Virgen de Guadalupe y Sábana Santa, ¿milagros o pinturas?
En la Sábana Santa quedó impresa la imagen del cuerpo de Jesucristo, y en la otra, la imagen de Su Madre.
La tilma con la figura de la Virgen de Guadalupe junto con la Sábana Santa, son imágenes aqueropitas, es decir que no fueron hechas por manos humanas y son fruto de la intervención divina.
Las dos imágenes comparten no sólo el hecho de ser aqueropitas, sino que además están relacionadas, pues se trata de la imagen de la Madre y la del Hijo.
En la Sábana Santa quedó impresa inexplicablemente la imagen frontal y dorsal del cuerpo de Jesucristo, y en la otra, la imagen de Su Madre, que vino a traer el mensaje de salvación a la recién descubierta América, de una forma perfectamente inteligible para los naturales.
La Virgen María escogió a un indígena humilde para llevar su mensaje al Obispo; y para reforzar el encargo y dar prueba de su realidad, estampó milagrosamente su Imagen en la humilde tilma de san Juan Diego.
Los milagros
La tilma, que no tendría que durar más de 20 años, ha perdurado por casi 489, con su brillantez y luminosidad. Ha sobrevivido a traslados, inundaciones y salitre; a derrames de ácido y a la explosión de una bomba.
La imagen de la Virgen de Guadalupe ha perdurado, como perdurable es el amor de Cristo y de Su Bendita Madre por los que peregrinamos en busca de la patria celestial.
Cada año, 20 millones de peregrinos llegan a postrarse a sus pies para pedir y agradecer favores, recibir aliento y consuelo, y compartirle sus alegrías.
Los eruditos se siguen maravillando por los misterios que guarda la imagen de la Virgen de Guadalupe, en la que los humildes y sencillos ven a su cariñosa Madre, que les viene a traer el remedio de sus males: su propio Hijo, que se manifiesta glorioso en la Sábana Santa, mostrando que Él es El Camino, la Verdad y la Vida.
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