelio

Evangelio y lecturas de la Misa del Domingo 19 de enero 2025

Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.

16 enero, 2025
Evangelio y lecturas de la Misa del Domingo 19 de enero 2025
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Foto: Especial

Lecturas y Evangelio del 19 de enero de 2025

  • Primera Lectura: Isaías (62, 1-5).
  • Salmo: 95, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 9-10a
  • Segunda Lectura: Primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (12,4-11).
  • Evangelio del día: Evangelio según San Juan (2, 1-11).
  • Comentario al Evangelio

Primera Lectura

Lectura del Profeta Isaías (62, 1-5)

Por amor a Sion no callaré, por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que rompa la aurora de su justicia, y su salvación llamee como antorcha.

Los pueblos verán tu justicia, y los reyes tu gloria; te pondrán un nombre nuevo, pronunciado por la boca del Señor.

Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios.

Ya no te llamarán «Abandonada», ni a tu tierra «Devastada»; a ti te llamarán «Mi predilecta», y a tu tierra «Desposada», porque el Señor te prefiere a ti, y tu tierra tendrá un esposo.

Como un joven se desposa con una doncella, así te desposan tus constructores. Como se regocija el marido con su esposa, se regocija tu Dios contigo.

Palabra de Dios.

Salmo

Salmo 95, 1-2a. 2b-3. 7-8a. 9-10a

/R/ Contad las maravillas del Señor a todas las naciones.

Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. /R/

Proclamad día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus maravillas a todas las naciones. /R/

Familias de los pueblos, aclamad al Señor,
aclamad la gloria y el poder del Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor. /R/

Postraos ante el Señor en el atrio sagrado,
tiemble en su presencia la tierra toda.
Decid a los pueblos: «El Señor es rey:
él gobierna a los pueblos rectamente». /R/

Segunda lectura

Primera carta del Apóstol San Pablo a los Corintios (12,4-11)

Hermanos:
Hay diversidad de carismas, pero un mismo Espíritu; hay diversidad de ministerios, pero un mismo Señor; y hay diversidad de actuaciones, pero un mismo Dios que obra todo en todos.

Pero a cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien común.

Y así uno recibe del Espíritu el hablar con sabiduría; otro, el hablar con inteligencia, según el mismo Espíritu. Hay quien, por el mismo Espíritu, recibe el don de la fe; y otro, por el mismo Espíritu, don de curar. A este le ha concedido hacer milagros; a aquel, profetizar. A otro, distinguir los buenos y malos espíritus. A uno, la diversidad de lenguas; a otro, el don de interpretarlas.

El mismo y único Espíritu obra todo esto, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.

Palabra de Dios.

Evangelio del día 19 de enero 2025

Lectura del Santo Evangelio según según San Juan 2, 1-11

En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda.

Faltó el vino, y la madre de Jesús le dice:
«No tienen vino».

Jesús le dice:
«Mujer, ¿qué tengo yo que ver contigo? Todavía no ha llegado mi hora».

Su madre dice a los sirvientes:
«Haced lo que él os diga».

Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una.

Jesús les dice:
«Llenad las tinajas de agua».

Y las llenaron hasta arriba.

Entonces les dice:
«Sacad ahora y llevadlo al mayordomo».

Ellos se lo llevaron.

El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llama al esposo y le dice:
«Todo el mundo pone primero el vino bueno y, cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora».

Este fue el primero de los signos que Jesús realizó en Caná de Galilea; así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.

Palabra del Señor.

Comentario al Evangelio

Después de celebrar, con inmensa alegría, la fiesta del Bautismo del Señor, como Iglesia, iniciamos el Tiempo Ordinario. Durante este tiempo, meditamos los discursos, señales milagrosas, curaciones, exorcismos, parábolas, discursos, actitudes y sentimientos de Jesús. Dicho en una sola expresión, sus signos. Por ello, en este II Domingo Ordinario, nos detenemos a contemplar el primero de todos ellos: el agua convertida en vino, durante las Bodas de Caná.

El hecho de que la primera señal de Cristo esté situada en una boda, destaca el deseo de Dios de estar presente en todos los acontecimientos de nuestra vida, en los más alegres y gozosos. Sin embargo, siempre hay momentos que nos ponen a prueba, que son difíciles, críticos, y adversos, en los cuales, aparentemente, la alegría se acaba. Esta es la principal interpretación de la carencia del vino, en el relato de las bodas de Caná. ¿Cuáles son esos momentos en mi experiencia? ¿Cuándo he perdido
la alegría?¿Estoy afrontando un momento así en el presente?

Cualquiera que sea tu caso, en el pasado o en el presente, el mensaje central del primer signo de Cristo es conmovedor: ¡María y Jesús siempre están presentes! Nuestra dulce Madre, la Virgen Santísima, nos enseña el valor de la intercesión, de vencer la indiferencia y el egoísmo. Ella se atreve a confiar en su Hijo, y a pedirle que actúe en favor de quienes pierden la alegría. Jesús, por su parte, es dócil a la
mediación de María, y hace un milagro para devolver el gozo a la fiesta, a la vida misma. ¿Cómo intercede la Virgen por mí? ¿Cuáles son las intervenciones de Jesús en mi vida?¿De qué manera me ha devuelto el júbilo?

Por lo tanto, este domingo es la oportunidad perfecta para recordar que, si queremos que el Señor nos ayude a recobrar el sentido, a devolvernos el ímpetu en nuestro peregrinar, es menester imitar la actitud de los servidores, motivados por la recomendación de María: «Hagan lo que Él les diga» (Jn 2,5). La enseñanza es clara y contundente: Hay que escuchar, confiar y actuar, conforme la Palabra del Señor. Así que, para poner en práctica esta Palabra, no dejes de escuchar a María y a Jesús, cree con todo tu corazón que el Señor actuará en medio de tu vida para guiarte y acompañarte. ¿Te atreves?