Hechos contrarios a las palabras

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La Palabra de Dios, mi compañera del 2021

Escuchar la Palabra de Dios se convirtió en una necesidad para mí, pues redescubrí el gran amor que Dios me tiene y lo deseoso que está de mi respuesta.

3 enero, 2022
La Palabra de Dios, mi compañera del 2021
Raquel Zermeño Ferrer

A unos días de que termine el 2021 y con la esperanza del nuevo año que está por comenzar, quisiera compartirles la gran oportunidad que tuve durante el 2021 de leer y profundizar en cada uno de los libros de la Biblia, gracias al podcast del Padre Michael Schmitz titulado “The Bible in a Year” ( La Biblia en un año), que me permitió conocer la Palabra de Dios y el mensaje que tiene para mí.

La verdad es que nunca había leído toda la Biblia ni profundizado en el plan de amor y salvación que Dios tiene para nosotros, que sigue siendo actual para ti y para mí.

El haber recorrido un año escuchando la Palabra de Dios no fue algo sencillo: había que encontrar el tiempo para hacerlo pues entre el trabajo, el cuidado de 4 hijos, un esposo que también pide su espacio y la casa en la que siempre hay trabajo por hacer, parecía una misión imposible pero hoy puedo decir que Dios, como siempre, logró encontrarme, aunque fuera muy temprano, antes de que mi familia despertara, entre los trastes sucios después de la comida, durante el camino al supermercado o en la noche cuando parece que la casa al fin está en silencio.

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Escuchar su Palabra se convirtió en una necesidad para mí, esperar cada día para saber lo que Dios quería decirme, reconocer en lo más profundo del corazón mi naturaleza débil y rota e identificarme con muchos de los personajes de esta gran historia de la salvación, pero sobre todo, redescubrir el gran amor que Dios me tiene y lo deseoso que está de mi respuesta para seguirlo.

Podría escribir muchas hojas sobre todo lo que aprendí durante este año; de hecho, intenté tomar notas durante cada día para después poder volver a ellas y seguir profundizando. He de confesar que hubo varias ocasiones en que me fue imposible hacerlo, y solo escuchaba acostada en silencio para no despertar a mi esposo por medio de mis audífonos la Palabra de Dios, pero aún en estas circunstancias, Dios habló y dejó una huella profunda.

La Palabra de Dios me transformó, me ayudó a ver la vida con otros ojos, me hizo enfrentarme a mí misma y a todas aquellas cosas que debo mejorar; me fortaleció en momentos de dificultad, me dio esperanza cuando todo parecía oscuro, me levantó cuando me sentía triste o agobiada, pero sobre todo, me impulsó para recomenzar de nuevo, para querer llevar a Jesús a los demás y decirle al mundo que existe una forma diferente de vivir, en la que se encuentra el verdadero sentido y la felicidad.

Es por esto que quiero invitarte, ahora que está comenzando un nuevo año, a que ojalá uno de tus propósitos sea acercarte a la Palabra de Dios, a conocerla, a escuchar aquello que Dios quiere decirte en lo profundo de tu corazón, a dejarte transformar, para que, a ejemplo de todos aquellos que ya son parte de esa historia, seamos cristianos valientes que inunden el mundo de una verdadera alegría, llevando el mensaje de amor y salvación a nuestros propios ambientes.

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Como el padre Michael dijo en varios de los episodios del podcast, la mejor forma de llevar el Evangelio es a través de las familias y los amigos. Llevemos pues a los que más queremos al encuentro del Señor, es lo mejor que podemos darles, pero para poder lograrlo, primero dejémonos transformar en lo más profundo de nuestro corazón por Aquél que ha dado su vida para que nosotros tengamos vida y la tengamos en abundancia.

Este nuevo año es la oportunidad para permitir que Dios te hable, te guíe y que al escuchar su Palabra podamos decir como los apóstoles: “No podemos dejar de proclamar lo que hemos visto y oído” Hch. 4,20 pues nuestras vidas han sido transformadas. Feliz y bendecido 2022.