Hace 55 años San Juan XXIII inauguró el Concilio Vaticano II
ACI Prensa Hoy 11 de octubre se cumplen 55 años de la inauguración del Concilio Vaticano II, iniciativa impulsada por San Juan XXIII para buscar el “aggiornamento”, es decir la actualización de la Iglesia para acercar su doctrina al mundo actual. El Concilio ecuménico fue inaugurado el 11 de octubre de 1962 y constó de cuatro etapas, con […]
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Hoy 11 de octubre se cumplen 55 años de la inauguración del Concilio Vaticano II, iniciativa impulsada por San Juan XXIII para buscar el “aggiornamento”, es decir la actualización de la Iglesia para acercar su doctrina al mundo actual.
El Concilio ecuménico fue inaugurado el 11 de octubre de 1962 y constó de cuatro etapas, con una asistencia media de unos dos mil Padres Conciliares de diversas partes del mundo.
Previo a su inauguración, el Papa Roncalli creó en 1960 el Secretariado para la promoción de la unidad de los cristianos, una comisión preparatoria al Concilio que más tarde permanecería bajo el nombre de Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos. Era la primera vez que la Santa Sede creaba una estructura consagrada únicamente a temas ecuménicos.
Para la presidencia de ese organismo el Pontífice designó al Cardenal Augustin Bea, quien luego se convertiría en una de las figuras determinantes del Concilio.
Desde la apertura del Concilio, el Papa “Bueno” enfatizó la naturaleza pastoral de sus objetivos: no se trataba de definir nuevas verdades ni condenar errores, sino que era necesario renovar la Iglesia para hacerla capaz de transmitir el Evangelio en los nuevos tiempos, buscar los caminos de unidad con las otras confesiones cristianas, buscar lo bueno de los nuevos tiempos y establecer un diálogo con el mundo moderno, centrándose primero “en lo que nos une y no en lo que nos separa”.
Al Concilio fueron invitados como observadores miembros de diversos credos, desde musulmanes hasta indios americanos, así como miembros de todas las Iglesias cristianas: ortodoxos, anglicanos, cuáqueros, y protestantes en general, incluyendo, evangélicos, metodistas y calvinistas no presentes en Roma desde el tiempo de los cismas.
Así, el Concilio Vaticano II se convirtió en el hecho más decisivo de la historia de la Iglesia en el siglo XX; sin embargo, este no había culminado cuando Juan XXIII fue llamado a la Casa del Padre el 3 de junio de 1963.
El encargado de seguir con su desarrollo fue el Beato Pablo VI, elegido Pontífice el 21 de junio de 1963.
El Concilio Vaticano II fue clausurado el 8 de diciembre de 1965 y dio como frutos cuatro Constituciones: Dei Verbum, Lumen Gentium, Sacrosanctum Concilium y Gaudium et Spes; tres Declaraciones: Gravissimum Educationis, Nostra Aetate y Dignitatis Humanae; y nueve decretos: Ad Gentes, Presbyterorum Ordinis, Apostolicam Actuositatem, Optatam Totius, Perfectae Caritatis, Christus Dominus, Unitatis Redintegratio, Orientalium Ecclesiarum y Inter Mirifica.