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Columna invitada

Quien se acoge a la sombra del Altísimo, no quedará defraudado

Quien se acoge a la sombra del Altísimo no quedará defraudado. Los tres temas están relacionados y se complementan unos a otros.

12 noviembre, 2022

Vemos en el texto de hoy que Jesús habla sobre varios temas. ¿Me puede decir cuál de ellos es el más importante y también si es que hay un hilo conductor común entre los temás?

El texto del evangelio de San Lucas que hemos leído hoy se encuentra dentro del ministerio de Nuestro Señor Jesucristo en Jerusalén. Consta de tres partes, la primera de ellas es un relato con enseñanza (Lc 21,1-4) sobre la limosna de la anciana; la segunda parte es sobre la duración del Templo de Jerusalén (Lc 21, 5-7); y la tercera parte es un discurso de respuesta a las preguntas: ¿Cuándo sucederán estas cosas? ¿Cuál será la señal? Y trata sobre lo que sucederá a los discípulos de Jesús en el futuro (Lc 21,8-19).

Por la cantidad de materiales empleados, es bastante claro que el tema de los acontecimientos futuros, para los discípulos del Señor es el más importante. Los contenidos de este discurso pueden resumirse en: no dejarse engañar por falsos mesías,  ni anuncios o señales terribles; anuncio de futuras persecuciones, pero de intervenciones extraordinarias de Dios en ayuda de los suyos; conclusión “Con su perseverancia salvarán sus vidas”. Ahora bien, podemos preguntarnos ¿De qué manera las dos primeras partes sirven o ayudan a la comprensión del discurso sobre el futuro?

La primera parte, que es la limosna de la viuda pobre, nos habla de una confianza total en la providencia de Dios, ella entrega a Dios todo lo que tenía para vivir, Él se encarga de la vida de ella, de su casa, vestido y sustento. Una persona que es perseguida suele tener la tentación de sucumbir. Jesús habla de ser llevados ante tribunales, denunciados por los parientes y los amigos, nos habla de que algunos morirán, estas cosas solamente se pueden soportar si hay una verdadera confianza en Dios, como esa confianza de la viuda pobre.

La segunda parte habla sobre la duración limitada del Templo de Jerusalén, esto frente a las expresiones de asombro por la belleza y solidez de la construcción. Si bien, la primera enseñanza se dirige al plano interior de los individuos esta segunda enseñanza mira a constatar que solamente Dios es eterno. Ni la casa de Dios, el Templo, es eterno. Por tanto, quien se acoge a la sombra del Altísimo no quedará defraudado. Los tres temas están relacionados y se complementan unos a otros.

Mons. Salvador Martínez Ávila es rector de la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe.

Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.