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COLUMNA

Ángelus Dominical

Ángelus Dominical

Hoy es primer Domingo de Adviento y con esperanza nos preparamos a celebrar que Jesús nació para salvar a todos los hombres.

2 diciembre, 2018
Ángelus Dominical
Angelus Dominical.

LAS ESPERANZAS Y LAS ILUSIONES son parientes de tercer o cuarto grado, aunque en ocasiones algunos las ven casi como hermanas gemelas; he aquí algunas semejanzas: las dos miran al futuro, las dos son optimistas, las dos son quieren ser posibles y reales, las dos exigen esfuerzo, las dos nos llenan de satisfacciones; entre las diferencias contamos que las primeras son realizables y las segundas a veces no, las esperanzas son más racionales y las ilusiones más emotivas, las esperanzas nos ubican en este mundo y las ilusiones nos llevan rápido a la fantasía…

HOY ES PRIMER DOMINGO de Adviento y con esperanza nos preparamos a celebrar que Jesús nació para salvar a todos los hombres, mientras que los comercios y los medios de comunicación se afanan en llenar de ilusiones el ambiente; la esperanza dispuso a José y María para recibir -con todos los riesgos y con las propias certezas- al pequeño Jesús que les vino a cambiar todos los esquemas, y no se dejaron llevar por la ilusión de que la vida de aquella criatura iba a ser como pan de dulce con chocolatito caliente…

COMO EN OTRAS OCASIONES, ayer sábado 1 de diciembre, también se mezclaron las esperanzas y las ilusiones (las primeras alimentan y nutren, mientras que las segundas luego embotan la mente) de muchos compatriotas y compatriotos míos (¡ah!, estos modos de hablar tan, tan, ¡tan inusuales!) y corremos el riesgo de confundirnos; para evitar la confusión te recomiendo tener en cuenta algunos detalles: con la esperanza trabajamos a lomo partido, con la ilusión imaginamos que todo será a pedir de boca y gratis, dado, regalado o de gorra; con la esperanza necesitamos responsabilidad de cada ciudadano, con la ilusión casi bastará poner cara de acarreado y grito de populista…

JOSÉ Y MARÍA SABÍAN que aparecerían serias dificultades y contrariedades al por mayor, pero su esperanza estaba afianzada en decisiones propias de esposos responsables, temerosos de Dios y amantes de su voluntad; José y María -seguro estoy de lo que escribo- no albergaron la fantasía ni la ilusión de que al recibir aquel Crío sucedería como en los cuentos: “y vivieron felices muchos años”…

LA ESPERANZA TIENE como símbolo un ancla, misma que sujeta la embarcación al muelle; la ilusión podría representarse como la ola o la espuma del mar que aparece y rápido se va; la esperanza es firme, clara, constructiva; la ilusión es volátil, pasajera, empalagosa, “pegostiosa”…

SOY CIUDADANO COMO cualquiera que ha nacido en este suelo, y quiero enfrentar la vida y sus recovecos con esperanza y determinación, con entusiasmo y valentía; así que si alguien viene con ilusiones “santocloseras” y lucecitas de aparador, que ni me salga al paso y me deje trabajar a gusto y en paz; soy peregrino como José y María y el camino no me da miedo, más bien cuidaré que nadie me engañe con ofertas diabloleras ni con rutas exprés…

PARTE DE LA PREPARACIÓN a la Navidad son las nueve jornadas inmediatas a tal día y que llamamos “posadas”; ojalá sean ocasión de encuentro familiar y festivo, de convivencia entre vecinos y parientes, pero con la finalidad de alentar la esperanza y no para inflar y sobar las ilusiones; tales días de posadas evocan los nueve meses de gestación de Jesús, vividos por José y María con toda esperanza y apertura a la voluntad de Dios…

Y QUE VALGA LA INVITACIÓN para asistir a la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, el domingo 16 (día de la primera posada) a la Santa Misa de las 18 horas, para luego continuar con lo propio y alentarnos en la esperanza: cánticos, catequesis, oración, los peregrinos, las piñatas, y un ambiente que nos ayude a vivir sin falsas ilusiones, sin sueños guajiros, sin paraísos ocasionales, sin promesas mareadoras, más bien con las ganas de recibir a Jesús a pesar de todo, de vivir con él aunque cueste, de conocerlo y servirlo hasta el extremo…
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