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¿Está bien desconectar a un familiar que está en coma o muerte cerebral?

Ante casos de coma o muerte cerebral, la Iglesia enseña que la vida es un don sagrado y que desconectar a un paciente no es eutanasia, sino un acto de fe y confianza en Dios, quien determina el momento de la muerte natural.

30 octubre, 2025

Ante situaciones médicas delicadas, como el coma o la muerte cerebral de un ser querido, muchas familias se enfrentan a la difícil decisión de mantener o no los aparatos que sostienen artificialmente la vida. La Iglesia Católica, siempre defensora de la dignidad humana, enseña que la vida es un don sagrado que debe cuidarse desde la concepción hasta la muerte natural. Sin embargo, también advierte que no se deben prolongar inútilmente los tratamientos cuando ya no existe una esperanza real de recuperación.

“En estos casos, desconectar a un paciente no se considera eutanasia, pues no se busca provocar la muerte, sino dejar que esta siga su curso natural, respetando la voluntad de Dios, quien es el único Señor de la vida” explicó el presbítero Joel Ortega Arellano, director de la Dimensión de la Pastoral de la Salud de la Arquidiócesis Primada de México.

Por su parte, el presbítero Manuel Valeriano Antonio, coordinador y docente de de Teología Moral en la Universidad Pontificia, y docente en la Universidad Panamericana, la Universidad Lumen Gentium y la Universidad Intercontinental, subrayó que “la enseñanza de la Iglesia católica para poner fin al dolor no es la muerte, sino la vida, expresada en el cuidado, el amor, la solidaridad y la compañía”.

¿Qué es el estado de coma?

De acuerdo con Mayo Clinic, el estado de coma es una situación prolongada de pérdida del conocimiento. Las causas pueden ser muchas, como un traumatismo en la cabeza, un accidente cerebrovascular, un tumor cerebral, o una intoxicación por drogas ilícitas o alcohol. Un estado grave de pérdida de conciencia en el que una persona no puede ser despertada y no responde a estímulos, como el dolor, la luz o el sonido. El cerebro conserva funciones mínimas; la persona puede seguir respirando por sí misma y tener reflejos básicos. 

¿Qué es muerte cerebral?

En tanto, la muerte cerebral es “Muerte cerebral” es el término médico y legal para la muerte que ocurre cuando el cerebro deja de funcionar. En la muerte cerebral, una lesión o enfermedad causa daño grave y permanente a todo el cerebro y al troco encefálico, que controla la respiración y la frecuencia cardíaca. El cerebro controla sentidos como la vista, el oído y el tacto, y capacidades como la motricidad, de acuerdo con Cleveland Clinic.

Dado que el cerebro impulsa estas funciones esenciales, se considera legalmente que una persona tiene muerte cerebral cuando se le diagnostica muerte cerebral.

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eutanasia

La diferencia entre “permitir morir” y “provocar la muerte”

En un contexto marcado por los debates sobre la eutanasia, la dignidad humana y el final de la vida, ambos sacerdotes explican cuál es la postura de la Iglesia Católica ante decisiones que ponen a prueba la fe, la esperanza y el amor de las familias.

El padre Valeriano, experto en Teología, comentó que la enseñanza principal de la Iglesia es que la vida nunca será un mal; siempre será un bien, y su defensa se hace en términos de justicia, porque la vida es un bien y un valor para todo ser humano.

Por lo tanto, no es lo mismo “permitir morir” que “provocar la muerte”. La primera expresión alude al acompañamiento compasivo y a los cuidados paliativos, cuyo propósito es aliviar el sufrimiento y permitir una muerte natural y digna.

“Permitir morir implica acompañar al moribundo con amor, controlando el dolor y respetando el curso natural de la vida hasta su término”, dice el sacerdote.

Respecto a la segunda, desde el punto de vista canónico, provocar intencionalmente la muerte, aun bajo la intención de evitar el sufrimiento, entra en la categoría moral y jurídica del homicidio, de acuerdo con el Código de Derecho Canónico, estipulado en el título VI de los Delitos contra la vida, la dignidad y la libertad del hombre, en el canon 1397 §1.

El sacerdote asegura que un tratamiento médico puede retirarse cuando se vuelve desproporcionado, es decir, cuando ya no ofrece un beneficio real o curación al paciente. En esos casos, prolongar artificialmente la vida al aplicar tratamientos médicos desproporcionados para pacientes en estado terminal, (aplicar un encarnizamiento terapéutico) no es lícito.

