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Ángelus dominical 11 noviembre 2018

11 noviembre, 2018
Ángelus dominical 11 noviembre 2018
Angelus dominical

HUGO ME PREGUNTÓ QUE si me gustaba la política y como apenas nos habíamos conocido, rápido le dije que sí; yo hubiera disfrutado decirle que a veces me gusta en adobo, otras capeada, también gozo comerla en ensalada y hasta en sabrosa mermelada; cuando de plano la rechazo es cuando la veo “maruchaneada”, o cuando me la quieren servir “merengueada” a más no poder; el mejor modo en que la disfruto es ¡al natural!… EL RESTO DEL TRAYECTO lo versé sobre otros contenidos y sin dejar el tema como fondo, pues siendo la política la actividad primordial de todo ciudadano para conseguir la convivencia pacífica, ordenada y constructiva, y teniendo la política como objetivo último y definitivo la búsqueda del bien común, iba a ser imposible esconder, esquivar o maquillar el tema… CUANDO ME DEJÓ en mi destino, tanto Hugo como este servidor quedamos satisfechos del diálogo que concluyó en una cuasi-confesión (ni en el taxi se me olvida que soy cura): ni él imaginó que yo fuera tan político, ni yo imaginé que él casi prometiera que se iba a integrar a alguna actividad en su parroquia y que se acercaría a Dios en familia, en lo cotidiano del hogar… NO RECUERDO BIEN a quién le oí decir que la política es tan importante y valiosa como para dejarla sólo en manos de los políticos, y menos de los que la deforman, la manipulan, la parcializan, la hacen añicos y acaban por adueñarse del bien común, acaban por sentirse los indispensables, los dueños absolutos del poder público y los redentores de toda actividad cívica… FELICITO A MÚSICOS que se han dedicado a la música, y a los deportistas que se han esmerado por promover el deporte, y a los médicos que se profesionalizan contínuamente; a quien no felicito para nada es al buen cirujano que llega a creer que –en automático- puede ocupar una curul de diputado, o a quien habiendo logrado una medalla en la competencia deportiva cree –sin más- que será buen administrador de funciones públicas… LA LÓGICA POPULAR dicta con profundidad: “zapatero a tus zapatos”, y como los dichos de los abuelitos son “evangelios chiquitos”, me doy a la tarea de seguir descubriendo la verdad profunda contenida en esas pocas palabras, y por supuesto que ahí se subraya una entrega y dedicación a lo propio, con seriedad y calidad; de ahí que los políticos arribistas o una profesora de primaria experta en sindicatos, o los artistas de la farándula haciéndola de senadores, o un piloto aviador como alcalde, pues no… MUCHO ME GUSTARÍA que nuestros políticos fueran –antes que cualquier otra cosa- buenos ciudadanos, porque ejercitarse como “agitador social” por años para aspirar a ser gobernador o presidente, o tener un largo ensayo como porro para conseguir la dirigencia de un partido, no nos garantizará una actividad política sana y real; y ni para qué remitirme a ejemplos de la vida cotidiana… TAL VEZ NO HAYA OTRO versículo en los evangelios con tinte tan político y religioso –a la vez- como aquel de “den al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios” (Mt 22, 21); por supuesto que los politiquillos jalan el agua para su molino y lo utilizan para ahondar el abismo que les garantice lejanía de instancias éticas y de valores tan universales como la libertad religiosa o los derechos de los más vulnerables… ANTES DE SER O HACER lo que sea, tú y yo somos ciudadanos, hombres y mujeres que viven y trabajan, que nos esforzamos día a día en la responsabilidad y la convivencia; así que ojalá nunca perdamos el gusto por la política nutritiva y substanciosa, por la política que alimenta y nos da salud; no por la “maruchaneada” ni la que empalaga y fastidia, no por la que nos disfrazan de celofanes y vacían de todo contenido: al natural siempre será mejor…

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