El camino hacia la Navidad

Leer más

¿Qué viene para la Arquidiócesis con el Card. Aguiar Retes?

DLF Redacción El pasado 7 de diciembre el Papa Francisco determinó aceptar la renuncia como Arzobispo de México del Card. Norberto Rivera Carrera, quien quedará como Administrador Apostólico de la Arquidiócesis Primada hasta el 5 de febrero, fecha en que su sustituto, el Card. Carlos Aguiar Retes, tomará posesión del cargo y comenzará su labor […]

DLF Redacción

El pasado 7 de diciembre el Papa Francisco determinó aceptar la renuncia como Arzobispo de México del Card. Norberto Rivera Carrera, quien quedará como Administrador Apostólico de la Arquidiócesis Primada hasta el 5 de febrero, fecha en que su sustituto, el Card. Carlos Aguiar Retes, tomará posesión del cargo y comenzará su labor pastoral al frente de la arquidiócesis más grande y compleja del mundo… Pero, ¿qué viene para la Iglesia que peregrina por la Ciudad de México? Para dar respuesta a esta amplia interrogante, Desde la fe entrevistó al nuevo Arzobispo.

Desde la fe (DLF): ¿Con qué ánimo recibe usted la encomienda de ser el pastor de la Arquidiócesis más grande del mundo?

Card. Aguiar Retes (CAR): He recibido la noticia de la designación del Santo Padre mediante un diálogo personal con el Nuncio Apostólico de México, S.E.R. Franco Coppola.

De inmediato me vino a la mente la vez en que fui llamado para ser Obispo de Texcoco, y después de 12 años para ser el Arzobispo de Tlalnepantla; ahora, después de 9 años, para un traslado más como Arzobispo Primado de México.

Mi experiencia episcopal, de más de 20 años, me dio la confianza para responder afirmativamente, dada la constante manifestación del acompañamiento del Espíritu Santo en el ejercicio de mi ministerio.

DLF: ¿Qué fue lo primero que pensó, que sintió cuando recibió la noticia?

CAR: En primer lugar, la natural preocupación por lo que se deja, mi querida Arquidiócesis de Tlalnepantla, donde he tenido la respuesta positiva a los procesos pastorales que están en marcha.

En segundo lugar, pensé en la enorme responsabilidad de conducir una Iglesia tres veces mayor que la de Tlalnepantla, y con desafíos y retos muy complejos.

Luego me vino a la mente el gozo y la alegría por la hermosa misión de custodiar y velar por nuestra Madre Santa María de Guadalupe, y de favorecer la arraigada devoción y amor de nuestro Pueblo de México a nuestra Santa Madre. Y en este pensamiento encontré mi consuelo.

DLF: Pastoralmente, ¿cuáles son los temas que más le preocupan en la Arquidiócesis de México?

CAR: Indudablemente el proceso de una renovación eclesial para ser una Iglesia en salida, misionera; deseo promoverlo de forma sinodal.

Procurar, mediante un diálogo fraterno, la comunión eclesial entre todos los sectores de la Arquidiócesis, para lograr una Pastoral que incida aportando los valores evangélicos en la transformación de la cultura, que, dado el cambio de época, está en marcha.

Procurar relaciones públicas con los diferentes actores sociales: ciudadanos, empresariales, sindicales o laborales, gubernamentales, políticos, de otras religiones e Iglesias, y en general con quienes estén dispuestos a colaborar y generar las sinergias que ayuden a resolver los grandes problemas de la Ciudad.

DLF: ¿Qué aspectos destacaría del ministerio del cardenal Norberto Rivera al frente de la Arquidiócesis y que, de acuerdo con su criterio, se le debe dar continuidad?

CAR: El cuidado de la salud y jubilación de los Sacerdotes mediante el organismo llamado FRATESA. Continuar y acrecentar la dimensión del Santuario Nacional que logró el Cardenal Norberto Rivera para la Basílica de Guadalupe. Cuidar de los tres Seminarios Mayores existentes: el Conciliar, Redemptoris Mater, y el Hispano- Americano. Mantener y aprovechar la organización de Comunicación Social de la Arquidiócesis (SIAME).

DLF: ¿Qué le representa a usted el hecho de que será ahora el custodio de la sagrada imagen de la Virgen de Guadalupe?

CAR: Representa el consuelo ante la gran responsabilidad, como ya lo dije arriba; y la motivación y confianza en su auxilio divino para el ejercicio de mi Ministerio Episcopal.

DLF: Ha sido usted nombrado el XXXV sucesor del primer Obispo, fray Juan de Zumárraga, y hace más de doscientos años hubo un arzobispo Aguiar y Seijas, ¿qué significado tienen para usted estos aspectos históricos?

CAR: Confieso que jamás me imaginé ser llamado a suceder a tan distinguidos Sucesores de los Apóstoles, de los que tendré mucho que aprender.

DLF: ¿Qué representa gobernar eclesialmente el territorio donde convergen todos los poderes de la nación?

CAR: Representa la enorme responsabilidad de tejer las mejores relaciones para buscar juntos el bien de nuestra querida Patria.

DLF: Ocupará el cargo a unos cuantos meses de uno de los procesos electorales más complicados de la historia del país, ¿cómo enfrentar esta coyuntura desde el ámbito de la fe?

CAR: Estando abierto al diálogo con todos los actores del proceso, tratando de ser propositivo, y expresando con sinceridad y franqueza las preocupaciones sobre las actuales situaciones de la sociedad mexicana.

DLF: ¿Cuál sería su mensaje para la comunidad de la Arquidiócesis de México?

CAR: El que he hecho público el pasado lunes 11, animando a colaborar en la renovación eclesial que ha propuesto el Papa Francisco a la Iglesia.

DLF: ¿Qué pide usted a su presbiterio y a los religiosos y religiosas que lo apoyarán en su labor pastoral?

CAR: Renovar su vocación, y abrir su corazón a las necesidades de nuestro Pueblo, animados por la confianza en la promesa de Cristo de acompañarnos con el Espíritu Santo; asimismo, buscar juntos las mejores opciones para hacer presente el Reino de Dios entre nosotros.

DLF: ¿Qué pide Usted a sus fieles laicos?

CAR: Participación y escucha recíproca, compartir la fe y la visión de la realidad, interpretar los signos de los tiempos, y, en discernimiento constante, tomar las decisiones en comunión.

DLF: ¿Qué mensaje quiere dar al mundo de la cultura?

CAR: Que tengan siempre presente en la generación de sus proyectos, como principal e indispensable fundamento, la dignidad de la persona humana.