¡Día del amor y la amistad… social!
Papa Francisco sintetiza esto en Fratelli Tutti, «la sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos»
Leyendo un poco las noticias que acontecen alrededor del mundo se entiende la preocupación de Papa Francisco por ayudar a comprender y dimensionar lo que la amistad social implica. Partir de la amistad como una propuesta para emprender el camino al bien común podría parecer una propuesta algo ingenua y solo llena de buenos deseos.
¿De qué sirve este mensaje en medio de la expansión de los muros, de las guerras, de amenazas nacionalistas, de la violencia exasperada que se vive de manera cotidiana?
Fratelli Tutti es una propuesta que retoma el sentido de construir un destino común de los pueblos, es decir una familia universal. Durante las últimas décadas del siglo pasado la humanidad emprendió un proceso de integración que asemejaba la construcción de un “nosotros”: la unión Europa, los bloques regionales en américa latina, el TLCAN, La Comunidad Económica Africana por citar algunos ejemplos; sin embargo, hoy en día parece que estos esfuerzos de integración han sido detenidos o anulados por luchas que parecían superadas con un discurso común: la defensa de los intereses nacionales.
El anhelo de un mundo abierto a todos, se limitó en muchos casos a economía de libre mercado, a una globalización de las comunicaciones y de las mercancías, pero cada vez más lejano a la búsqueda de un bien común. Papa Francisco sintetiza esto en Fratelli Tutti, «la sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos»
Aunado a esto el Papa señala el fin de algo que los historiadores llaman “consciencia histórica”, es decir partir de hoy sin considerar o con desprecio del pasado rechazando la sabiduría humana y espiritual que permite comprender el pasado para enriquecer el futuro.
Estos elementos y quizá algunos más han creado nuevas formas de inequidad y pobrezas, han creado la cultura del descarte: muchos hombres y mujeres son ignorados o peor aun pisoteados en dignidad reflejadas en diversas formas de pobreza, exclusión, maltrato o violencia. En medio de una economía globalizada el estar cerca de tantas situaciones llenas de pobreza, dolor, enfermedad, de soledad incluso de personas que lo tienen todo nos ayuda a comprender que hay un sentimiento de aislamiento, de resignación, de miedo y desconfianza entre las personas que escala hacia los pueblos y naciones.
La respuesta a esto de manera generalizada ha sido una respuesta violenta a estos sentimientos, según el índice de Paz Global se habla de 56 conflictos activos, el número más alto desde la Segunda Guerra Mundial, la es ahí donde Papa Francisco nos pide no solo la atención, sino que nos llama a la audacia del amor, a la valentía para hacer lio e ir contracorriente y Fratelli Tutti pretende ser ese llamado que nace de la pregunta de Dios a Caín: ¿dónde está tu hermano? Donde la respuesta de Caín es la respuesta generalizada de hoy en día ¿Acaso yo soy Guardian de mi hermano?
No quisiera banalizar de más en esta pequeña síntesis toda una visión que propone Papa Francisco, pero si quisiera hoy, resaltar la idea de la amistad social como una propuesta verdadera para revertir estos rasgos que hacen caer el mundo. Reconocer el valor de cada persona independientemente de la circunstancia personal. Con la dignidad de todos puedan abrirse camino en la vida, y esto significa empezar desde abajo, desde los pobres, desde los enfermos, desde los refugiados, desde los presos, de los discapacitados, la gente en situación de calle, integrar a quien es diferente en apariencia, cultura, condición social y ver como hermano a todo ser de la creación es la formula de la Fratelli Tutti.
Y como mencionó Marco Impagliazzo para el 57 aniversario de la Comunidad de Sant´Egidio el pasado 07 de febrero: “No renunciamos a la esperanza, a dar esperanza y a vivir con esperanza en muchas situaciones de soledad, pobreza y abandono.”
Es paradójico que al igual que nuestro cristianismo, la roca descartada sea el cimiento sobre el cual construimos un nuevo mundo. La solidaridad con los demás es una responsabilidad personal no destinada solo para que algunos la ejerzan, sino es un llamado universal para todos los cristianos y para toda comunidad eclesial para no ceder a un mundo que se fragmenta a pedazos. Un corazón abierto a los demás es un corazón capaz de crear puentes y no muros, de vivir una fraternidad universal, resistir con paciencia la dificultad de las épocas anclados en la esperanza por que como la carta del apóstol Pablo para este jubileo, “la Esperanza No Defrauda”.