¿Qué debemos hacer para prevenir el abuso infantil?

La protección de los niños frente a los abusos de los que pueden ser objeto es una tarea que asume la sociedad toda como parte del deber de garantizar los derechos de la infancia. Esta protección implica una aproximación interdisciplinaria y aúna en un mismo esfuerzo los saberes y experiencias de múltiples áreas científicas y humanas.

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Tanto la pedagogía, la psicología, la ciencia jurídica, la política, el diseño edilicio, la asistencia social, como otros ámbitos del conocimiento ponen sus adelantos al servicio de esta noble misión. Todos tienen algo que aportar, ya que se trata de generar ambientes seguros para la niñez, y ello es una tarea muy amplia.

Los niños estarán protegidos y cuidados si todos los adultos con los que entren en contacto son conscientes de su rol protector y garante. Para ello se requieren instancias adecuadas de concientización y formación de estos últimos. Deben conocer los indicadores que puede presentar un niño víctima de abuso y conocer qué se espera de él en caso de detectarlos. También tendría que estar capacitado para escucharlo apropiadamente si éste desea realizarle una confidencia al respecto. Y actuar de modo eficaz y protector. 

¿Cómo proteger a los niños y niñas del abuso sexual?

Los niños estarán protegidos si quienes cumplen una función de cuidado hacia ellos reúnen los mejores requisitos de idoneidad; y ello implica prácticas asociadas de selección y capacitación responsable de esas personas, sin descuidar a nadie.

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Los niños estarán protegidos si poseen un nivel aceptable de autoestima y hábitos elementales de comunicación, capacidad crítica y autonomía acorde con su etapa de desarrollo, acompañados y guiados en este camino por sus padres y adultos protectores.

Los niños estarán protegidos si la normativa que se genera en las instituciones se centra en el interés superior de la infancia y establece medidas que tienen en cuenta en primer lugar sus derechos y bienestar. Para ello también deben generarse códigos de conducta obligatorios para todos, de modo de establecer límites apropiados que promuevan los derechos de todos y eviten incomodidades y situaciones ambiguas. Es necesario que, quienes transgredan esta normativa, tengan una sanción apropiada que los ayude a cobrar conciencia de la importancia de sus directivas.

Los niños estarán cuidados si cada espacio en el que ellos participen se encuentra preparado y pensado con amor por quienes están a cargo de su protección.

Los niños, finalmente, estarán protegidos cuando la prevención y el cuidado se vuelvan cultura. Una cultura respetuosa y protectora, capaz de acoger a todos y generar condiciones que permitan el desarrollo armónico de cada uno, posibilitando su apertura al conocimiento de Dios y a una relación sana, confiada y segura con los demás.

Ojalá algún día la mentalidad protectora de la niñez se imponga en todos los ámbitos de la sociedad, con naturalidad y sin ningún esfuerzo. Sólo entonces los niños estarán protegidos y podrán gozar de un ambiente seguro.