7 de noviembre: la Iglesia católica celebra a San Ernesto
El 7 de noviembre es la fiesta litúrgica de San Ernesto de Zweifalten, abad que desjó su monasterio para acompañar a los cruzados como su capellán.
En los siglos de las Cruzadas, cuando la fe y la valentía caminaban juntas por los senderos de Tierra Santa, surgieron hombres dispuestos a entregar su vida por Cristo. Uno de ellos fue San Ernesto de Zwiefalten, abad benedictino alemán que dejó su monasterio para acompañar a los cruzados como capellán, llevando consigo la esperanza del Evangelio en medio del conflicto.
Su historia, marcada por la fidelidad, el servicio y el martirio, nos recuerda que la verdadera victoria del cristiano no está en las batallas ganadas, sino en la perseverancia de la fe hasta el final.
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¿Quién fue San Ernesto de Zwiefalten?
No se tienen datos exactos de su fecha de nacimiento, pero se sabe que nació en Alemania en el siglo XII.
El joven Ernesto vivió plenamente la época de la primera Cruzada (1099), que fue la que permitió abrir nuevos caminos para los lugares santos a todos los peregrinos y la fundación de 4 pequeños estados cristianos en tierras del Islam: Jerusalén, Antioquía, Edesa y Trípoli.
Durante las 4 Cruzadas que intentaron recobrar los lugares santos para el cristianismo y garantizar el paso libre de los peregrinos, era frecuente que los caballeros estuvieran acompañados de capellanes. Uno de ellos fue San Ernesto, quien en su juventud se convirtió en monje de la abadía benedictina mixta de Zweifalten, en Alemania, y donde durante seis años permaneció como Abad (1141-1146).
En este monasterio, fundado en 1089 por los condes Kuno y Liutold, había 70 religiosos de coro, 130 hermanos conversos y 62 monjas en tiempos de San Ernesto.
En 1146, San Ernesto presentó su renuncia como abad para acompañar a los cruzados. Al año siguiente se sumó al ejército alemán que estaba dirigido por el emperador Conrado IV, y al despedirse de sus hermanos religiosos, expresó su incertidumbre por volver con vida.
En efecto, la segunda cruzada (1147-1149), predicada por Bernardo de Claraval, fue un desastre y de los 200 mil hombres y mujeres que partieron hacia el Oriente, solo regresaron unos cuantos, y Ernesto estuvo entre los que no volvieron.
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Martirio
Aunque no se sabe con precisión la fecha y el lugar donde murió, se supone que lo llevaron prisionero hasta La Meca donde trataron de convertirlo al Islam, lo cual el rechazó, razón por la que fue martirizado y ejecutado por los sarracenos.
No hay duda de que fue mártir en manos de musulmanes y por ello está considerado como santo en la Iglesia Católica, cuya fiesta litúrgica es el 7 de noviembre.
Ernesto significa perseverante o tenaz, y en la abadía donde fue abad se conserva una estatua que lo representa, y está ubicada en el altar de San Esteban.
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