¿Cómo fue la Conquista? Isabel la Católica vs Sepúlveda: la lucha por los derechos de los indígenas
Especialista en Historia de América afirma que en el contexto de la conquista surgieron las bases de lo que hoy se conoce como derechos humanos.
En el ánimo de hacer un serio análisis sobre el proceso de evangelización en el territorio que hoy es México, fue llevada a cabo la tercera mesa del Ciclo de Conferencias “Primera Evangelización: 500 años del inicio de nuestra Iglesia Mexicana”, en la que los ponentes hicieron un acercamiento histórico a la compleja situación que privaba hace 500 años en estas tierras y las circunstancias a las que se enfrentaban las órdenes mendicantes que iban llegando al llamado ‘Nuevo Mundo’.
En esta etapa del Ciclo de Conferencias, el doctor Manuel Hernández Ruigómez, experto en Historia de América, abordó el tema de la Junta de Valladolid -también llamada Controversia de Valladolid-, como elemento central de lo ocurrido en el contexto de la conquista, más allá de mitos y leyendas que intentan explicar el fenómeno histórico desde una ópticas parciales o ideologizadas.
Te recomendamos: 6 grandes aportaciones de la Iglesia Católica tras la Conquista
El doctor Manuel Hernández señala que además los anteriores sucesos ocurrieron en los siglos XIX y XX; es decir, con los criterios de humanidad mucho más desarrollados que en el tiempo de la conquista española. Explica que fueron 2 los factores que hicieron de la conquista de América por parte de los españoles un suceso esencialmente humanista: la Corona y la Junta de Valladolid.
La Corona
Hernández Ruigómez explica desde el descubrimiento de América, las instrucciones de la reina de Castilla, Isabel la Católica, fueron claras con respecto al trato humano que se debía dar a los habitantes de los territorios descubiertos.
“Estos debían ser tratados en pie de igualdad con los españoles que iban llegando a tierras americanas. Al respecto y en consecuencia, al poco tiempo del descubrimiento de América, la reina mandó redactar 16 órdenes centradas en la obligación de instruir a los indios en la religión Católica”.
Más adelante -continúa el doctor Manuel Hernández-, en su testamento, la reina de Castilla reiteró su mandato de que se debía dar buen trato a los indígenas del ‘Nuevo Mundo’, dejando establecido que las prioridades de la Corona era la evangelización de los naturales y crear un adecuado nivel de cooperación con ellos. La reina finalmente falleció el 26 de noviembre de 1504.
Sin embargo, la evangelización no podía llevarse a cabo sin la colaboración de la Iglesia y sus órdenes religiosas, y es aquí donde se suscita el segundo factor: la Junta de Valladolid, también conocida como la Controversia de Valladolid.
La Junta de Valladolid
Desde la perspectiva histórica, la voluntad de la reina Isabel se basó en defender a los indígenas de los abusos. “Sin embargo -explica el doctor Manuel Hernández-, la enorme distancia entre la península y las islas caribeñas (primeros territorios ocupados por España) hacían muy difícil un control eficaz del comportamiento de los primeros españoles, que se instalaron Santo Domingo”.
Así, el doctor Manuel Hernández refiere que por tal razón se suscitaron muchos abusos por parte de los conquistadores, varios protagonizados incluso por el propio descubridor: Cristóbal Colon, cuyo comportamiento, despótico e inhumano, llegó al conocimiento de la reina, quien dio órdenes para que fuera detenido, trasladado a la península y castigado.
Aún así -señala el experto en Historia de América-, las conductas abusivas continuaron y se generalizaron, por lo que en diciembre de 1511, el fraile dominico Antonio de Montesinos pronunció una serie de sermones en los que recordó a los conquistadores que las leyes de la religión estaban por encima de las leyes de Estado; que para Dios no había diferencias raciales; que la esclavitud era ilícita; que los indios eran hombres libres y dueños de sus bienes, y que sólo se podía convertir a los indios a la fe cristiana a través del ejemplo.
Tal fue la repercusión que tuvieron las palabras de fray Antonio de Montesinos -agrega el doctor Hernández Ruigómez-, que el rey Fernando desprendió de ellas un código normativo en el año 1512, considerado el primer documento de defensa de los derechos humanos en la historia de la humanidad.
Sin embargo -agrega-, la Corona no se detuvo en esa iniciativa, pues la distancia seguía favoreciendo los abusos por parte de los encomenderos, lo que llevó a Calos I a convocar una junta de juristas y teólogos para definir la legislación que debía regir en los territorios americanos y el estatus jurídico se debía dar a los indios.
Explica que fue así que se originó la llamada Junta o Controversia de Valladolid, en la que se enfrentarían dos posturas bien definidas: por un lado, la de fray Bartolomé de las Casas, y por el otro la del teólogo y jurista Juan Ginés Sepúlveda.
Fray Bartolomé vs. Gines Sepúlveda
Los debates de la Junta de Valladolid, que se llevaron a cabo entre 1550 y 1551, tuvieron un gran protagonista, fray Bartolomé de las Casas, quien tiempo atrás había viajado a América como laico en uno de los viajes de Cristóbal Colón, con la encomienda de luchar contra la exclusión. “Tiempo después, Las Casas fue ordenado sacerdote dominico, de manera que no tenía entonces un conocimiento profundo de la teología, pero destacaba por sus criterios humanistas”.
El otro gran protagonista, aunque con una postura opuesta -refiere el doctor Manuel Hernández-, fue Juan Ginés Sepúlveda, un estudioso de la teología y el derecho, quien defendía la conversión forzada de los indígenas y apoyaba la conquista.
“Sus tesis en defensa de la conquista se apoyaban en tres bases fundamentales: la primera, la idolatría de los indígenas y la obligación de España de conducirles a la fe verdadera; la segunda, la necesidad de propagar el mensaje evangélico, fundamentado en el amor al prójimo, y la tercera, la exigencia de detener los sacrificios humanos y la antropofagia”.
Fray Bartolomé de las Casas -explica el doctor Manuel Hernández- defendía que el Evangelio debía ser propagado tratando de convencer a los naturales y no coaccionándolos. Además, argumentaba que sus costumbres no eran bárbaras, y que si practicaban los sacrificios humanos era por ignorancia. “Por esto, Las Casas decía que la persuasión debía predominar sobre el castigo”.
Si bien los debates eran dominados por Sepúlveda -agrega el doctor Manuel Hernández-, Las Casas despertaba más simpatías entre los participantes por sus criterios en favor de los derechos humanos de los habitantes del nuevo mundo.
El verdadero origen de los derechos humanos
“Finalmente, de la Junta de Valladolid, Sepúlveda surgió como un precursor del pensamiento moderado en el marco de la polémica de la acción de España en América. Mientras que las Casas surgió como un adelantado de su tiempo, defendiendo posiciones que perfectamente se pueden asumir todavía hoy. Y aunque Las Casas aceptaba la bula papal Inter caetera de 1493, mediante la que el Papa otorgaba a los reyes católicos y a sus sucesores todos los territorios hallados y por hallar, lo que sí rechazaba era que se pudiera imponer una religión o un sistema de gobierno contra la voluntad de los naturales”.
Para el doctor Manuel Hernández, no es exagerado señalar que, a través de todas estas iniciativas de la Corona implementadas por las órdenes religiosas, “los derechos humanos nacieron como doctrina en la América española”.
“Como señala el historiador norteamericano Lewis Hanke, experto en la figura de fray Bartolomé de las Casas: ‘La junta de Valladolid fue la primera y única vez que un imperio ordenó una investigación sobre la justicia de los métodos empleados para ampliar sus dominios’”.