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Calendario Azteca, ¿sabías que una iglesia fue su primer hogar?

3 noviembre, 2021
Calendario Azteca, ¿sabías que una iglesia fue su primer hogar?
Piedra del Sol en el Museo Nacional de Antropología. Foto: Wikimedia Commons.

¿Sabías que la Piedra del Sol, o también llamado Calendario Azteca, estuvo adosada en la pared de la torre poniente de nuestra majestuosa Catedral Metropolitana de la Ciudad de México?

Sí, este monolito de la civilización Mexica permaneció en la Catedral más de 150 años.

En diciembre de 1790, el virrey Conde de Revillagigedo ordenó se realizarán trabajos de nivelación y empedrado de la entonces llamada plaza principal. Fue entonces que la piedra se halló a escasos 42 centímetros de profundidad frente a la puerta del Real Palacio.

Más de esta autora: La leyenda del Señor del Veneno en la Catedral de México

El gran disco solar permaneció en ese lugar pero la gente empezó a dañar sus relieves; entonces los comisionados de la construcción de la Catedral gestionaron ante el virrey la posesión del monolito para resguardarla. Revillagigedo les concedió la Piedra del Sol con la condición de que quedara en un sitio protegido en parte pública donde se conservase siempre como un apreciable monumento de la antigüedad indiana.

Así fue que la Piedra del Sol fue transferida a la nueva torre de la Catedral, y colocada en su base por el lado que ve al poniente. Lamentablemente sufrió las inclemencias del tiempo, le aventaban basura y los soldados norteamericanos, practicaban en ella tiro al blanco durante la ocupación de 1847.

Fotografía coloreada de 1882 donde se observa la Piedra del Sol o Calendario Azteca adosada en el muro poniente de la Catedral Metropolitana.

Fotografía coloreada de 1882 donde se observa la Piedra del Sol o Calendario Azteca adosada en el muro poniente de la Catedral Metropolitana.

En 1885 se llevó al Museo de Historia, ubicado en la calle de Moneda 13. Éste acontecimiento quedó gravado en una hoja volante que circuló en aquellos días por las calles de México:

“Adiós, Montepío querido,

Adiós, bella Catedral,

Me despido ya de ustedes

Ya me llevan a encerrar.

 

¡Cuántos lustros yo pasé

Al píe de ésta hermosa torre,

Qué inexorable es el tiempo!

¡Válgame Dios, cómo corre!

 

No hay cosa que no se borre

Y se pierda en la memoria,

Ejemplo vivo es mi historia

Que acertar nadie ha podido;

¡Ay triste de mí, me voy;

Adiós, Montepío querido!

Como el Caballo de Troya

Ya me llevan estirando

Y los soldados me jalan

Entre gimiendo y llorando.

 

Mucho sudor voy costando

Porque algo pesado soy,

Para el Museo Yo me voy

Donde me van a encerrar,

Por eso digo llorando:

¡Adiós, bella Catedral!

 



Ya no veré más el Zócalo,

Donde pasea tanta rota,

Ni a ese muchacho atrevido

Que echa el agua por la bota.

 

No oiré más tocar la jota

De la hermosa estudiantina,

Me voy para la cocina

Con permiso de usarsedes,

Pero con gran sentimiento

Me despido ya de ustedes.

 

Ya me despido también

De las demás fuentecitas,

De cocheros y lacayos,

Y de las lindas gatitas,

 

Ya jamás oiré sus cuitas

Ni lances de sus amores.

Adiós, árboles y flores,

Adiós, también barandal,

A la prisión del Museo

Ya me llevan a encerrar.”

 

En junio de 1964, la Piedra del Sol transitó nuevamente frente a la Catedral para ser llevada al Museo de Antropología e Historia en el Bosque de Chapultepec, donde se encuentra hasta el día de hoy.

En recuerdo del acontecimiento, en el muro donde estuvo colocada la Piedra del Sol, se encuentra trazada una línea y sobre ella una placa que dice: “Línea de referencia en sustitución de la tangente inferior del Calendario Azteca”.

 

 

*María del Socorro Sentíes Corona es guía de la Catedral de México.

 

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