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COLUMNA

Comentario al Evangelio

Evangelio y lecturas de la Misa del domingo 18 de agosto 2024

"Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros".

19 julio, 2024
Evangelio y lecturas de la Misa del domingo 18 de agosto 2024
"Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre". Foto Especial

Estas son las Lecturas, el Salmo y el Evangelio de la Misa dominical del 18 de agosto 2024. ¡Conócelas!

Lecturas y Evangelio del 18 de agosto de 2024

  • Primera Lectura: del libro de los Proverbios 9, 1-6.
  • Salmo: 33, 2-3. 10-11. 12-13. 14-15.
  • Segunda Lectura: de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 5, 15-20.
  • Evangelio del día: Evangelio según San Juan 6, 51-58.

Primera Lectura

Lectura del libro de los Proverbios 9, 1-6

 

La Sabiduría se ha construido su casa plantando siete columnas, ha preparado el banquete, mezclado el vino y puesto la mesa; ha despachado a sus criados para que lo anuncien en los puntos que dominan la ciudad: “Los inexpertos que vengan aquí, quiero hablar a los faltos de juicio: «Venid a comer de mi pan y a beber el vino que he mezclado; dejad la inexperiencia y viviréis, seguid el camino de la prudencia»”.
Palabra de Dios.

Salmo

Salmo 33, 2-3. 10-11. 12-13. 14-15

R/. Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.

Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que le temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R/.

Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor.
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad? R/.

Guarda tu lengua del mal,
tus labios de la falsedad;
apártate del mal, obra el bien,
busca la paz y corre tras ella. R/.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 15-20

Fijaos bien cómo andáis; no seáis insensatos, sino sensatos, aprovechando la ocasión, porque vienen días malos. Por eso, no estéis aturdidos, daos cuenta de lo que el Señor quiere. No os emborrachéis con vino, que lleva al libertinaje, sino dejaos llenar del Espíritu. Recitad, alternando, salmos, himnos y cánticos inspirados; cantad y tocad con toda el alma para el Señor. Dad siempre gracias a Dios Padre por todo, en nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Palabra de Dios

Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según San Juan 6, 51-58

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”.
Disputaban los judíos entre sí: “¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?”.
Entonces Jesús les dijo: “Os aseguro que si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él. El Padre que vive me ha enviado, y yo vivo por el Padre; del mismo modo, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan que ha bajado del cielo: no como el de vuestros padres, que lo comieron y murieron; el que come este pan vivirá para siempre”.
Palabra del Señor

Comentario al Evangelio: “Concédenos saborear siempre Tu dulzura…”

Juan 6,51-58
El famoso texto que acabamos de escuchar, sobre el Pan de Vida, coincidentemente lo retomó el padre Raniero Cantalamessa, para predicar a la Curia Romana los Ejercicios Espirituales de la Cuaresma el 23 de Febrero 2024.

Para comenzar su reflexión, el fraile Capuchino, creado Cardenal en el año 2020, hace referencia al diálogo entre Jesús y los apóstoles, sobre aquella pregunta: “y ustedes ¿quién dicen que soy Yo?” (Mt. 16, 13-16), hace la pregunta al Santo Padre y a la Curia Romana, ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?.
Para responder, el predicador de la Casa Pontificia
, utiliza el texto de este domingo del Evangelio de San Juan; Yo soy, Ego eimí, Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, el que coma de este pan, vivirá eternamente.

El capítulo 6 del evangelio según San Juan, no se centra en lo que dice la gente que es Jesús, sino en lo que dice Jesús de Sí mismo. Unos versos antes, pero dentro del mismo capítulo, le preguntan al Maestro: ¿qué signo cumples para que veamos y creamos en ti?; a lo que Jesús contesta, Yo Soy el pan vivo, que ha bajado del cielo, el pan de vida.

La multiplicación del pan para unos miles de personas y los peces, no es sino una expresión de un alimento mayor, de una perspectiva más allá del hambre temporal y de las necesidades humanas de alimento que tenemos, sino que hacen referencia a una nutrición más alta, espiritual, una vida que no se queda en esta tierra, sino una vida eterna. Hace referencia no sólo a un alimento cotidiano, sino al mismo Dios que se nos da, por eso dice Yo Soy, como en el Éxodo 3,16, cuando Yahvé se presenta a Moisés en la zarza ardiente.

Ya Orígenes y San Ambrosio, cita el padre Raniero, insistían en la interpretación de esta presentación que hace Jesús de Sí mismo, este Pan, es el pan de la palabra de Dios, que distribuida, en lugar de acabarse, crece, se incrementa, al ser predicada, compartida.

En la Imitación de Cristo, de Kempis, continúa citando el Cardenal Cantalamessa, el autor expresa necesitar sólo dos cosas de Dios: alimento y luz, alimento que se sacia con Su Cuerpo y luz que consigue a través de Su Palabra. Lutero incluso sostenía que con la predicación, se distribuye ese Pan, mientras que mediante la fe, se come de ese Pan.

Por eso, al escuchar este Evangelio del Pan de Vida, somos llamados, no sólo a acercarnos a Jesús en los momentos de dificultad o para que sacie nuestra hambre y nuestras necesidades cotidianas, sino que estamos llamados a considerar que es Dios mismo quien quiere darse a nosotros como alimento, para que seamos como El, para que nutridos por Él que es el pan de Vida, podamos tener su misma vida, la gracia.

Por eso decimos todavía con Santo Tomás de Aquino en el himno Adorote devote:

“…Pan vivo que das la vida al hombre:
Concede a mi alma que de Ti viva y
Que siempre saboree tu dulzura”.

¡Si Señor Jesús!, danos no sólo el alimento del día a día, ese como quiera lo vamos consiguiendo poco a poco con tu ayuda y nuestro trabajo y lo vamos compartiendo con los demás; pero danos de Ese Pan de Vida que eres Tú, date a nosotros que tanto te necesitamos en este mundo, date a nosotros, que se nos va la vida a veces, en conseguir sólo ese pan que se acaba, que es bueno pero no es eterno, que es saludable, pero no eres Tú.

“Y concédenos saborear siempre Tu dulzura…”