Jubileo de los abuelos y personas mayores en la Arquidiócesis de México
La invitación del Santo Padre es a vivir la dinámica jubilar de liberación en los adultos mayores, especialmente de la soledad y del abandono
El día de hoy se está llevando a cabo el Jubileo para las personas de la tercera edad. Como cada una de las jornadas jubilares es una oportunidad para destacar la riqueza que nos aportan las personas invitadas a vivir el jubilo de la redención de Nuestro Señor Jesucristo.
Es por ello que quiero tomar como marco de referencia el mensaje del Papa León XIV para el Jubileo de los abuelos, que en Roma tuvo lugar el día 27 de julio pasado.
Dicho mensaje lo ha titulado el Santo Padre: “Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza” (Cf. Si 14,2), y afirma, es que la esperanza es motivo de alegría a cualquier edad, y de un modo especial cuando ha sido templada por una larga existencia.
Nos ayuda el Papa mirando personajes bíblicos como Abraham y Sara, Moisés, Zacarías e Isabel, Nicodemo; quienes por su edad podían haber perdido la esperanza en el futuro, la imposibilidad de la fecundidad o de una vida nueva; y no obstante Dios les permita recibir una palabra que vuelve a la esperanza a quien piensa que no hay motivo para tenerla.
La elección por parte de Dios de los ancianos nos deja una enseñanza grande por parte de Dios: “la ancianidad es un tiempo de bendición y de gracia; y para Él ellos son los primeros testigos de esperanza”.
De aquí el Papa León nos habla de la importancia de los ancianos para la Iglesia y para el
mundo:
“La vida de la Iglesia y del mundo, en efecto, sólo se comprende en la sucesión de las generaciones, y abrazar a un anciano nos ayuda a comprender que la historia no se agota en el presente, ni se consuma entre encuentros fugaces y relaciones fragmentarias, sino que se abre paso hacia el futuro” […] “es verdad que la fragilidad de los ancianos necesita del vigor de los jóvenes, también es verdad que la inexperiencia de los jóvenes necesita del testimonio de los ancianos para trazar con sabiduría el porvenir”.
La invitación del Santo Padre es a vivir la dinámica jubilar de liberación en los adultos mayores, especialmente de la soledad y del abandono. Expresa de una manera especial esta necesidad: “Nuestras sociedades, en todas sus latitudes, se están acostumbrando con demasiada frecuencia a dejar que una parte tan importante y rica de su tejido sea marginada y olvidada”.
De esta forma Papa León nos hace una seria invitación para este año jubilar, la cual de inmediato podemos aplicar, el nos dice: “Cada parroquia, asociación, grupo eclesial está llamado a ser protagonista de la “revolución” de la gratitud y del cuidado, y esto ha de realizarse visitando frecuentemente a los ancianos, creando para ellos y con ellos redes de apoyo y de oración, entretejiendo relaciones que puedan dar esperanza y dignidad al que se siente olvidado”.
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