Por otro lado, los cuidados básicos como la hidratación, alimentación, oxigenación o aseo deben mantenerse, salvo cuando agraven la condición del paciente.

“Por ejemplo, si hay retención de líquidos, puede disminuirse la hidratación, siempre valorando el cuadro clínico global”, señaló el padre Manuel Valeriano.

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La mirada médica: eutanasia, muerte digna y cuidados paliativos

La doctora Martha Tarasco Michel, médico foniatra, investigadora y profesora de la Facultad de Bioética de la Universidad Anáhuac, explicó que la eutanasia se define como el acto médico que busca quitar la vida a un paciente que se encuentra al final de su vida, a petición propia o de su familia.

“Puede realizarse por comisión, cuando se administra una sustancia que provoca la muerte; o por omisión, cuando se retira algo necesario para vivir”, precisa.

La especialista indicó que la “muerte digna” se da a través de los cuidados paliativos, cuyo objetivo es aliviar el dolor sin acelerar la muerte. Esto incluye desde terapia física, bloqueos anestésicos y analgésicos, hasta el uso de opioides en microdosis que se ajustan progresivamente, según la respuesta del paciente.

Por otro lado, la eutanasia asistida implica la intervención de un profesional de la salud para administrar una sustancia letal o retirar medidas de soporte vital con el propósito de causar la muerte.

¿Qué ocurre con la voluntad anticipada?

Respecto a la voluntad anticipada, la doctora Tarasco precisa que en México este documento tiene validez siempre que no solicite la eutanasia. Debe realizarse ante notario público y especificar qué tratamientos médicos desea o no recibir una persona en caso de no poder expresarlo en el futuro.

El padre Manuel Valeriano reconoce la validez moral de la voluntad anticipada si ayuda a garantizar un trato digno al paciente y no promueven la eutanasia. Y es que, en algunos países, como Holanda y Bélgica, estos documentos se han usado para legitimar la eutanasia.

Los documentos de voluntad anticipada deben ser flexibles y actualizados constantemente, pues la situación clínica y las posibilidades de curación del paciente pueden cambiar.

El sacerdote destaca la importancia de interpretar correctamente la voluntad del enfermo, considerando el espíritu con el que fue escrita. “Si alguien no desea ser intubado, pero la intubación es necesaria para una cirugía con altas probabilidades de éxito, debe prevalecer la intención de preservar la vida”.

¿Por qué la vida es tan importante para la Iglesia?

El presbítero Manuel Valeriano Antonio explicó que, para la Iglesia, la vida humana tiene un valor sagrado porque es un don que proviene directamente de Dios. “La vida nunca será un mal; siempre es un bien. Su defensa no se hace solo en términos de compasión, sino de justicia, porque la vida es un valor fundamental para toda persona”, señaló.

Añadió que cada ser humano, incluso en la enfermedad o en el sufrimiento, conserva su dignidad, ya que fue creado a imagen y semejanza de Dios. “Por eso la Iglesia no promueve la muerte como solución al dolor, sino que invita a acompañar, cuidar y amar, especialmente cuando la vida se encuentra en su etapa más frágil”, afirmó.

Por su parte, el presbítero Joel Ortega Arellano, director de la Dimensión de la Pastoral de la Salud de la Arquidiócesis Primada de México, destacó que la vida tiene un valor absoluto porque es un don que debe ser custodiado con responsabilidad y amor. “La vida no es propiedad de nadie; nos ha sido confiada. Por eso la Iglesia la defiende en todas sus etapas, desde el inicio hasta su fin natural”, expresó.

Precisó que defender la vida no significa prolongarla a cualquier costo, sino reconocer su dignidad y acompañarla con respeto y esperanza. “Cuidar la vida también implica aceptar sus límites y confiar en que Dios es quien la da y quien determina el momento de concluirla. Por eso, cuando ya no hay posibilidad de recuperación, permitir que la muerte llegue naturalmente no es un abandono, sino un acto de fe”, subrayó.



Autor

Periodista con más de 20 años de trayectoria, titulada de la Escuela de Periodismo Carlos Septién García. A lo largo de su carrera ha colaborado en reconocidos medios nacionales como Milenio, El Gráfico de El Universal, Revista Alto Nivel y Desde la fe, entre otros. Su trabajo se ha enfocado en temas sociales, culturales y de interés humano, con un compromiso constante por informar con profundidad y sensibilidad.