Lo que el Card. Aguiar quiere para la Arquidiócesis de México
“Sólo así podremos influir eficazmente en el ser de la sociedad, para que sean los valores del Evangelio su sustento y su experiencia de vida”, dice. DLF Redacción Tras haber visitado las ocho Vicarías Episcopales de la Arquidiócesis de México, así como otras instancias arquidiocesanas, el cardenal Carlos Aguiar Retes publicó esta semana […]
- “Sólo así podremos influir eficazmente en el ser de la sociedad, para que sean los valores del Evangelio su sustento y su experiencia de vida”, dice.
DLF Redacción
Tras haber visitado las ocho Vicarías Episcopales de la Arquidiócesis de México, así como otras instancias arquidiocesanas, el cardenal Carlos Aguiar Retes publicó esta semana una reflexión pastoral, en la que advierte del gran potencial y los retos que tiene la Iglesia en la capital del país. Una realidad –dice– que conoció tras haber dialogado con cientos de personas y haberse adentrado en la realidad socio-eclesial, en el conocimiento de los procesos pastorales y de las estructuras de servicio, y acercado a un gran número de agentes de pastoral.
La Arquidiócesis Primada coincide territorialmente con la Ciudad de México, y está rodeada de una gigantesca población que interacciona con la ciudad, formando en el Valle de México una de las zonas de concentración urbana más grandes del mundo.
Durante su recorrido por la Arquidiócesis, el cardenal Aguiar pudo constatar una enorme riqueza pluricultural, la presencia de lo urbano con lo rural y sus franjas intermedias, en una interesante y desafiante convivencia social. Ejemplos de esta realidad sociocultural –señala el Arzobispo– son las colonias que se extienden sobre barrancas y colinas, los llamados pueblos mágicos que poseen una rica historia, las zonas de fábricas, bodegas y grandes mercados, las colonias donde abundan los multifamiliares y edificios, las áreas cercanas a prestigiadas universidades, las viviendas y colonias marginadas, y otras zonas residenciales de medio y alto nivel económico, tanto de connacionales como provenientes de otros países. A ello se suma un constante crecimiento demográfico y una intensa movilidad humana al interior de la ciudad.
Todo este contexto –apunta– presenta a la feligresía tradicional católica una gran desafío en su manera de realizar la misión y en su proceso evangelizador: “Mientras se ha vivido en un preponderante ambiente católico, ha sido suficiente que cada uno cumpliera su concreta labor con ardor, pasión y responsabilidad; y con ello se garantizara, en buena medida, la transmisión de la fe; sin embargo, este nuevo contexto que va creciendo especialmente con fuerte influencia en la nuevas generaciones y en los círculos académicos, profesionales y culturales, plantea la necesidad de revisar nuestro actuar, nuestras estructuras y estrategias, y nuestra mentalidad, para buscar una capacidad real de propiciar se mantengan los valores del Reino de Dios en los nuevos contextos socio-culturales”.
“Especialmente importante es lograr la comunión operativa que fortalezca nuestras distintas acciones mediante un Plan Diocesano de Pastoral y una coordinación de nivel diocesano”.
Para evangelizar en los nuevos contextos socioculturales, el cardenal Aguiar ve fundamental lograr una comunión operativa que fortalezca las distintas acciones diocesanas mediante un solo Plan Pastoral –no ocho, como se tiene actualmente– y una adecuada coordinación que articule los programas de las distintas vicarías episcopales, instituciones educativas católicas, carismas y obras de la instituciones de vida consagrada y de los movimientos apostólicos.
Insistió también en las bondades de las Unidades Pastorales, pues –dijo– son una propuesta canónica eficaz para renovar la vida y la misión de las parroquias urbanas; además, “propician la ayuda recíproca entre los presbíteros y con los agentes de pastoral, ya que facilita el acompañamiento sacerdotal en los procesos pastorales, evitando la duplicidad de esfuerzos y aligerando las cargas de los sacerdotes, al compartir de manera parcial o total los recursos estructurales, humanos y económicos, al tiempo que se fomenta una experiencia de Iglesia de comunión, entre los fieles de las distintas parroquias”.
“Estoy convencido de las palabras de san Juan Pablo II: ‘Hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza’”.
El Card. Aguiar está seguro de que, movidos por la espiritualidad de la comunión y poniendo en común las potencialidades y fortalezas que tiene la Arquidiócesis de México, “podremos influir eficazmente en el ser de la sociedad, para que sean los valores del Evangelio su sustento y su experiencia de vida. Así nuestra ciudad será el espacio fraterno y solidario que anhelamos”.
1. Pensiones más dignas para los sacerdotes
Una de las grandes preocupaciones del Card. Carlos Aguiar es la seguridad social del presbiterio tema, que incluye, entre otros aspectos, los gastos de jubilación para los sacerdotes. El Card. Aguiar ha reconocido que en la Arquidiócesis de México hay un gran camino andando en ello, por lo que el reto ahora es fortalecer este rubro para que todo sacerdote tenga una pensión digna cuando se jubile.
2. Trabajar bajo un mismo Plan Pastoral
La comunión operativa es sin duda otro de los grandes retos del Card. Aguiar, pues esto permitiría dejar de duplicar funciones y hacer más eficiente el trabajo pastoral. Para ello es fundamental la creación de un único Plan Diocesano de Pastoral, y para elaborarlo se está llevando a cabo un estudio en las ocho vicarías episcopales.
3. Laicos más participativos y comprometidos
El cardenal Aguiar ha dicho terminantemente: “¡Es la hora del laico!”, por lo que si en la Iglesia no se le abren espacios, ésta no dará el ancho para lo que necesiten los fieles. También ha dejado en claro la gran diferencia entre agentes de pastoral y laicos comprometidos, pues mientras que los primeros sirven a las estructuras de la Iglesia para su buen funcionamiento, los segundos tienen la vocación y misión de trasformar las estructuras temporales desde sus diferentes ámbitos.
4. Un cambio de mentalidad sacerdotal
Al Arzobispo de México le preocupa que se siga creyendo que el mundo de la Iglesia es el mundo de los servicios religiosos, lo cual es un paradigma que se tiene que romper, considerando que la cultura de cristiandad está fracturada. El Cardenal es consciente de que en nuestro país la expresión más fuerte de este fenómeno se ve en la Ciudad de México, pero también de que estamos a tiempo de hacer una “Iglesia en salida” con un cambio de mentalidad. Para ello, trabaja en la reestructuración del Seminario Conciliar, con miras a preparar a los futuros sacerdotes con base en una nueva mentalidad, como explica en esta edición el nuevo Rector del Seminario Conciliar de México, P. Federico Altbach.
5. Una nueva forma de administración
En repetidas ocasiones el Card. Aguiar ha hablado de las bondades de las Unidades Pastorales con miras a otorgar a los feligreses una mayor identidad eclesial, facilitar la coordinación entre parroquias y fortalecer la vida espiritual de los sacerdotes. Con esta figura que contempla el Derecho Canónico, es posible levantar los límites territoriales de las parroquias para crear este tipo de unidades, las cuales son atendidas por equipos de sacerdotes, todos con la misma autoridad en las parroquias que la conforman, y cuya toma de decisiones colegiales es tutelada por un coordinador.