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COLUMNA

Ángelus Dominical

Ángelus dominical: Jesús y la lengua escrita

¡La escritura en nuestra vida! San Juan (8, 1-11) nos retrata a Jesús inclinado hacia el suelo y escribiendo nadie-sabe-qué, ¡como si la tierra misma fuera el inmenso papel de nuestra miseria humana, y su dedo fuera un divino lápiz que escribe nuestra salvación en letras de misericordia!…

27 junio, 2021
Ángelus dominical: Jesús y la lengua escrita
Jesús predicando en la sinagoga. Imagen: eluniverso.com

ALFA, BETA Y GAMA son las tres primeras letras del alfabeto griego, cuyos antecedentes fenicios forman una bisagra entre la escritura cuneiforme que imperó en el medio oriente hace ya cinco mil años, y los diversos alfabetos que hoy utilizamos en la parte occidental del mundo, y que empezaron a tomar forma hace apenas dos mil quinientos años, o sea ¡la mitad de la historia de la escritura occidental!…

AL IGUAL QUE EN CHINA y en otros pueblos dispersos por todo el orbe, ninguna civilización pudo lograr un crecimiento digno de tal nombre sin un modo para transmitir las ideas y los conceptos de modo más preciso, más concreto y más estable como lo facilita la escritura…

DICHO DE OTRO MODO: si escarbas debajo de las pirámides de Egipto o de un zigurat mesopotámico, o si buscas los cimientos de la muralla china o debajo de los moáis de la Isla de Pascua, lo que encontrarás son ideogramas, jeroglíficos y signos, que finalmente derivaron en letras y números; y conste que la Gran Muralla y los monolitos antropomorfos rapanuenses son relativamente muy, pero muy jóvenes…

LAS DICHAS LETRAS -y las que le siguen- también se han utilizado para identificar y nombrar rayos, proteínas, partículas, genes, robots, estrellas, medicinas, tipos de comportamiento animal, escuadrones de aviación, razas ficticias, conceptos confusos, cantidades abstractas, variables geométricas, ciclones, y ahora también derivados del SARS-CoV-2: ¡qué cosas!…

EL ABECEDARIO QUE USAMOS (latino, por supuesto) termina con la letra zeta, la misma que utilizamos para representar el sueño o la hora de dormir; yo quiero imaginar que la razón es -sencillamente- doble: tanto por el cierto siseo que hacemos al respirar tan relajadamente, como porque al final del día ya no nos queda otra cosa que echar mano de la última letra…

POR SU PARTE, el alfabeto griego termina con la letra omega que, unida a la letra alfa, es la misma letra que has visto en múltiples ocasiones para representar a Cristo, principio y fin, el primero y el último, tal como está escrito en el libro del Apocalipsis (22, 13)…

A DECIR VERDAD, te diré que no sé por qué razón comencé hablando de letras, pero ya entrados en el discurso, te quiero sugerir que sigas leyendo y escribiendo con pluma o lápiz y papel, que escribas recados o recetas, que leas periódicos o libros, que no te conformes y te limites a la pantallita portátil, que no te quedes en lo práctico e improvisado de un mensaje de voz o en lo breve y fugaz de un minivideo hecho con tu aparatito…

VER Y OIR NOS VINCULAN con el mundo animal superior (no con los moluscos ni con los insectos), y la capacidad de hablar nos distingue específicamente como humanos, pues ahí se manifiesta la inteligencia que establece comunicación conceptual; y cuando desarrollamos la capacidad de leer y escribir, es porque nos montamos en un vehículo que nos puede llevar -como dice un oxímoron cinematográfico- “al infinito y más allá”…

EN EL EVANGELIO de san Lucas (4, 16-30) se narra cuando Jesús asistió a la sinagoga y pidió el libro del profeta Isaías y leyó; por su parte, San Juan (8, 1-11) nos retrata a Jesús inclinado hacia el suelo y escribiendo nadie-sabe-qué, ¡como si la tierra misma fuera el inmenso papel de nuestra miseria humana, y su dedo fuera un divino lápiz que escribe nuestra salvación en letras de misericordia!…

EN OTRAS PALABRAS: cuando Jesús termina de leer se nos presenta como el Ungido del Señor, enfrentando a sus paisanos incrédulos que terminaron queriendo arrojarlo al precipicio; y cuando termina de escribir se nos presenta como el nuevo Moisés que deja atrás una ley de castigo y muerte para abrir paso a una ley de perdón y vida…

SI ENTRE LOS LECTORES de esta columna hay algún neurolingüista o psiconeurólogo, que me dé permiso para decir -sancochadamente- que la evolución no nos diseñó para ser usuarios de una lengua escrita, que el hecho de leer y escribir no está en nuestra genética humana, y por eso mismo la alfabetización -o su equivalente- constituye un tremendo invento que nos define como civilizados, y será lo que nos permita seguir abriendo puertas y ventanas al futuro que nos espera como raza humana…

DICEN LOS NEURÓLOGOS que los pliegues del cerebro se hacen más abundantes y complejos cuando sabemos leer y escribir, cuando aprendemos otra lengua y cuando desarrollamos habilidades mentales; casi que un cerebro sin tantos pliegues es como una tierra que no se labra: plana, árida, sin fruto…

NO TE VAYAS con la finta de que tener un aparatito en la mano y utilizar sólo dos dedos para “copy/paste”, te hará superior o mejor que cualquier desfasado tecnológico que sigue utilizando lápiz y papel para escribir una carta, aunque sea de amor…

“ME IMPORTAS TÚ, tú si escribes muy bonito; para ti soy libro abierto: ¡escribe en mí, te necesito!”; en efecto, ya casi te oigo cantar -y con toda emoción- lo que escribió y cantó Gerardo Reyes, y que hoy me sirve como cabal invitación para que no te resignes a ser analfabeto práctico, para que no te quedes como moderno incivilizado ni te conformes la con terrible oscuridad mental que produce tu pila completamente cargada, para que te decidas a seguir leyendo y escribiendo como Dios manda, y no solo retuiteando memes, emojis, gifs, y toda la sarta de neopingos informáticos…

 

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El padre Eduardo Lozano es sacerdote de la Arquidiócesis Primada de México. 

 

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