¿Qué hacer si mi hijo ya no quiere ir a Misa? 8 claves para acompañar sin imponer

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¿Qué hacer si mi hijo ya no quiere ir a Misa? 8 claves para acompañar sin imponer

¿Tu hijo ya no quiere ir a Misa? Descubre cómo acompañarlo sin imponer. Claves prácticas para transformar una crisis en una oportunidad de fe.

19 junio, 2025
¿Qué hacer si mi hijo ya no quiere ir a Misa? 8 claves para acompañar sin imponer
Aunque cada historia es única, hay un patrón que se repite con frecuencia: la edad. Foto: Especial

Cada vez son más los padres que expresan una preocupación creciente: sus hijos adolescentes ya no quieren ir a Misa. Lo que antes era una costumbre familiar se convierte en motivo de discusión o tristeza, generando preguntas profundas sobre la fe, la educación religiosa y la relación con Dios.

“La relación con Dios es un vínculo con una persona viva, y como toda relación auténtica, puede atravesar momentos de crisis, de prueba o de redescubrimiento”, señala el diácono transitorio y futuro presbítero Santiago Adame Alemán, miembro de los Cruzados de Cristo Rey y colaborador en la parroquia Santa María de Guadalupe Capuchinas, quien ha acompañado a adolescentes y jóvenes en su camino de fe.

Aunque cada historia es única, hay un patrón que se repite con frecuencia: la edad. Desde su experiencia, esta situación suele presentarse entre los 13 y 17 años y, en muchos casos, obedece más a una etapa de búsqueda personal que a un rechazo definitivo de la fe. Ante este escenario, el sacerdote comparte una serie de consejos para acompañar con esperanza este tiempo de prueba.

adolescentes
Si en casa ven una fe vivida con coherencia, aunque imperfecta, se sienten atraídos. Foto: Especial

Autenticidad: la clave del testimonio familiar

Para el diácono Santiago, los jóvenes valoran sobre todo la autenticidad. Si en casa ven una fe vivida con coherencia, aunque imperfecta, se sienten atraídos. Pero si perciben una religiosidad impuesta, ritualista o desconectada del amor cotidiano, eso genera rechazo.

“Si el testimonio de los padres muestra una relación sincera con Dios, los hijos lo notan. Pero si ven que sus padres van a Misa por compromiso y luego se tratan mal entre ellos o se alejan emocionalmente de sus hijos, eso también deja huella negativa”, advierte.

Cómo invitar sin pelear

El el futuro sacerdote recomienda no reaccionar con enojo ni imponer de inmediato. Propone que los padres busquen otro momento, fuera del horario de Misa, para dialogar con calma y preguntar con apertura qué hay detrás del rechazo.

Si la razón es simple flojera, puede afrontarse con firmeza y motivación. Pero si se trata de una crisis de fe, lo mejor es acompañar, escuchar y buscar formas creativas de invitar sin presionar, por ejemplo, combinando la Misa con una comida familiar o mostrando interés genuino por sus inquietudes.

Autoridad con respeto

“Los padres deben tener claro hasta dónde llega su autoridad. Pueden poner medios, pero no pueden forzar la conciencia de sus hijos. Ni siquiera Dios obliga a amarle”, detalla el diácono transitorio.

Esto implica respetar los procesos, sin renunciar al acompañamiento. Un padre puede seguir proponiendo, creando espacios de diálogo, y sobre todo, amando con constancia.

Redescubrir la Misa como experiencia significativa

El sacerdote insiste en que la Misa puede dejar de ser vista como una carga cuando se comprende a quién se va a encontrar: Jesucristo. Si los padres viven la Misa con pasión, la comparten en conversaciones cotidianas, comentan el Evangelio o involucran a sus hijos en el servicio, la Misa deja de ser una obligación y se convierte en una experiencia viva.

El Jubileo de la Juventud busca que los jóvenes se encuentren con Cristo puedan experimentar una esperanza. Foto: Especial
El Jubileo de la Juventud busca que los jóvenes se encuentren con Cristo puedan experimentar una esperanza. Foto: Especial

La fuerza de los grupos juveniles

De acuerdo con su experiencia, Adame Alemán asegura que los grupos parroquiales, encuentros juveniles y actividades misioneras pueden ser clave para que los adolescentes descubran que la fe también se vive con alegría entre iguales. “El joven evangeliza al joven, dijo el Papa Francisco. Si encuentran a otros que viven su fe con autenticidad, eso también los mueve a cuestionarse”.

Dios da el fruto

“En esta carrera del amor, gana quien ama más y por más tiempo”, afirma. Aún cuando los padres sientan que sus esfuerzos no dan fruto, el amor perseverante transforma. Muchos jóvenes, tras una etapa de lejanía, vuelven con una fe más madura. El futuro sacerdote lo ha visto en su acompañamiento pastoral: quienes se reencuentran con Dios después de una crisis suelen comprometerse con mayor convicción.

Asegura que la crisis de un hijo puede ser también una oportunidad para que la familia profundice su propia fe. “A veces los padres también redescubren su relación con Dios a partir de las dudas de sus hijos”, concluye.

¿Qué hacer si tu hijo ya no quiere ir a Misa?

  1. No reacciones con enojo inmediato: Evita discutir justo antes de salir a Misa. Espera un momento más tranquilo para conversar con calma.
  2. Escucha sin juzgar: Pregunta con interés genuino: “¿Por qué no quieres ir?”, y escucha sin interrumpir. A veces detrás del rechazo hay razones emocionales o espirituales profundas.
  3. Sé testimonio, no solo exigencia: Vive la Misa con alegría y autenticidad. Habla de ella durante la semana, comparte el Evangelio, muestra que es parte viva de tu día a día.
  4. Crea un ambiente familiar atractivo en torno a la fe: Asocien la Misa a momentos agradables en familia (una salida, una comida, un plan juntos), sin que esto se vuelva un chantaje.
  5. No impongas, pero tampoco te rindas: Si hay una crisis de fe, no obligues, pero sigue proponiendo. La constancia, el amor y la creatividad pueden dar fruto a su tiempo.
  6. Respeta su libertad sin renunciar a tu papel: Reconoce que la fe es una decisión personal. Acompaña como guía, no como controlador.
  7. Apóyate en la comunidad: Busca grupos juveniles, misiones, actividades parroquiales donde tu hijo pueda encontrarse con otros que viven su fe con alegría.
  8. Confía y ora con perseverancia: No pierdas la esperanza. A veces los hijos vuelven con una fe más profunda. Dios actúa incluso cuando no lo ves.


Autor

Periodista con más de 20 años de trayectoria, titulada de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. A lo largo de su carrera ha colaborado en reconocidos medios nacionales como Milenio, El Gráfico de El Universal, Revista Alto Nivel y Desde la fe, entre otros. Su trabajo se ha enfocado en temas sociales, culturales y de interés humano, con un compromiso constante por informar con profundidad y sensibilidad.