El Nuncio Apostólico celebró la Misa de las Rosas en la Basílica
Monseñor Coppola aseguró que podemos seguros de que la Virgen de Guadalupe nos visita.
A la violencia, la inseguridad y la desigualdad social que vive México este año se han sumado el miedo al contagio por la pandemia y los estragos de la crisis económica que ha traído consigo, pero debemos recordar que nuestra madre, la Virgen de Guadalupe nunca nos abandona, aseguró el Nuncio Apostólico en México, Franco Coppola.
El representante del Papa Francisco presidió la tradicional Misa de las Rosas del 12 de diciembre. En su homilía, reconoció que conocía muy poco de la Morenita del Tepeyac, pues toda su vida diplomática se había desarrollado principalmente en África.
Reconoció que sintió temor por la responsabilidad que implicaba representar al Papa en un país tan grande e importante para el catolicismo.
“Yo llegué en la noche del 28 de septiembre de hace cuatro años y quise, al día siguiente por la mañana, enseguida venir aquí a conocer a Nuestra Madre, a visitarla, con este ánimo temeroso y espantado por la misión que me esperaba”.
“Nuestra madre me acogió con el escrito que está en la fachada de la Basílica: ‘¿De qué te preocupas, ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?’ Y desde entonces me ha regalado una gran paz. Pienso que tenemos que acercarnos a ella con la conciencia de lo nada que somos y con la confianza de que en ella tenemos una Madre de verdad todo poderosa”.
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En esta pandemia, agregó Monseñor Coppola, todos podemos sentirnos como se sintió san Juan Diego ante la enfermedad de su tío Juan Bernardino.
¿Quién entre nosotros no ha tenido o tiene como Juan Diego, a un tío, un papá, un hermano, un familiar o un amigo que ha sido contagiado? Con la angustia de no saber si sus síntomas se agravan, si es necesaria su hospitalización, si su cuerpo reacciona o no, si se muere si poder ni siquiera despedirse”.
¿Quién no ha padecido o no padece las consecuencias del bloqueo de las actividades económicas que ha sido necesario? ¿Cuántos tenían bastante seguro su pan y ahora no está tan seguro?
Hoy, como todos los días –agregó el Nuncio- Santa María de Guadalupe se para delante de nosotros y nos repite: ‘hijo mío el más pequeño, es nada lo que te asusta y aflige, no se turbe tu corazón ni te inquiete cosa alguna, ¿No estoy yo aquí que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No estás, por ventura, en mi regazo?’.
Monseñor Coppola pidió a los fieles celebrar la Solemnidad de la Virgen de Guadalupe guardando en el corazón estas palabras, sabiendo siempre que ella, siempre presurosa, viene a nuestro encuentro cuando la necesitamos y nunca nos deja solos.
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