El camino hacia la Navidad

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Un sacerdote, la primera semilla de mi vocación

Mi nombre es Gabriel Olmedo González, soy el décimo de 11 hermanos; mis padres fueron María Victoria González y Alfonso Salvador Olmedo Ramírez, ambos ya fallecieron. Nací el 6 de octubre de1985 en Santa Martha Acatitla, Iztapalapa. Mi padre falleció de un paro cardiaco en 1995, cuando yo tenía nueve años de edad. En ese […]

Mi nombre es Gabriel Olmedo González, soy el décimo de 11 hermanos; mis padres fueron María Victoria González y Alfonso Salvador Olmedo Ramírez, ambos ya fallecieron. Nací el 6 de octubre de1985 en Santa Martha Acatitla, Iztapalapa. Mi padre falleció de un paro cardiaco en 1995, cuando yo tenía nueve años de edad. En ese año, mi mamá me llevó a la Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles para ser monaguillo, y ahora entiendo que ella le dio una autoridad paterna al párroco, pues le pidió que me llamara la atención si mi conducta, palabras o calificaciones no eran las mejores.

Este acercamiento con el presbítero José Guadalupe Jiménez Sánchez me ayudó a conocer a Cristo Eucaristía con la oración del Trisagio, que realizaba semana a semana; asimismo, gracias a su cercanía, confianza y cariño pude ir descubriendo el amor al prójimo y el servicio a la Iglesia. Creo que esta es la primera semilla de mi vocación.  

Con el apoyo y entusiasmo del padre José Guadalupe, decidí ingresar al Seminario Conciliar de México para hacer mis estudios de preparatoria. Sin embargo, tras hacer un discernimiento en el Curso Introductorio, decidí hacer una pausa en mi formación, pues tenía el deseo de estudiar una carrera universitaria. Durante siete años estuve fuera del seminario e hice dos cosas al mismo tiempo: por un lado, estudié la licenciatura en Ciencias de la Informática, y por otro, colaboré en Cáritas-Arquidiócesis de México.

Durante una actividad que estaba realizando en Cáritas, en el Seminario Mayor, volvió a surgir en mí el deseo de ser seminarista, renació en mí aquel anhelo de servir como sacerdote a mi Iglesia, al pueblo santo de Dios. La vida nos puede llevar por varios caminos que Dios nos va señalando a través de las personas y situaciones que se van presentado; Él nos creó libres y es muy respetuoso de esta libertad que nos ha dado. Sin embargo, en los planes que tiene para nosotros es tan perfecto que pone todos los medios para que respondamos a su llamado, y ¡heme aquí!  

Hoy, durante mi caminar en la formación sacerdotal, habiendo terminado Filosofía, curso el tercer año de Teología, y con gran entrega quiero seguir respondiendo a Cristo con un “Sí” certero, fuerte y decidido. Me encomiendo a sus oraciones pidiendo a Dios su auxilio para que cada día me configure más con nuestro Señor Jesucristo.  

Seminario Conciliar de México