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¿Cómo evangelizaron a los aztecas? Así se formó la Iglesia en Tenochtitlan

Para el asentamiento de la Iglesia, los españoles se instalaron en 14 manzanas, rodeadas por una Tenochtitlan dividida en cuatro cuadrantes.

17 julio, 2024
¿Cómo evangelizaron a los aztecas? Así se formó la Iglesia en Tenochtitlan
El asentamiento de la Iglesia en Tenochtitlan se fue suscitando por cuadrantes.

La atención espiritual que se desplegó en Tenochtitlan durante los años inmediatos a la conquista militar ha sido abordada desde muy diferentes e interesantes ángulos. En esta ocasión, queremos abordarla desde las parcialidades en que se organizó el territorio, aspecto que influyó en el proceso de cristianización y crecimiento de la Iglesia, según las características de cada entidad: Santa María Cuepopan, San Pablo Teopan, San Juan Moyotla y San Sebastián Atzacoalco.

Éstas cuatro parcialidades -o grupos de familias con rasgos identitarios- tuvieron, cada una, un desarrollo espiritual a su propio tiempo, de acuerdo con su ubicación, con las redes parentales y con los poderes locales presentes en ellas.

Cabe señalar que, en aquellos primeros años posconquista, se realizaron trabajos muy concretos en el caso de la parcialidad de Santa María Cuepopan y San Pablo Teopan; en San Juan Moyotla hubo menos, y en el caso de San Sebastián Atzacoalco prácticamente fueron inexistentes.

El trazo de la ciudad

Cuatro meses después de terminado el sitio, lo que fuera la capital del Imperio Mexica fue desalojada temporalmente para sanearla. Hernán Cortés, desde su asentamiento temporal en el poblado ribereño de Coyohuacan -situado en la orilla suroeste de la laguna-, decidió conservarla como el corazón del nuevo gobierno, ahora en sus manos. A partir de entonces, el islote se estructuró en tres partes:

En el centro se estableció la ‘ciudad española’, para la que se dispuso una traza de unas catorce manzanas. A su alrededor quedó San Juan Tenochtitlan. Y un tanto más al norte, Santiago Tlatelolco.

Traza de la ciudad tras la conquista

Las cuatro parcialidades de San Juan Tenochtitlan eran ámbitos administrativos compuestos por barrios. Cada parcialidad, con sus barrios, eran entidades sociopolíticas que tenían un espacio central, desde el cual se organizaba la vida comunitaria de la demarcación.

El nuevo mapa y el cuidado de las almas

En consonancia con la distribución política de separación étnica, se dispuso el cuidado de las almas de la población. Los españoles -en teoría constreñidos por el trazo de la ciudad-, fueron atendidos espiritualmente desde el Sagrario por el clero secular. Mientras que los franciscanos se encargaron de los indios de San Juan Tenochtitlan y Santiago Tlatelolco.

De los cuatro cuadrantes de san Juan Tenochtitlán -o las cuatro parcialidades- se ocuparon los franciscanos a manera de visitas, mismas que de dependían del Colegio de San José de los Naturales, que tenían asiento en una capilla anexa al Convento de San Francisco, ubicado en el extremo poniente de la traza.

En consonancia con ello, para tener presencia y realizar sus visitas, los franciscanos establecieron una ermita en cada uno de los cuadrantes. No todas las visitas representadas en las ermitas que se construyeron quedaron asentadas el mismo año, ni siquiera hay consenso en torno a quién fue el promotor de su erección, ni cuándo las visitas devinieron propiamente en doctrinas.

Asistencia desigual de la Iglesia en Tenochtitlan

Cabe aclarar que no había una presencia permanente de los franciscanos en las parcialidades; que los indígenas debían trasladarse a San José para la Misa Dominical, y que los frailes iban a las ermitas sólo a celebrar misas en fiestas especiales, como la del santo patrono de la parcialidad. Por tales razones, la asistencia e influencia de los franciscanos en cada cuadrante fue distinta, dependiendo de la ubicación y de las relaciones que entablaron con los indios principales.

El establecimiento de los conventos de las tres primeras órdenes mendicantes da cuenta también de este desequilibrado proceso de urbanización, que a su vez influyó en el proceso de cristianización. Las órdenes mendicantes quedaron asentadas sobre el lado poniente: los franciscanos hacia el extremo oeste, los dominicos en el norte, y los agustinos en el sur. Estos asentamientos trajeron consigo una rápida ocupación y dinamismo en su entorno conventual.

Por otra parte, el lado oriente se desarrolló sobre todo a partir de la llegada del primer obispo, fray Juan de Zumárraga (1528), en el eje de lo que hoy es la calle de Moneda. Así, en estos años, la zona poniente fue prácticamente un monopolio del clero regular: sacerdotes de las órdenes religiosas. Mientras que el oriente lo fue del secular: sacerdotes diocesanos.

El primer establecimiento franciscano se fundó cerca de los espacios ocupados por los primeros gobernantes indígenas, ya que, como escribió Torquemada, buscaban estar próximos a los caciques para tener más diálogo con ellos. La atención espiritual de las parcialidades, por parte de los franciscanos, fue más constante en los cuadrantes establecidos en torno a su convento: San Juan Moyotla y Santa María Cuepopan. Así pues, San Juan Moyotla y Santa María Cuepopan fueron las primeras parcialidades en las que los franciscanos lograron establecer sus visitas, seguramente por la cercanía que mantuvieron con la dirigencia indígena presente en cada cuadrante.



Autor

Colaborador de la Dimensión de Bienes Culturales del Arzobispado de México, especialista en Estudios Novohispanos y Tradición Regional, y titular de la Coordinación de Estudios Patrimoniales de la Ciudad de México.